París se prepara para saturación de transporte durante los Juegos Olímpicos
Los habitantes de la región parisina estudian estrategias para adaptarse a un sistema de transporte público que se anuncia saturado durante los Juegos Olímpicos, aunque muchos no tendrán el lujo de contemplar estas alternativas
Desplazarse en bicicleta, caminar, teletrabajar o simplemente huir de la ciudad. Los habitantes de la región parisina estudian estrategias para adaptarse a un sistema de transporte público que se anuncia saturado durante los Juegos Olímpicos, aunque muchos no tendrán el lujo de contemplar estas alternativas.
“No hay que tener miedo de caminar un poco, es bueno para la salud”. La frase de Valérie Pécresse, presidenta de la región Île-de-France, a la que pertenece París, provocó sorpresa el lunes durante la presentación del plan de transporte detallado para los Juegos Olímpicos, que se celebrarán del 26 de julio al 11 de agosto.
Desde la izquierda, se acusó a la presidenta de no ser consciente de la situación en la que viven los habitantes de los suburbios de la capital, que afrontan largos desplazamientos para trabajar en París.
Pero Pécresse defendió su declaración recordando que “un tercio de los visitantes durante los Juegos tendrán entre 25 y 35 años, por lo que podrían a veces prolongar los trayectos a pie”.
Para los usuarios habituales del sistema de transporte público, la situación es diferente. Numerosas líneas de metro y tren de cercanías estarán sobrecargadas de pasajeros, incluso desaconsejadas algunos días y horas concretas, con el riesgo de tener que esperar más de 15 minutos en los andenes antes de poder acceder a los vagones.
Más teletrabajo
La línea 10 del metro, que atraviesa los barrios acomodados de la capital y termina en la coqueta localidad de Boulogne-Billancourt, es una de las señaladas. Como la 9, no está diseñada para que el público viaje al Parque de los Príncipes y Roland Garros de manera simultánea, sedes en los Juegos del fútbol -el primero- y el tenis y el boxeo -el segundo-.
“Tengo mucho miedo, puede que sea un circo indescriptible”, anticipa Arthur Poly, investigador y profesor de 36 años mientras espera el metro en la estación Motte-Picquet-Grenelle, en el distrito 15 de la capital.
Le tocará trabajar durante los Juegos y su solución será “caminar”. “Puedo tener los horarios que decida, por lo que puedo permitirme a veces caminar, me vendrá bien”, añade este vecino del quinto distrito.
Marie-Claude, jubilada de 73 años y usuaria habitual de la línea 10, se irá a su casa de vacaciones. Y Coline, que trabaja en el sector de la ciberseguridad, optará por el “teletrabajo”.
“Nos lo han recomendado, quizás tengamos que hacer un poco más que lo que hacemos normalmente”, explica, reservándose la opción de salir de la ciudad: “Si me aburro de estar en mi casa”.
"¿Ir adónde?”
Más al norte, el ambiente cambia radicalmente en la línea 13, eternamente saturada. Viaja desde el centro hasta los barrios populares de Seine-Saint-Denis y el Estadio de Francia, que se llenará y vaciará hasta tres veces al día durante los Juegos. Los trabajadores habituales, obviamente, la seguirán utilizando.
"¿Irme de París durante los Juegos? ¿Para ir adónde?”, dice sorprendido Christian Boukassa en el andén de la estación La Fourche. Este obrero de la construcción, de 43 años, necesita 45 minutos todos los días para ir a la obra en la que trabaja, en Saint-Denis.
Ni teletrabajo, ni una caminata o un viaje en bicicleta son en este caso una opción, ni hablar de una hipotética segunda residencia. “Intentaré buscar en mi GPS y cambiar de itinerario”, dice Boukassa sobre su ‘plan de choque’ para los Juegos.
“Ya sin los Juegos la línea 13 está llena”, recuerda Nafi Olouchy, enfermera de 62 años. Ella tampoco tiene otra opción que continuar trabajando durante la cita olímpica porque se ha pedido a los funcionarios de los hospitales públicos que no tomen vacaciones en este periodo.
“Tengo que soportar el tráfico durante los Juegos, mis colegas también”, se resigna.
Yaya Fofana, un preparador de paquetes que reside en Saint-Ouen, también al norte de la capital, reconoce que será “complicado”.
“Pero también una gran fiesta, adoro los Juegos Olímpicos”, añade, antes de incrustarse, con el cochecito en el que lleva a su hijo, en un vagón de metro repleto de pasajeros. MAAZ
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