La Portada | Dos grupos de derecha, listos para convertirse en partidos

3 de Julio de 2024

La Portada | Dos grupos de derecha, listos para convertirse en partidos

grupos de derecha

Al gran auge del populismo en México puede seguir el fortalecimiento de expresiones ultraconservadoras como en otros países, advierte experto de la UNAM

Ante el desdibujamiento ideológico que ha experimentado el PAN en los últimos años debido a su alianza electoral con el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD), además del descalabro histórico que sufrió en las elecciones del pasado 2 de junio, grupos de derecha, en muchos casos asociados a iglesias cristianas y evangélicas, han comenzado a movilizarse para formar partidos políticos con la intención de conquistar a los segmentos de la población que comulgan con ideas conservadoras y que desde hace tiempo ya no se sienten representados por Acción Nacional.

De entre todos estos esfuerzos, al menos dos proyectos ya están muy avanzados y sus dirigentes se mantienen a la espera de que el INE emita la convocatoria correspondiente para el registro de nuevos partidos políticos, un trámite que debe iniciar en 2025 y que sólo se puede llevar a cabo cada seis años.

El actor Eduardo Verástegui; el dirigente del Partido Encuentro Solidario (PES), Hugo Eric Flores; el líder del movimiento México Republicano, Juan Iván Peña Neder; el presidente de Convicción Mexicana por la Democracia, José Alonso Trujillo, y el presidente del Frente de la Reforma Nacional, Carlos Cebreros Téllez, tienen la intención de registrar partidos políticos el próximo año, con la mira en participar en las elecciones federales intermedias del 2027.

Adicionalmente, algunos liderazgos de la llamada Marea Rosa intentarán empujar la creación de un partido político a partir de la base social que logró crear este movimiento, con orientación hacia la derecha, a diferencia de lo que pretenden otras figuras, como el perredista Guadalupe Acosta Naranjo.

Este proceso para revitalizar a la derecha política del país ante el aplastante triunfo de Morena en los recientes comicios y el desdibujamiento ideológico del PAN, se da en un contexto internacional en el que los partidos de ultraderecha experimentan un gran avance, al grado de que lograron la mayoría en el Parlamento Europeo en los recientes comicios.

Se da también en momentos en que el radicalismo de derecha enquistado en el Partido Republicano de Estados Unidos abre camino para el regreso de Donald Trump a la Presidencia de ese país, y cuando gobiernos como los de Javier Milei, en Argentina, y Nayib Bukele, en El Salvador, tienen una gran aceptación en varios sectores de la sociedad.

Especialistas consultados por ejecentral coinciden en la posibilidad de que en México, al gran auge del populismo y el progresismo, le siga una reorganización y reposicionamiento de la derecha, como ha ocurrido en otras latitudes.

“A toda acción corresponde una reacción, incluso en la política. En América Latina, después de un triunfo electoral del progresismo sobreviene una reorganización y un resurgimiento de la derecha”, sostiene Miguel Ángel Ramírez Zaragoza, investigador del Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad (PUEDJS) de la UNAM y especializado en culturas políticas de grupos de derecha.

Al preguntarle si, en el contexto actual, hay posibilidades de que la derecha política se recomponga y crezca como opción electoral en México, Ramírez Zaragoza responde: “Si nosotros observamos qué ha pasado históricamente con los progresismos en América Latina, vemos cómo, por un lado, en el terreno electoral, han logrado derrotar a las derechas, pero inmediatamente hay una reconfiguración, hay una rearticulación de las derechas, que sienten amenazados sus intereses con la llegada de gobiernos de izquierda”.

Ramírez Zaragoza, coordinador de publicaciones como Las derechas en México y Emergencia y continuum histórico de las derechas en México, cita los casos de la Argentina de Milei, el Brasil de Jair Bolsonaro o El Salvador de Bukele, como ejemplos de rearticulación de las fuerzas conservadoras en América Latina, tras regímenes populistas.

Las derechas, dice el investigador, “tienen una serie de estrategias que, en poco tiempo, pueden llevar a colocar a ciertos personajes en el gusto de los electores; utilizan ideas liberales y se presentan como una alternativa frente al sistema y, de una u otra manera, empiezan a traducir a un público que no necesariamente tiene un anclaje a la izquierda, las fallas de los progresismos para solucionar los problemas de los ciudadanos”.

