Tercer debate presidencial: candidatos intercambian acusaciones por crimen organizado y corrupción
En el encuentro, la candidata de PAN-PRI-PRD, Xóchitl Gálvez, aseguró que el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, es investigado en Estados Unidos por “huachicoleo fiscal”
Tlatelolco, donde hace 56 años las fuerzas federales asesinaron a estudiantes, fue el escenario del tercer y último debate presidencial. La historia del lugar sirvió para que los candidatos cruzaran acusaciones por autoritarismo y corrupción, mientras que el tema de inseguridad y crimen organizado destapó una presunta investigación del gobierno de Estados Unidos en contra del dirigente nacional de Morena, Mario Delgado.
A diferencia de los encuentros pasados, en este debate los aspirantes dieron más propuestas, pero no pudieron evitar los señalamientos. A su llegada, el equipo de campaña de Xóchitl Gálvez, abanderada del PAN-PRI-PRD, dijo que la candidata iba a sorprender… y lo hizo.
De pronto sacó un cártel titulado “huachicol”. Reveló que agencias de seguridad de Estados Unidos investigan a Mario Delgado porque en 2019 se asoció con el empresario Sergio Carmona, vinculado con el crimen organizado y asesinado en 2021. El negocio, dijo, era el contrabando de gasolina y diésel.
“El negocio consistía en meter gasolina de Estados Unidos a México sin pagar impuestos, para ello nombraron a Julio Carmona, hermano de Sergio Carmona, administrador de la aduana de Reynosa. Este negocio provocó un quebranto de 700 mil millones de pesos de impuestos al SAT. Entraron 150 millones de barriles de gasolina y diésel ilegal. Carmona se volvió el financiador de campañas de Morena hasta su muerte, en 2021. Julio Carmona huye a Estados Unidos y se vuelve testigo protegido”, enfatizó.
“¿Ahora entienden por qué le llamé narcopartido a Morena?”, lanzó la candidata de la alianza Fuerza y Corazón por México.
La acusación fue considerada como “palabrería” por Claudia Sheinbaum, abanderada de Morena-PT-PVEM, quien negaba con la cabeza y esbozaba una leve sonrisa. La morenista había avisado que evitaría la confrontación, pero también atacó ante lo que calificó como “calumnias”.
“El PRIAN tiene más gobernadores prófugos que en funciones, estos sí son hechos, lo demás es palabrería”, enfatizó la morenista con un cartel en mano en el que se veía la imagen de exgobernadores del PRI detenidos como Javier Duarte, Mario Marín, Roberto Borge, Mario Villanueva, Tomás Yarrington, César Duarte y Roberto Sandoval. Mientras que la cara del exgobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, tenía la leyenda de “prófugo” y la del exgobernador panista de Sonora, Guillermo Padrés, decía: “vinculado a proceso”.
“A los gobernadores se los llevan de embajadores”, lanzó Xóchitl Gálvez, quien recalcó que como presidenta no le daría embajadas a los mandatarios estatales.
Jorge Álvarez Máynez, candidato de Movimiento Ciudadano, quien insistió en su estrategia en contra de Gálvez y su relación con el expresidente Vicente Fox, exclamó que es difícil creerle a la candidata “del PRIAN” que no pondrá a corruptos en las embajadas cuando su coalición electoral los colocó en los primeros lugares de las plurinominales al Congreso.
Gálvez ignoró la mayoría de las veces a Máynez y se concentró en la morenista. De pronto sacó el libro de La Heredera, de Anabel Hernández, donde, dijo, se establece que los testigos protegidos que tienen al exsecretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, en la cárcel, también aseguran haberle dado dinero al presidente Andrés Manuel López Obrador para campañas políticas.
“Aquí dice claramente cómo la señora Sheinbaum y su secretario, recibieron sobornos, recibieron droga. Eso lo dice el libro, eso tendría que aclararlo. Y como me va a decir que presente la denuncia, pues ya la presenté”, exclamó, mientras mostraba la carátula de la denuncia.
Sheinbaum seguía negando con la cabeza. En su momento contestó: “Nada más decir que las fuentes de ese libro, yo creo que son mejores las del libro de La Reina del Sur de Pérez Reverte, o mejor le recomiendo ciencia ficción, por qué no lee a Ray Bradbury, Fahrenheit 451, o de plano Crónicas Marcianas”.
Pero el tema de seguridad no fue el único que dio pie a la confrontación, también el de justicia social. Gálvez echó en cara a Sheinbaum que durante la pandemia por Covid-19 se pudo haber evitado la muerte de 300 mil personas pero hubo ineptitud e incapacidad del gobierno.
