Hoy hace exactamente 44 años Ian Kevin Curtis decidió quitarse la vida. Una soga, dos nudos, un lugar alto y del otro lado su cuello. La noticia dio la vuelta al mundo y estremeció a la industria de la música, la cual veía en el suicidio del líder de Joy Division la pérdida de una figura que pudo haber trascendido a niveles como el de Mick Jagger, David Bowie o Bob Dylan.
El día que Ian puso fin a su presencia en este mundo hizo, entre otras actividades, apreciar la música de uno de sus contemporáneos y una muestra del séptimo arte. La película elegida para ser la última que vería fue La balada de Bruno Stroszek (o simplemente Stroszek, como también se le conoce) del director alemán Werner Herzog.
Estrenado en 1977, el filme habla sobre la historia de Bruno Stroszek, un músico callejero con problemas de alcoholismo quien, al salir de prisión, conoce a una prostituta con quien, junto a uno de sus amigos, vive una serie de aventuras al salir de Alemania para mudarse a Estados Unidos.
Podría decirse que Bruno Stroszek buscaba una especie de sueño americano, el mismo al que le dio la espalda Ian al suicidarse. Porque Joy Division ya había grabado su segundo álbum (Closer), el cual, tras el éxito del primero (Unknown Pleasures), vaticinaba gira con múltiples presentaciones en territorio estadounidense.
Sin embargo, con la muerte del vocalista el lanzamiento del disco se postergó dos meses y Joy Division desapareció para darle paso a New Order, esto último en honor a un pacto entre Ian Curtis, Stephen Morris y Bernard Summer, quienes acordaron que si alguno faltaba el nombre de la banda debía cambiarse.
Fue hasta después que Ian se quitó la vida que realmente sus compañeros de aventura musical comprendieron que las letras tristes, decadentes, depresivas de Ian no retrataban a nadie más que a él. Esto les resultó difícil de asimilar, pues ambos han asegurado que el Ian que conocían era bromista y siempre sonriente.
No hubo sueño americano. Ni para Bruno ni para Ian. Porque el cofundador de Joy Division decidió ahorcarse minutos después de ver cómo el personaje de Werner Herzog se quitaba la vida con un disparo.