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Mismos colores del PAN

Su escudo está diseñado con un fondo azul con letras blancas, los mismos colores del PAN. Su logo es un águila de perfil que extiende el ala derecha. “Crear un frente político en México con ciudadanos comprometidos en una alternativa política cristiana que se materialice en un partido político”, se lee en el perfil de las redes sociales del llamado Frente de la Reforma Nacional (FRN), organización de inspiración evangélica que ya se alista para atender la próxima convocatoria del INE para la formación de partidos políticos, algo que sólo ocurre cada seis años.

“El Frente de la Reforma Nacional está fuera de la esfera de las izquierdas. Defenderá la vida, las libertades y el Imperio de la Ley en obediencia a Cristo y en contra de los aspirantes a tiranos”, reza uno de los más recientes tuits de la organización, encabezada por Carlos Cebreros Téllez, quien ha impugnado fallos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en favor de la interrupción del embarazo.

En entrevista con ejecentral, Carlos Alberto Castellanos, asesor jurídico del FRN, subraya que la propuesta de esta asociación política nacional es poner en evidencia los yerros de la izquierda y el socialismo. “Ya hemos visto los resultados que han tenido tanto a nivel nacional como a nivel Latinoamérica, que es donde se está expresando con mayor fuerza el progresismo; solamente siembran pobreza y no han llevado prosperidad a las naciones”, sostiene.

Al preguntarle sobre la crisis de los partidos de oposición y las capas de la población a las que el FRN pretende llegar, Castellanos expone: “Si analizamos conscientemente la propuesta del oficialismo y la oposición, veremos que es prácticamente lo mismo, pero nadie está hablando de la base trabajadora, nadie está hablando del empresario o microempresario que está sufriendo los embates de una economía que no despunta, nadie está diciendo cómo sacar adelante el mercado, cómo impulsar al estudiante, cómo ayudar al profesionista”.

Los orígenes del FRN se remontan a 1996, cuando la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas y Evangélicas (Confraternice) hizo los primeros esfuerzos para crear un partido político. Sus principales centros de acción se localizan en Veracruz y Tabasco, aunque dicen tener estructuras en al menos 12 entidades. Para octubre próximo, este frente tiene programado realizar en la ciudad de Querétaro una asamblea fundacional, lo que sería el punto de arranque para la organización de las asambleas estatales que exige la legislación electoral para obtener el registro como partido político.

En sus redes sociales, el FRN ha dado difusión a mensajes como los del ministro evangélico Daniel Nájar, quien se pronuncia abiertamente contra el aborto, el matrimonio igualitario y la voluntad anticipada.

El también conferencista sobre temas de familia y agenda “provida” ha sido un mordaz crítico de la 4T por impulsar infancias trans, promover la ideología de género en las escuelas y castigar las terapias de conversión, prácticas que, según sus palabras, “atentan gravemente contra la verdad de Dios”.

Al hacer un balance sobre las pasadas elecciones, Daniel Nájar dijo: “Debes entender que si votaste por Morena, no votaste solamente por (Claudia) Sheinbaum, votaste por un proyecto de nación contrario al reino de Dios. Observo que predomina el apoyo a Morena por cuestiones económicas, incluso entre cristianos, pero como creyente debes recordar que nuestros valores no tienen precio, no deben cambiarse por una beca o por un programa social”.

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El “mercado” para la derecha

En un país en donde resulta políticamente incorrecto autodefinirse como de derecha (término que culturalmente es asociado con actitudes elitistas, clasistas y racistas), es difícil conocer el número de mexicanos que se identifican con opciones políticas conservadoras y que serían los potenciales votantes de las nuevas fuerzas políticas.

Hay, sin embargo, indicadores que permiten aproximarse al tamaño de los segmentos de población que apoyan las banderas que tradicionalmente han sido enarboladas por la derecha.

La encuesta Miradas globales sobre el aborto, realizada en agosto de 2023 por la firma especializada Ipsos, mostró que 39% de los mexicanos se manifiesta en contra de la interrupción del embarazo. Si este porcentaje se extrapola a la lista nominal de electores (98.4 millones), serían 38.3 millones de personas las que están en contra del derecho a decidir en torno a un embarazo. Y si sólo se considera a los que salieron a votar el pasado 2 de julio (60.1 millones), la población con perfil conservador, al menos en este tema, sería de 23.4 millones.

Una porción similar se detecta al identificar a las personas que se oponen a que las parejas del mismo sexo puedan contraer matrimonio civil. De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación 2022, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), 32.2% de los encuestados se manifestó en contra, lo que equivale a 31.4 millones de los mexicanos mayores de edad o a 19.2 millones, si sólo se toma en cuenta a las personas que acudieron a las urnas el pasado 2 de junio.