“La ciudad que peor manejó la pandemia es la Ciudad de México, eso está claro, se perdieron cuatro años de esperanza de vida. Reconócelo, en lugar de pedir el voto, deberías de pedir perdón”, enfatizó.
“No, bueno, es que quien dice mentiras en realidad se habla al espejo”, respondió la morenista.
La independencia del Poder Judicial fue otro de los temas fuertes que provocó acusaciones. Los tres candidatos se pronunciaron por una reforma para el Poder Judicial.
“Por supuesto que sí impulsaría una reforma. Me parece que lo que hemos visto los últimos días con el caso del exministro Zaldívar, donde como presidente de la Corte estaba al servicio del actual Presidente de la República, me parece inaceptable. Me parece inaceptable que la señora lo tenga en su equipo, por cierto”, lanzó la candidata de la alianza Fuerza y Corazón por México.
Tocó el turno de Sheinbaum: “Perdón, pero la Presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación amagando a los magistrados del Tribunal Electoral, para reunirse en lo oscurito con Alito, eso no es división de poderes. Lo que nosotros queremos es una Suprema Corte de Justicia de la Nación, un Poder Judicial que responda a la Nación y que responda a los intereses del pueblo de México y que haga su función y no se dedique a las politiquerías”.
El debate se llevó a cabo en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, así que los candidatos hablaron de la matanza de estudiantes en 1968.
“Vamos a hablar de autoritarismo, la representación del 68, del 71, de Atenco, de Aguas Blancas, de Nochixtlán, eso sí es autoritarismo. Nosotros, democracia”, destacó Sheinbaum, quien, además, cerró el debate haciendo diferencias entre el proyecto del “PRIAN” y el de la 4T.
“Es una ironía del destino que el día de hoy, el PRIAN esté en la sala de la memoria de la masacre de 1968 y es que en realidad ellos son la corrupción, nosotros somos la honestidad. Ellos son el autoritarismo, nosotros somos la democracia; ellos son la represión, nosotros somos la libertad; ellos son los privilegios, nosotros el bienestar y los derechos; ellos son el saqueo, nosotros la defensa del patrimonio nacional; ellos son la mentira, nosotros somos la verdad; ellos son los fraudes electorales, nosotros somos las elecciones libres; ellos son el clasismo y el racismo, nosotros somos el humanismo; ellos defienden a unos cuantos, nosotros al pueblo de México; ellos son el pasado, nosotros somos el presente y el porvenir”, concretó.
Xóchitl Gálvez dijo que no hay nada más autoritario que un presidente como López Obrador que nunca le abrió las puertas a la oposición, pero sí fue seis veces a Badiraguato.
“Yo sí me voy a sentar con todos, voy a ser una presenta daltónica, con los guindas, con los rojos, con los verdes, con los amarillos, con los naranjas, con los azules, con todos, porque somos un país plural”, exclamó.
Los tres candidatos salieron con sonrisas, entre las porras de la plana mayor de los partidos que los impulsan a la Presidencia de la República.
Claudia Sheinbaum en esta ocasión fue respaldada por los líderes sindicales Pedro Haces y Napoleón Gómez Urrutia. Máynez invitó a Luis Donaldo Colosio Riojas.
Xóchitl Gálvez exclamó: “¡Voy a ganar como ganó el Cruz Azul hoy!”.
Antes del debate, los simpatizantes de Morena y Sheinbaum fueron los protagonistas. Esperaron al presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno, para insultarlo.
“¡Culero!, ¡traidor!”, se escuchaba entre la rechifla. Mientras el priísta sonreía y levantaba la mano para saludarlos.
“Nos dan más ánimo, eso significa que va extraordinariamente bien la campaña”, dijo, y calificó a los simpatizantes de la 4T como “fanáticos, aplaudidores”.
Otra que fue abucheada fue la senadora del PAN, Kenia López Rabadán, quien llegando sólo sonreía ante los gritos, se paró enfrente de quienes le gritaban groserías, les mandó muchos besos, les hizo un corazón con las manos y les envío abrazos.
A Marko Cortés también le gritaban “traidor, ladrón”; él simplemente los ignoró y les dio la espalda.
Los panistas y priístas esperaron a que llegara Santiago Taboada, candidato a la jefatura de gobierno de la Ciudad, para arroparlo porque sabían que los simpatizantes de Morena lo estaban esperando para abuchearlo. Taboada llegó sonriente, dio una breve entrevista y entró al Centro Cultural.
El que se llevó los piropos de los simpatizantes fue Omar García Harfuch y el más abrazado y consentido por los presentes fue el excanciller Marcelo Ebrard, quien bajó de su vehículo y se acercó con las personas a sacarse fotografías.
LEO