Existe un mito fiscal muy común entre los políticos en Estados Unidos, sean demócratas, republicanos o independientes: los migrantes indocumentados y trabajadores sin permiso cuestan más de lo que aportan y no pagan impuestos. Sin embargo, un estudio realizado por un centro de investigación refuta con cifras concretas esta creencia.
En su informe “Pagos de impuestos de los trabajadores inmigrantes”, el Instituto de Impuestos y Política Económica (ITEP, por sus siglas en inglés) sostiene que los indocumentados sí pagan impuestos, y de hecho, contribuyen a tasas mucho mayores, tanto en términos relativos como absolutos, que cualquier otro segmento productivo en Estados Unidos.
Según su más reciente informe, basado en datos del IRS (la agencia fiscal de EE. UU., equivalente al SAT mexicano), el ITEP indica que los inmigrantes indocumentados abonan, entre otros, impuestos sobre la renta, sobre las ventas y sobre la propiedad, que son los conceptos que más aportan a las contribuciones en el país.
El estudio del ITEP, presentado hace unas semanas, menciona que los inmigrantes indocumentados pagaron casi 100 mil millones de dólares en impuestos federales, estatales y locales en 2022.
La ironía de esta situación, además de que muchos piensan que los inmigrantes indocumentados son una carga fiscal absoluta, es que a millones de estos trabajadores se les excluye realmente de los programas que ellos financian con sus contribuciones.
Entre los programas sociales que los indocumentados ayudan a financiar, pero a los cuales no tienen acceso, están Medicare, el Seguro Social y el Seguro de Desempleo. Es decir, los inmigrantes indocumentados no tienen derecho a inscribirse en estos programas sociales ni a recibir sus prestaciones periódicas.
Tanto el ITEP como New American Economy, instituciones que promueven una agenda progresista más cercana a los postulados del Partido Demócrata, afirman que en cuestiones fiscales los inmigrantes indocumentados están en una situación desventajosa, ya que no solo perciben menores ingresos en sus trabajos (con salarios muy reducidos por ser parte de una fuerza laboral con pocas posibilidades de luchar por mejores condiciones), sino que, a diferencia de los trabajadores legales, no pueden solicitar devolución de impuestos. Por lo tanto, en última instancia, los inmigrantes ilegales pagan más impuestos que la inmensa mayoría de los estadounidenses si se consideran los beneficios sociales que no reciben y el impacto en su cheque de cada semana o fin de mes.
Según el ITEP, “En 40 estados, los inmigrantes indocumentados pagaron tipos impositivos más altos que el 1% de la escala de ingresos más alta de esos estados”.
Además, el ITEP sostiene que EE. UU. está dejando ir una oportunidad enorme de obtener más recursos si se permitiera que los trabajadores indocumentados tramitaran y obtuvieran permisos de trabajo. Ese ingreso adicional para el erario podría superar los 40 mil millones de dólares, adicionales a los 100 mil millones que los indocumentados ya aportan.
Hallazgos del ITEP:
- Los inmigrantes indocumentados pagaron 96 mil millones de dólares en impuestos federales, estatales y locales en 2022. La mayor parte de esa cantidad, 59 mil millones de dólares, fue pagada al gobierno federal, mientras que los 37 mil millones restantes se pagaron a los gobiernos estatales y locales;
- Los inmigrantes indocumentados aportaron impuestos federales, estatales y locales por un valor de 8,889 dólares por persona en 2022. En otras palabras, por cada millón de inmigrantes indocumentados que residen en el país, los servicios públicos reciben casi 9 mil millones de dólares en ingresos fiscales adicionales; y
- Más de un tercio de los impuestos pagados por los inmigrantes indocumentados se destinan a impuestos sobre nóminas dedicados a financiar programas a los que estos trabajadores tienen prohibido acceder. En 2022, los inmigrantes indocumentados pagaron 25 mil 700 millones de dólares en impuestos de la Seguridad Social, 6 mil 400 millones de dólares en impuestos de Medicare y mil 800 millones de dólares en impuestos del seguro de desempleo.
La narrativa del abuso
La afirmación de que los inmigrantes indocumentados no pagan impuestos es conveniente para quienes justifican políticas antiinmigrantes o que buscan restricciones a la inmigración.
Donald Trump, quien compite por tercera vez en una contienda presidencial y que ya ocupó la Casa Blanca en 2016, perdiéndola en 2020, es uno de los principales promotores de esta retórica. En julio de este año, Trump volvió a acusar a la administración Biden de abrir las puertas del sistema social de EE. UU. a millones de indocumentados que, según él, se dedicarán a “destruir nuestro Seguro Social”.
Sin embargo, como señala New American Economy, los indocumentados aportan miles de millones de dólares al año al financiamiento del Seguro Social. De hecho, afirma este think tank, si se deportaran a los indocumentados como ha prometido Trump, el impacto al Seguro Social sería devastador, dada la falta de recursos que los 12 millones de trabajadores sin permiso aportan.
La narrativa de que los inmigrantes no pagan impuestos es peligrosa, no se basa en hechos y puede ser perjudicial para la economía estadounidense, además de exponer a millones de trabajadores a abusos y a enfrentar enfermedades, desempleo o situaciones de riesgo sin una red de protección social, a pesar de que pagan con sus esfuerzos y con dinero constante y sonante.