Otras pistas para dimensionar el número de mexicanos con inclinaciones derechistas son que 39.1% de los encuestados está de acuerdo con la expresión “Los pobres se esfuerzan poco por salir de su pobreza”; 36.4% no estaría dispuesto a rentar un cuarto de su vivienda a una persona trans y 25.6% estaría en desacuerdo con la idea de que su hija o hijo se casara con una persona migrante o refugiada.

Una referencia más la ofrece el experto en opinión pública Gabriel González-Molina, quien ha logrado segmentar a la población mexicana en función de su afinidad con el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Según cálculos planteados en el libro Switchers S2. El segmento de la orfandad, 21% de los electores representa el voto duro para Morena (12.6 millones, si se considera a los que acudieron a votar el 2 de junio) y otro 21% simpatiza con las acciones gubernamentales. Es decir, son alrededor de 25 millones de personas los que estarían fuera del perímetro de influencia de las fuerzas de derecha, al menos por el momento.

En contraste, 23% se declara abiertamente “antiAMLO”, lo que significa que 13.8 millones de personas serían receptivas a las propuestas de las nuevas fuerzas de derecha, en tanto que 35% (unos 21 millones de mexicanos mayores de edad) no tiene afinidad con ninguna fuerza política, por lo que son susceptibles de persuasión de cualquier fuerza política.

Verástegui no oculta su ideología

Ha subido a sus redes sociales fotografías con la ultraderechista Giorgia Meloni, primera ministra de Italia; con el anticomunista presidente de Argentina, Javier Milei; con el líder del movimiento ultraconservador español Vox, Santiago Abascal; con Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente brasileño Jair Bolsonaro; con el primer ministro de Hungría, el ultraconservador Viktor Orbán; con el presidente salvadoreño Nayib Bukele y con Donald Trump junior, hijo del expresidente de Estados Unidos.

El actor Eduardo Verástegui ha declarado sentir admiración por las posturas de todos ellos en contra del aborto y los matrimonios entre personas del mismo sexo y la adopción homoparental.

Después del intento fallido de ser candidato a la Presidencia de México por la vía independiente (sólo obtuvo 136 mil de las 960 mil firmas que le pedía la autoridad electoral), el también productor de cine anunció, el pasado 6 de junio, que inició el proceso para formar un nuevo partido político, por lo que abrió una plataforma de Internet con la intención de que sus simpatizantes se inscriban al llamado Movimiento ¡Viva México!

“Vamos a construir un partido político conservador de derecha en el 2025. Por ahora sólo somos un movimiento ciudadano, así que sigamos construyendo nuestro proyecto por la defensa de la vida, la familia y las libertades fundamentales”, convocó el actor ultraderechista en sus redes sociales.

Conocido por su fe guadalupana y sus posturas contra la eutanasia, el matrimonio homosexual y la adopción homoparental, Verástegui ha reflejado con declaraciones la orfandad en la que se encuentra un sector de la población que piensa como él.

“La gran mayoría de mexicanos conservadores de derecha no tenemos representación política en estos momentos, no la hemos tenido en décadas. Acabamos de ver una mentira, un chiste, un circo, una simulación de una derecha que no es derecha (en alusión a la candidatura de Xóchitl Gálvez). Eso nos parte el corazón a millones de mexicanos”, dijo en plena campaña.

Verástegui cobró notoriedad como líder derechista al pronunciar el discurso de cierre en la primera Conferencia Política de Acción Conservadora realizada en México, en diciembre de 2022, una gran cumbre financiada por la Unión Conservadora Estadounidense, que reúne a la élite mundial de esa corriente de pensamiento.

“Que no quepa duda, un nuevo movimiento político se levanta aquí”, dijo esa vez el también activista tamaulipeco. Y continuó: “Aquí no hay tibios, porque si no damos la batalla perdemos la patria. La izquierda radical quiere terminar con la democracia y las libertades fundamentales, busca promover la confrontación social. Sus metas son muy claras: destruir la instituciones y conceptos como el respeto a la dignidad de la persona humana, la familia, la iglesia y el amor a la patria. Por eso impulsa una ideología de género y un feminismo radical, diseñados para engañar a las mujeres y los hombres”.

El PES busca la resurrección

A la lista de figuras que han alzado la mano para crear partidos que disputen al PAN el segmento de la población mexicana con inclinaciones derechistas se suman Hugo Eric Flores, quien va por un nuevo intento de registrar su instituto político, ahora denominado Partido Encuentro Solidario, y Juan Iván Peña Neder, dirigente del partido México Republicano, que tiene conexiones con el Partido Republicano de Estados Unidos y que simpatiza con las posturas radicales del expresidente Donald Trump.

