En la bulliciosa Ciudad de México, más allá de sus calles y rascacielos, se esconde un tesoro genómico peculiar que bien podría llamarse el “Arca de Noé" del mundo moderno. En el Centro de Conservación de la Fauna Silvestre de Chapultepec, se encuentra un banco de recursos genómicos único en su tipo, donde reposan congeladas muestras de tejidos, extracciones de ADN y hasta gametos de especies en peligro de extinción.
Este singular banco, conocido cariñosamente como el “Zoológico Congelado”, es una iniciativa de la Dirección General de Zoológicos y Conservación de la Fauna Silvestre. Aquí, más de 2 mil 400 muestras representan a 85 especies diversas, cada una crucial para la conservación y sobrevivencia en un mundo donde la pérdida de hábitat y la cacería amenazan constantemente.
Entre las historias de éxito de este santuario genético destaca la del lobo mexicano, especie emblemática que ha encontrado un refugio vital en los Centros de Conservación de Chapultepec, San Juan de Aragón y Los Coyotes. Gracias al esfuerzo binacional México-Estados Unidos, se han registrado 190 crías nacidas en cautiverio, un hito significativo para una especie que aún se enfrenta al peligro de extinción.
En San Juan de Aragón, han llegado al mundo 124 cachorros en 30 camadas, mientras que Chapultepec y Los Coyotes han acogido a 38 y 28 crías respectivamente. Este programa no solo celebra el nacimiento de nuevas generaciones, sino que también representa un avance tangible hacia la recuperación de una especie icónica de nuestra tierra.
Los zoológicos modernos no solo son lugares de entretenimiento, sino bastiones de esperanza para especies en riesgo. A nivel global, el 25% de los vertebrados que han mejorado su situación frente a la extinción lo han logrado gracias a iniciativas como esta. El lobo mexicano, con su papel vital en el ecosistema y en la cultura mexicana, es un ejemplo vivo del poder de la conservación cuando se combina el conocimiento científico con la voluntad política y la colaboración internacional. DJ