Terapia psicodélica, ¿la cura para el alma?

6 de Octubre de 2024

Terapia psicodélica, ¿la cura para el alma?

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Investigadores consideran que para evaluar la eficacia de sustancias como el LSD o la psilocibina es necesario incluir conceptos tradicionalmente relegados por la ciencia, como el misticismo y el espíritu

El pasado mes de mayo se llevó a cabo un evento inusitado en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), institución que tiene un gran prestigio por la cantidad y la calidad de la investigación que genera: el simposio Cultivando conexiones: la medicina ecológica se encuentra con las terapias psicodélicas.

Organizado por el Instituto Semel para la Neurociencia, el encuentro fue una muestra de que la investigación va emparejada con el considerable aumento de la cantidad de personas que, para aliviar problemas de depresión o ansiedad, recurren a tratamientos con sustancias psicodélicas como el ácido lisérgico (LSD), la psilocibina, el cannabidiol (CBD) o con preparados como la ayahuasca.

Después de algunos estudios en los años 50 y 60, la investigación sobre los psicodélicos era mal vista en la academia, lo cual ha cambiado en los últimos años, y ahora parece que apunta en una dirección inusitada en las neurociencias.

La información de pruebas con psicodélicos que hay hasta ahora se ha calificado, dependiendo de los autores, como que “no es concluyente”, pues parece tener que recurrir a elementos difíciles o hasta imposibles de cuantificar desde un punto de vista científico.

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Alma y mente no son lo mismo

La palabra psicodélicos fue inventada por el psiquiatra Humphry Osmond en 1957, cuando buscaba un sustituto para “psicomiméticos”, que era la que se usaba entonces para las sustancias que se consideraba que simulaban condiciones de deterioro de la salud mental y ataques psicóticos.

Osmond se refería sólo a las sustancias que, como el LSD y la mescalina, producían “cambios en los pensamientos, la percepción, el estado de ánimo y a veces la postura”, y excluía a otras, como la cocaína, sus derivados, y analgésicos, anestésicos e hipnóticos.

Las primeras sustancias, añadió, tenían “más que importancia médica, pues alcanzaban a tocar los campos de la psicología, sociología, filosofía, arte y hasta la religión”. Así, Osmond propuso psicodélico, que se compone de las raíces griegas “psique”, que significa alma, espíritu o aliento vital, y “deloun”, que es manifestación o revelación.

Experiencia espiritual

En el encuentro en UCLA también se presentó Louie Schwartzberg, creador de la película Fantastic Fungi, en la que se da seguimiento a pacientes con cáncer que, en un estudio de tratamiento con psilocibina, reportaron tener “menos ansiedad, menos depresión, menos preocupación por el dolor, y quizá lo más impresionante, pérdida del miedo a la muerte”.

Una tercera parte de los sujetos del estudio dijo que se trataba de la experiencia espiritual más significativa de sus vidas y 70% reportó que era la experiencia que más les había permitido encontrar sentido a sus vidas.

Entre dobles ciegos y psicoterapistas

Una revisión publicada en 2024 en Current Medical Research and Opinion señala que los hallazgos preliminares de los estudios de fase 2 para analizar la seguridad y eficacia de la psilocibina como posible tratamiento para la depresión “no han sido concluyentes”.

En el otro extremo, un estudio publicado en marzo en la revista PLOS ONE llega a la conclusión de que, para reducir la depresión con terapia asistida por psicodélicos, lo que más importa es una relación sólida entre terapeuta y paciente.

En el encuentro en UCLA hubo afirmaciones difíciles de probar científicamente. Schwartzberg dijo que considera que los psicodélicos son compuestos que constituyen un intento de las plantas y hongos para comunicarse, y son manifestaciones de una “inteligencia de la naturaleza”.

Presti, por su parte, señaló que debemos reconsiderar nuestra relación con la naturaleza y la realidad, y concluyó: “No creo que el marco biomédico definido sea suficiente para contener estos materiales. No estamos en una cultura que esté preparada para estos materiales… espero que respetemos a todas las psiques del planeta y que nos conectemos con la verdadera alma de la Tierra”.

70% de los sujetos de un estudio reportó que tomar psilocibina era la experiencia que más les había permitido encontrar sentido a sus vidas, algo comparable a eventos tan significativos como el nacimiento del primer hijo.