Con miras a su Congreso Nacional, a realizarse en agosto, y al cual acudirán líderes políticos y evangélicos, Flores Cervantes se encuentra en pláticas con los dirigentes de los partidos con presencia regional Redes Sociales Progresistas (RSP), de Fernando González, y Fuerza por México, de Pedro Haces, para analizar la posibilidad de unir fuerzas rumbo a la convocatoria de 2025 y tener la estructura necesaria.

El proyecto del PES —que en sus plataformas electorales ofrece proteger la vida desde la concepción, reconocer el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer y crear la Secretaría Nacional de la Familia— llegará de capa caída a la convocatoria del INE, ya que en la jornada electoral del 2 de junio perdió su registro como partido local en ocho estados: Baja California Sur, Colima, San Luis Potosí, Guerrero, Morelos, Nuevo León, Sinaloa y Michoacán.

El partido México Republicano tampoco llega en el mejor momento para formar un partido político nacional, pues su versión local en Chihuahua no obtuvo ni el 2% de la votación en los recientes comicios, por lo que perderá el registro en esa entidad.

“Vamos a construir el proceso para ser partido político y estamos en una condición óptima, porque una buena parte de la clase media, una buena parte del panismo, una buena parte del priismo, ya se dieron cuenta de la inviabilidad de las dirigencias y están buscando nuevos resquicios de posicionamiento”, dijo Neder en una entrevista reciente con el portal de noticias Sin Embargo.

“Queremos ser una oposición consciente y programática. México necesita equilibrios auténticos, porque frente a una 4T que sí atiende a los pobres no puedes tener una oposición que lo único que quiera sea enriquecerse. Necesitamos una oposición que se preocupe por las clases medias y que se preocupe por la integración de las clases populares a la gran clase media”, agregó el dirigente de un partido que se asume conservador y defensor de los mexicoamericanos, pero que en algunas ocasiones ha sido señalado de ser pronazi.

Convicción Mexicana, por ocupar los vacíos

Desde hace 18 años tiene su registro como Asociación Política Nacional ante la autoridad electoral, pero no ha logrado constituirse como partido político. Ahora que el PAN ha dejado de atraer a las capas conservadoras del país, la organización Convicción Mexicana por la Democracia ve mayores probabilidades de aparecer en las boletas electorales.

El poblano José Alonso Trujillo Domínguez, líder del movimiento político, dice tener formación teológica. Diversas notas publicadas por la prensa local refieren que ha sido ministro de culto evangélico y ha formado parte de la Asociación de Pastores de Puebla. Actualmente es director general del Colegio de Bachilleres de Tlaxcala.

“No queremos hacer la versión recargada de lo que fue el PES, porque fue un partido confesional”, asevera Trujillo en entrevista con ejecentral.

Y sostiene: “Queremos un partido laico, y laico no quiere decir ateo, que tenga pleno respeto a las decisiones y creencias de todas las personas”.

Sobre la orientación ideológica de su agrupación, Trujillo responde: “Convicción Mexicana no está ni a la izquierda ni a la derecha, nosotros estamos más al centro; nuestra ideología la podemos definir como social democracia, una social democracia cristiana muy parecida a la del partido socialdemócrata cristiano de Alemania, encabezado por Angela Merkel”.

Es una socialdemocracia, dice, comprometida con las causas ciudadanas. “Nosotros creemos en los modelos horizontales, colegiados y parlamentarios, donde las decisiones tienen que consensuarse”.

En su análisis de los resultados de las elecciones pasadas, Trujillo comenta que “la partidocracia ha quedado muy avergonzada, y lastres de la política como Marko Cortés (dirigente nacional del PAN) y Alejandro Moreno (líder del PRI) tendrán que hacerse a un lado para dejar el paso a los nuevos cuadros que vienen empujando duro. Convicción Mexicana está lista para ocupar esos lugares”.

Requisitos para obtener registro como partido político Central 405.jpg

Debate interno en el PAN

Frente al posible surgimiento de fuerzas políticas que le disputen al electorado que concuerda con los valores tradicionales, al interior del PAN se avecina un debate sobre si regresa a sus raíces conservadoras o se mantiene abierto a expresiones progresistas.

Jorge Romero Herrera, actual coordinador de los diputados del PAN y el aspirante mejor posicionado para asumir la dirigencia nacional, ha dicho que en los próximos días Acción Nacional definirá si es de derecha, de centro-derecha o extrema derecha. “Tenemos que empezar inmediatamente a definir qué defendemos. ¿Defendemos la vida, sí o no? Yo la defiendo con todo mi ser.

