Invisibilizar fosas en CDMX “da carta blanca al crimen”

17 de Noviembre de 2024

Invisibilizar fosas en CDMX “da carta blanca al crimen”

fosas en CDMX

Autoridades locales usan doble terminología para restarle importancia a la problemática; expertas llaman a reconocer y enfrentar el fenómeno

En febrero y abril de este 2024, la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México halló –junto a madres buscadoras– fragmentos óseos humanos en la zona boscosa del Ajusco, a la altura del kilómetro 12. Eran restos de una pierna y una mano y estaban semienterrados, entre basura y cascajo.

Ambas jornadas de búsqueda se organizaron por Pamela Gallardo, joven que desapareció en 2017 tras acudir a un festival de música en la zona.

Su madre, Mary Velázquez, está convencida de que lo que descubrieron en dichas incursiones fueron una o varias fosas clandesti-nas, pero advierte a La-Lista que la fiscalía local y otras autoridades del Gobierno capitalino han sido reacias
a confirmarlo.

“La autoridad y los forenses de Ciudad de México insisten en no llamarles fosas y yo les pregunto: ‘¿entonces qué son?’, y salen con que son enterramientos. Me lo dijo una antropóloga de la fiscalía: ’eso no es una fosa, doña Mary, es un enterramiento’”.

Asegura que ella no es una persona culta o dedicada a la academia, pero acusa que esa doble terminología sólo sirve para restarle importancia a la problemática.

La Comisión Nacional de Búsqueda, instancia del Gobierno federal encargada de atender el fenómeno de la desaparición de personas en México, define una fosa clandestina como “cualquier lugar en el que se inhuma ilegalmente uno o más cadáveres y/o restos humanos con el objetivo de ocultarlos, y que evita que las autoridades puedan sancionar e investigar las razones de la inhumación”.

Este concepto coincide con los hallazgos del año en curso, al menos en la teoría, por lo que la defensa legal de Pamela Gallardo indica que “formalmente” se puede hablar de fosas en la CDMX”.

De acuerdo con el reporte Buscar entre el dolor y la esperanza, de la Universidad Iberoamericana, entre 2020 y 2023 se detectó la existencia de 11 fosas clandestinas en la Ciudad de México, que se clasifican de esta manera gracias a la investigación hemerográfica que dirigió la activista en derechos humanos Andrea Horcasitas.

En tanto, de 2006 a 2019, empleando los mismos parámetros, Horcasitas reconoció sólo cinco fosas clandestinas. Es decir, que la tendencia de esta práctica va al alza cuando menos en las cifras no oficiales.

El conteo de la autoridad, en contraste, reporta —desde hace al menos 18 años— que la Ciudad de México “no tiene registro de sitios ilegales de inhumación”.

Horcasitas solicitó vía transparencia este dato, pero año con año y de forma consistente la CDMX ha negado la existencia de fosas clandestinas.

Frente a este escenario, expertas como Isabel Beltrán Gil, integrante del Grupo de Investigación en Antropología Social y Forense, observan que el hecho de que la autoridad oculte o minimice las fosas clandestinas “la convierte en cómplice y omisa”, y subraya que en lugar de desestimar los casos lo que se debería hacer es tomar acciones.

“No reconocer el problema, va a suponer que los criminales digan ‘ah, bueno no hay consecuencias, tenemos carta blanca’. ¿Acaso tenemos que alcanzar las dos mil fosas para empezar a hacerle frente? Yo creo que es mejor atender el problema, antes de que crezca”, comentó.

NM