Por qué nos interesan las imágenes de desastres
La necesidad de información útil, la solidaridad y la curiosidad científica forman parte de la explicación, según un estudio
Podría parecer simple fascinación morbosa o sólamente una atracción a fenómenos llamativos, pero las razones por las que nos podemos pasar horas viendo imágenes y testimonios de los fenómenos meteorológicos extremos, como huracanes y tormentas, son más profundas y complejas.
La @NASA_es capturó estas imágenes desde el espacio del huracán #Beryl 🌪️
— EjeCentral (@EjeCentral) July 2, 2024
La noche del lunes alcanzó la categoría 5 y ya dejó una persona sin vida; se prevé que toque tierra dos veces en #México - https://t.co/bqpZObmkCM pic.twitter.com/zpcneZbEUQ
Un análisis detallado de los comentarios de los espectadores en distintas redes sociales encontró que las personas en el área de desastre discutían temas como los avisos oficiales que habían recibido de los gobiernos sobre riesgos y sobre si debían evacuar o no.
Otras personas participaron en las conversaciones porque tenían una conexión previa con la región afectada y compartieron, por ejemplo, mensajes de esperanza como una forma de mostrar apoyo a los lugares y personas afectadas por el evento. La necesidad de saber más sobre la ciencia de estos fenómenos también fue un factor importante.
La investigación, publicada en la revista Environmental Hazards, se centró en nueve transmisiones en vivo de los huracanes Irma en 2017, Ian en 2022, y las tormentas Dudley, Eunice y Franklin en 2022, que sumaron un total de 65 horas de video que vieron más de 1.8 millones de personas.
Durante ese tiempo, más de 14 mil 300 comentarios fueron dejados por cinco mil cuentas únicas. “Las transmisiones en vivo brindan la oportunidad para que las personas dentro, cerca y lejos del evento interactúen en tiempo real”, dijo en un comunicado Simon Dickinson, investigador de la Universidad de Plymouth y autor del estudio.
En estas conversaciones no moderadas las personas y generan debates sobre los peligros, cómo funcionan y cómo nos afectarán cada vez más en el futuro, agrega Dickinson, y muestran que la gente está interesada en aprender más sobre la ciencia detrás de lo que está sucediendo.
“No son solo espacios de voyerismo catastrófico. Más bien, son espacios de aprendizaje, comunidad y apoyo emocional en un mundo que puede parecer cada vez más volátil”, Simon Dickinson, investigador de la Universidad de Plymouth.
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ML