En sus 86 años de historia, Petróleos Mexicanos (Pemex) sólo ha tenido dos académicos y expertos petroleros al frente de su Dirección General. El primero fue el ingeniero Antonio Dovalí Jaime, quien vivió el auge petrolero de México en los 70.
Y 54 años después, el segundo director con ese perfil será Víctor Rodríguez Padilla, quien fue designado por la presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo para estar al mando de la empresa productiva del Estado durante su gobierno.
Los contextos y desafíos en ambos casos son incomparables. Al ingeniero Dovalí, cuyo nombre enmarca la biblioteca principal de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), le tocó el descubrimiento de importantes yacimientos en Chiapas y Tabasco, incluido el histórico Complejo Cantarell en la Sonda de Campeche.
Mientras que los retos crecientes de una empresa que aún carga con una importante deuda financiera y que requiere de un mayor impulso para que repunte en sus niveles de producción, son parte del panorama con el que en los próximos días asumirá el timón el doctor en Economía de la Energía por la Universidad de Grenoble, Francia, Víctor Rodríguez Padilla.
“Pemex no es una empresa muerta, ni está tan mal como piensan”; con esa convicción, el también físico y maestro en Ingeniería Energética por la UNAM asumió el reto para que las empresas energéticas del país, en conjunto con la Secretaría de Hacienda, consoliden el plan del próximo gobierno de “fortalecer la soberanía energética”, como señaló la presidenta electa, Claudia Sheinbaum.
Para Fabio Erazo Barbosa Cano, profesor-investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, la designación de Víctor Rodríguez en Pemex, así como de Luz Elena González Escobar al frente de la Secretaría de Energía, son un “mensaje tranquilizante” para el sector energético.
Víctor Rodríguez “es un experto, un científico, un conocedor y está pensando en grandes cambios, en una reorientación de Petróleos Mexicanos para hacerlo partícipe de nuevas industrias”, destacó el académico.
En ese sentido, toman relevancia las áreas de oportunidad y los objetivos que el propio Rodríguez Padilla trazó en sus primeras declaraciones, luego de haber sido designado oficialmente el lunes pasado.
Entre éstas, destacó el impulso de la transición energética con fuentes renovables, para que Pemex desarrolle proyectos de energía solar y eólica, así como incursionar en la exploración y explotación de litio.
“Mientras hacemos la transición energética, todo lo que venga en aumento de la demanda de energía va a ser renovable, vamos a hacer un esfuerzo mayúsculo, grande, en desarrollar las fuentes renovables de energía, todas las que podamos hacer y Pemex va a jugar un papel fundamental”, subrayó Rodríguez Padilla, quien es miembro fundador del Observatorio Ciudadano de la Energía, del que también formó parte la presidenta electa, Claudia Sheinbaum.
Un rescate a cuestas
Aunque destacó como “una excelente noticia para los mexicanos” la llegada de Víctor Rodríguez a Pemex, Barbosa Cano reconoció el panorama adverso con el que el autor de una serie de tres libros sobre la reforma energética en México asumirá la dirección de la empresa.
“Va a recibir una serie de dificultades, de dilemas, de problemas”, señaló Fabio Barbosa en referencia a la meta de producción que se tiene prevista, de 1.8 millones de barriles al día, pues aseguró que en los últimos 20 años se ha mantenido una tendencia a la baja, con una producción de 1.4 millones de barriles diarios.
“Esa producción viene cayendo inexorablemente día con día, y ya no va a revertirse esta declinación; ya no se están descubriendo yacimientos gigantes. No estamos en una situación en la que vamos a tener otra vez una gran producción y una serie de oportunidades”, refirió el analista.
Lo anterior es reflejo del diagnóstico con el que el propio Rodríguez Padilla asumió la encomienda. “Nos entregaron una empresa devastada, una empresa en ruinas, refinerías cayéndose a pedazos, que afortunadamente se han restituido y estamos en procesos de aumentar su capacidad”, dijo en el anuncio de su nombramiento.
En ese sentido, el también profesor de posgrado en Ingeniería de la UNAM y miembro del Sistema Nacional de Investigadores destacó como “fundamentales” los objetivos de “estabilizar la situación financiera y financiar los proyectos del futuro” de la empresa.
Lo anterior, dijo, con base en el mejoramiento del sistema nacional de refinación; el aumento de la producción de combustibles “cada vez más limpios”; el limitar las importaciones para alcanzar la “autosuficiencia”, y el continuar pagando “puntualmente los compromisos de la deuda”, entre otras acciones.
Al respecto, el académico Fabio Barbosa, quien recientemente participó en el foro El futuro de la energía en México, avances y desafíos hacia la sostenibilidad, en el Senado de la República, destacó la relevancia de redoblar esfuerzos que amplíen la participación de Pemex en la generación de otras fuentes energéticas, bajo un modelo más soberano y sustentable.
Herencia de un saqueo
Uno de los puntos centrales que no dejó de lado Víctor Rodríguez fue el endeudamiento de Pemex, el cual reconoció que alcanzó los 130 mil millones de dólares, un fenómeno que especialistas atribuyen a una herencia del pasado.
Sobre ese punto, Fabio Barbosa subrayó que un aspecto que ha quedado en evidencia en el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador es que la “enorme deuda” que arrastran las empresas energéticas se deriva de ineficiencias y “contratos leoninos” adquiridos en administraciones anteriores.
Un ejemplo lo representa el hecho de que en el sexenio anterior se compró el doble del gas natural del necesario para la industria, lo cual generó “una penalización a Pemex por ese volumen excesivo, y al mismo tiempo los gasoductos quedaron en parte vacíos”, señaló Fabio Barbosa.
Y agregó: “Efectivamente es una deuda enorme, pero es una deuda maquinada, planeada para ir saqueando, debilitando a Pemex y a la Comisión Federal de Electricidad a través de estos contratos leoninos”.
En concreto, puntualizó Barbosa, “este asunto de los gasoductos representa un tercio de la deuda actual de Pemex, por eso la califico como una deuda espuria, que se debe examinar a fondo, porque significa una sangría de recursos constante”.