Con base en información de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se informó que dos “sismos lentos“ de magnitud 4.0 fueron la causa de los microsismos de 2023 que sacudieron a la Ciudad de México.
Científicos de la UNAM detallaron en una investigación que dos “sismos lentos“ podrían estar vinculados a las labores de extracción de agua provocando temblores en las fallas Barranca del Muerto y Mixcoac.
Recordemos que estos microsismos ocasionaron daños materiales y gran temor en la población de la parte poniente de la capital.
Les comparto una investigación que recientemente hicimos en el marco de un trabajo multidisciplinario de colegas de la @UNAM_MX. En ella podrán encontrar nuestros hallazgos sobre la interacción de sismos lentos y los microsismos del año 2023 en la CDMX.https://t.co/IEXZw1172B
— Manuel J. Aguilar-Velázquez (@ManuAguilar411) July 23, 2024
Los sismos lentos son deslizamientos en fallas geológicas que se desarrollan de manera imperceptible durante días, semanas o incluso meses. A diferencia de los temblores tradicionales, estos movimientos no son detectables a simple vista ni se perciben como terremotos.
La magnitud 4.0 de estos sismos lentos no solo es significativa por su tamaño, sino también porque su descubrimiento es el primero en su tipo en la Ciudad de México.
A medida que los investigadores profundizaban en el análisis, encontraron que la deformación observada era 22 veces mayor que la que normalmente se produciría por un temblor de magnitud 3.2. La localización del hundimiento también estaba fuera del epicentro del microsismo, lo que llevó a la hipótesis de que un sismo lento podría ser la causa. Posteriormente, detectaron múltiples pequeños sismos previos al del 11 de mayo, confirmando la existencia de deslizamientos lentos.
Aunque el sismólogo Cruz Atienza indica que es “poco probable” que se produzca un terremoto superior a magnitud 4.5 en la región, el hallazgo sugiere que eventos sísmicos de mayor magnitud podrían ocurrir en el futuro debido a la interacción de las fallas y la actividad humana.
Este nuevo entendimiento podría llevar a una reevaluación de las políticas relacionadas con la extracción de agua y la planificación urbana en la Ciudad de México. AM3
Con información de EFE