Uno de los datos personales que nos enseñan desde pequeños debido a su alta relevancia es el tipo de sangre. O positivo, O negativo, A positivo, A negativo, B positivo, B negativo, AB poitivo, AB negativo. La gran mayoría de las personas conocen a qué grupo sanguíneo pertenecen, lo cual es vital para cuando se necesita recibir una transfusión o donar sangre.
Si bien el tipo de sangre que se tiene es el mismo durante toda la vida, hay algunos casos en los que puede cambiar.
Los principales componentes de la sangre son los glóbulos rojos (transportadores de oxígeno), glóbulos blancos (sistema inmune), plasma (líquido con proteínas y sales) y plaquetas (encargadas de la coagulación).
Los genes que se heredan de los padres son los que determinan qué tipo de sangre se tiene.
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A continuación te decimos cuáles son esos casos excepcionales:
-Enfermedades. La leucemia (cáncer en la sangre) y algunas infecciones graves.
-Infecciones. Hay tipos de infecciones que cambian el tipo de sangre, aunque solo lo hacen de manera temporal.
-Trasplantes. El cuerpo de muchos receptores suele adaptarse al tipo de sangre del donante. Hay que señalar que es recomendable que haya compatibilidad en estos procedimientos, aunque no siempre se cumple el requisito.
-Trasplante de médula ósea. Al ser receptor de una médula ósea se puede cambiar el grupo sanguíneo.
Hay que señalar que no todos los cambios en el tipo de sangre son permanentes, la mayoría de ellos son temporales. Es decir, el tipo de sangre original vuelve a predominar en el organismo.
GA
