El pastel latino de Kamala Harris

26 de Diciembre de 2024

Alejandro Ángeles
Alejandro Ángeles
Experto en el mercado latino de EU y ha sido fundador de diversos medios para México y Latinoamérica.

El pastel latino de Kamala Harris

Alejandro Ángeles

Los gringos tienen un dicho que, traducido, sería algo así como: “No puedes tener el pastel completo y comértelo”. El significado es: no puedes dos cosas al mismo tiempo, o eres o no eres.

Esto viene a cuento por las recientes posturas de Kamala Harris en torno a su percepción de lo que sucede en la frontera (tema seguridad nacional) y la migración (tema humanístico y económico).

En ambos temas, la frontera y la migración, la candidata del Partido Demócrata a la presidencia de Estados Unidos se ha presentado como una figura política que pretende resolver o aliviar una crisis que afecta los intereses de su país y los de América Latina (empezando con México) y generar certezas en políticas públicas para millones de latinos, empezando con el fardo que implica la migración.

Lo de querer tener el pastel completo se nota en los recientes anuncios que la campaña de Kamala ha producido y publicado en los cuales a la actual vicepresidenta y acompañante de Joe Biden en la Casa Blanca se le pinta como una feroz fiscal que en California enfrentó a las bandas criminales que trafican drogas en la frontera.

“Como fiscal en un estado fronterizo, Kamala Harris se dedicó a investigar y encarcelar a miembros de los carteles de la droga”, dice un video promocional de la campaña. Ya como vicepresidenta, continua el anuncio, Harris promovió las iniciativas más fuertes para controlar la frontera que se hayan visto en décadas”.

Para cerrar estos 30 segundos de proselitismo, se ofrece esta propuesta: como presidenta, Harris “enrolará a miles de agentes fronterizos adicionales y reforzará el combate al tráfico de fentanilo y la trata de personas”.

El remate del promocional (se puede ver aquí: https://t.ly/zgoRq) no tiene desperdicio: “Arreglar la frontera es duro, pero también lo es Kamala Harris”.

Por otro lado, el pastel de Harris lo complementa lo que los latinos se han acostumbrado a ver en ella: alguien que entiende la lucha de los inmigrantes, que valora lo que aportan a EE.UU. y lo que necesitan para progresar: apoyo en educación y financiamiento para miles de empresas que cada año crea esta comunidad de más de 62 millones de personas.

Por lo pronto, el discurso ha funcionado a favor de Kamala Harris en cuanto a su relación con algunos sectores de votantes latinos. Por ejemplo, en lo que va de la administración Biden, la vicepresidenta ha viajado miles y miles de kilómetros para visitar universidades latinas dentro del programa “Fight for Our Freedom College Tour”, que incluye conferencias y entrevistas con funcionarios y estudiantes de escuelas predominantemente negras e hispanas.

En una de sus paradas, en la Florida International University, la institución educativa más grande que atiende a estudiantes hispanos en EE. UU., Harris dijo que es fundamental para su partido “movilizar” a millones de estudiantes de esta comunidad que estarán votando por primera vez y que representan (sobre todo en las entidades conocidas como “battleground states”) la posibilidad de evitar que Donald Trump se vuelva a empoderar.

“¿Quieren ver a Trump de nuevo en la presidencia de esta democracia?”, preguntó Harris en una de sus arengas. “Si su respuesta es no, todo lo que tienen que hacer es salir a votar en noviembre e impedirlo”.

El haber visitado universidades y comunidades hispanas al parecer le ha funcionado a Harris, toda vez que las más recientes encuestas señalan que el Partido Demócrata está recuperando terreno en cuanto a preferencias electorales, algo que Biden había dilapidado en los últimos meses.

Ejemplo de ello es el sondeo más reciente de Somos Votantes y BSP Research que señalan que Harris mantiene una ventaja de 18 puntos sobre Trump en estados donde la pelea por los votos entre demócratas y republicanos es palmo a palmo. Por ejemplo, la vicepresidenta tiene 55% por ciento de la intención de voto en Arizona, Nevada, Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Georgia y Carolina del Norte, contra 37% de Trump. Esos estados, junto con Florida y Ohio, son considerados como ‘battleground’ y los expertos en elecciones dicen que son los que definen el resultado de la elección.

En noviembre de 2024, el universo de potenciales votantes entre los latinos suma 36.2 millones, de acuerdo con el Pew Research Center, una cifra que representa 14.7% de todo el padrón electoral y que refleja uno de los ámbitos de subrepresentación de esta minoría ya que en términos poblacionales son casi 20% de todos los estadounidenses.

A pesar de ese reto, Kamala Harris está convencida de que puede allegarse en mayor medida el voto latino. Esta minoría representa, si todos ellos votan, 36.2 millones de votos. Si se suman los negros y los asiáticos (no hay que olvidar las raíces indias de Kamala Harris), se habla de más de 85 millones de personas o más de 35% del universo de potenciales electores. Es obvio que no todos votarían, y de los que sufraguen, no todos lo harían por la abanderada demócrata.

Ese crisol tiene muchas aristas que atender. Los intereses de los negros y los asiáticos difieren mucho de los de los latinos e hispanos e inclusive entre esta comunidad, hay posturas muy encontradas (la derecha cubana en Florida, los liberales en Illinois, los nativistas en Nuevo México) con visiones muy variadas sobre temas migratorios y fronterizos. El reto entonces para Kamala será tener su pastel y comerse todas las rebanadas. ¿La dejará Trump?