“¿Defendemos a la familia, sí o no? Yo, con todo mi ser. ¿La empresa, la propiedad privada, la clase media, la microempresa, las libertades, la República? Sé que hay muchas voces al interior del PAN que quizá no opinen igual y tenemos que dar ese debate”, expuso Herrera en una entrevista reciente con El Financiero Bloomberg.

Raúl Tortolero, militante del PAN y autor del libro Nueva derecha: el retorno de Dios a la cultura ante el supremacismo progresista, opina que con Xóchitl Gálvez —quien durante la campaña defendió la despenalización del aborto y derechos LGBT— Acción Nacional obtuvo los peores resultados de su historia, lo que hace urgente un retorno a los valores originales del panismo.

“Creo que el PAN ahora está buscando un giro, está buscando equilibrarse y regresar a sus principios de doctrina, y esto va a suceder si llega a la presidencia del partido Jorge Romero”, opina Tortolero, quien considera que el blanquiazul debe correrse más a la derecha, máxime cuando una amplia gama de movimientos conservadores se prepara para disputar el mercado electoral.

“Hay que regresar a los principios originales del PAN, como un partido defensor de la vida, un PAN pro vida, un PAN pro familia, un PAN que defienda la microempresa, que defienda la economía familiar. Ante la ideología de género y el supremacismo progresista, nosotros debemos asumirnos como conservadores; somos cristeros, en el sentido no de tomar las armas, sino de defender la fe y los valores fundacionales de Occidente”, argumenta.

En su texto, el investigador panista plantea que la nueva derecha —que ya no es elitista, sino popular— se caracteriza por defender siete causas: la fe, la vida desde la concepción y hasta la muerte natural, la familia natural, la propiedad privada, la patria ante el globalismo, las libertades y los derechos universales.

Con este marco de referencia, según Tortolero, el nuevo PAN debe dar un giro a la derecha, acabar con las alianzas con otros partidos y ser una oposición dialogante con el gobierno de la próxima presidenta, Claudia Sheinbaum.

“No hay que ser una oposición contestataria, sino una oposición que razone y que apoye lo que haya que apoyar, por el bien del país, por el bien común, y que rechace todo aquello que perjudica al país, pero el PAN debe ser una oposición firme ante cuestiones muy graves que está haciendo el gobierno, como el megaasistencialismo de López Obrador, que es una característica clave del socialismo blando que ya vivimos en México”, sugiere.

Una piedrita en el zapato

Independientemente del rumbo que tome el PAN y del éxito que pudieran tener o no las expresiones políticas que buscan obtener registro como partidos políticos, la Cuarta Transformación, en su segundo sexenio consecutivo, deberá lidiar constantemente con expresiones civiles, empresariales o religiosas inclinadas hacia la derecha.

Aun si las organizaciones que buscan convertirse en partidos políticos no logran obtener el registro, se convertirán en una piedrita en el zapato para el nuevo gobierno, pues buscarán la forma de incidir y de criticar las políticas públicas progresistas mediante marchas y desplegados.

Un ejemplo son las movilizaciones que en la primera mitad del sexenio promovió el Frente Nacional AntiAMLO (identificado con siglas o acrónimos, como Frena,
FRENAA o FRENAAA), encabezado por el empresario Gilberto Lozano.

Esta organización de extrema derecha llegó a preocupar a la actual administración, al llenar el Zócalo de la Ciudad de México el 20 de octubre del 2020, y establecer un plantón por varios días afuera de Palacio Nacional.

En su página web, Frena sostiene: México es pueblo de Dios y como tal debe dar la vida por estos derechos (a la vida, a la libertad, etcétera). Los partidos políticos y gobiernos cuya razón de ser es defender estos principios han llegado a su decadencia total, nadie en sano juicio puede negar que se actúa, legisla y enjuicia con los antivalores”.

Según el libro Las derechas en México, editado por el Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad de la UNAM, los primeros opositores al actual gobierno son “los dueños del dinero y los grupos ultras”.

La publicación incluye como antagónicos de la actual administración, aunque sin etiquetarlos expresamente como de derecha, a “los nuevos bárbaros”, como se refiere a los gobernadores de Durango, Esteban Villegas; Coahuila, Manolo Jiménez; Chihuahua, Maru Campos; Aguascalientes, Teresa Jiménez, y Guanajuato, (mandataria electa) Libia Dennise García. Los dos primeros son del PRI y el resto del PAN.

NM

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