Joaquín Guzmán López, conocido como “El Güero,” es hijo del famoso narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán y de Griselda Guadalupe López Pérez, su segunda esposa. A diferencia de su hermano Ovidio, Joaquín ha mantenido un perfil más discreto dentro de la organización criminal familiar.
Desde 2015, Joaquín Guzmán López se ha visto envuelto en las operaciones del Cártel de Sinaloa, incluso participando en la fuga de su padre del Penal del Altiplano. Recientemente, ha sido sancionado junto a otros tres miembros del cártel, una empresa de equipos químicos y de laboratorio llamada Sumilab, y una inmobiliaria denominada Urbanización, Inmobiliaria y Construcción de Obras, propiedad de Mario Esteban Ogazón Sedano y ubicada en Culiacán, Sinaloa.
El Cártel de Sinaloa, también conocido como Cártel del Pacífico, es una de las organizaciones criminales más poderosas de México, con operaciones en al menos la mitad de los estados del país y casi toda la frontera con Estados Unidos. Compite principalmente con el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), pero sigue siendo el cartel más grande e influyente de México.
Bajo la dirección visible de Ismael “El Mayo” Zambada desde la captura de “El Chapo,” el cartel controla la producción y tráfico de drogas ilícitas, incluyendo metanfetaminas y cocaína, y mantiene contactos internacionales para la compra de armas y narcóticos. Además del narcotráfico, están involucrados en otras actividades delictivas como el robo de combustible.
Los Chapitos, incluyendo a Iván Archivaldo Guzmán Salazar, Joaquín Guzmán López, Ovidio Guzmán López (actualmente capturado) y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, asumieron el control del Cártel de Sinaloa tras la detención de su padre en 2016. Conocidos por su violencia, han sido identificados por el gobierno estadounidense como “prolíficos narcotraficantes,” y Estados Unidos ofrece recompensas por información que conduzca a su captura.