La cámara nos presenta el ya conocido escenario de Atypical Te Ve: una mesa blanca de exterior con diversos bocadillos y cafés para degustar. De fondo, un predominante verde con plantas de variadas formas y tamaños, permitiendo que Carlos Alazraki destaque en primer plano mientras se dirige a su audiencia.
En Atypical, Carlos y sus acompañantes suelen debatir sobre los errores y vicios del Gobierno federal actual. A su juicio, se trata de uno de los peores gobiernos en la historia de nuestro país. Siguiendo detenidamente las emisiones del programa, podríamos encontrar la crónica de una muerte anunciada: no había forma de que Morena se mantuviera en el poder.
Todo parecía ir mal: la economía en declive, programas sociales ineficaces, el enojo y frustración de la mayoría de la población, y encuestas engañosas sobre la aprobación presidencial. Ante este panorama, días antes del 2 de junio, las voces de Atypical aseguraban que la candidata del PRIAN ganaría por abrumadora mayoría; el mal sueño terminaría y se restauraría el estado natural de las cosas.
La realidad no se ajustó a sus expectativas. Como ejercicio postelectoral, varias figuras y celebridades de la derecha se han reunido en la mesa de Carlos Alazraki para analizar en detalle el fallo en sus pronósticos.
En la emisión que nos ocupa, Carlos tiene un invitado especial: Marko Cortés, dirigente nacional del PAN, quien en las últimas semanas ha emprendido una gira de medios para explicar los resultados de la reciente jornada electoral y el futuro de su partido. Carlos Alazraki admite su error. Frente a la cámara y junto a su invitado, expone que dedicó tiempo y espacio para advertir a la gente sobre los peligros de una dictadura y del totalitarismo, sin darse cuenta de algo fundamental: su cocinera, a quien aprecia, y sus vecinos no entienden de esas cosas.
“¡Claro! ¡No lo entienden!” reafirma Marko Cortés, sin soltar el tenedor con el que come su plato de fruta.
Qué equivocados están Carlos y Marko. No son más demócratas por asumir que entienden el contenido y alcance de términos como dictadura y autoritarismo. La democracia no se construye a partir del entendimiento profundo de estos conceptos, ni de su discusión teórica en los medios de comunicación.
La democracia no es propiedad de los ilustrados ni de las altas clases sociales. Por el contrario, la democracia en este país se ha construido desde las calles, desde las luchas de aquellos a quienes desprecian.
Tal vez este es el primer problema por el cual no han logrado entender el fenómeno político y social que vive nuestro país. Parten de un diagnóstico equivocado. Se han asumido guardianes del concepto de “democracia” que dicen entender teóricamente, pero con el cual no coinciden en la práctica. No conciben que su voto valga lo mismo que aquellos que no entienden, que no leen sus columnas y que no ven sus programas de televisión.
Se asumen distintos y superiores, por eso no tienen problema en hacer este tipo de distinciones públicamente. Tal vez, contrario a lo que dice Alazraki, quien no entiende es él; no entiende de democracia.