Si desaparece el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) se corre el riesgo de perder la transparencia con la que se miden la pobreza y la efectividad de los programas sociales, consideró Gonzalo Hernández Licona, quien fue el primer secretario ejecutivo de este organismo.
En entrevista con ejecentral, Hernández Licona dijo que México luchó por años para que la medición de la pobreza fuera objetiva y transparente, alejada de la manipulación del poder en turno, e incluso, recordó, políticos que hoy son parte de la 4T apoyaron la creación de una institución autónoma y técnica que se hiciera cargo de las evaluaciones.
La Cámara de Diputados tiene listo el dictamen en materia de simplificación orgánica que desaparece a siete instituciones, entre ellas el Coneval, cuyas funciones pasarían al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
La mayoría de los diputados, al igual que el presidente Andrés Manuel López Obrador, argumentan que la desaparición es por motivos de austeridad y para no duplicar funciones entre instituciones.
Pero Hernández Licona, director de la Red de Pobreza Multidimensional de la Universidad de Oxford, opina que el Coneval es de las instituciones autónomas que menos cuestan y que han dado credibilidad a las cifras de la política de desarrollo social. En 2018, ese Consejo Nacional tuvo un presupuesto de 478 millones de pesos y en 2024 bajó a 411 millones de pesos.
Recordó que en el 2015, cuando él presidía el Coneval y transcurría la mitad del gobierno de Enrique Peña Nieto, tuvo un enfrentamiento con el Inegi porque cambió la metodología para levantar la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, en la que se basan las estadísticas de la pobreza.
“El Inegi quiso medir el ingreso de las familias de una manera diferente, y eso hubiera implicado que la pobreza bajara artificialmente. Y el Coneval defendió las cifras objetivas. Yo me acuerdo pelearme con el Inegi y ¡fue todo un escándalo! Nos peleamos con la Secretaría de Desarrollo Social, nos peleamos con Presidencia para decirles: ‘estas cifras no son buenas y no las publicamos’. La razón de ser del Coneval es que haya credibilidad, y si vamos a jugar el juego que se ordena desde el poder, pues ¡ya valimos gorro!”, exclamó.
¿En ese entonces había presión desde el gobierno para manipular las cifras?
Siempre hay presión para salir mejor en la foto. A lo mejor, a veces la presión viene enmascarada como sugerencias técnicas. Te pongo un ejemplo; el ingreso de las familias que se reporta a partir de las encuestas de hogares nunca es perfecto, porque es muy difícil que sea perfecto; entonces el gobierno de repente dice: ‘oye, es que el ingreso de las familias está subestimado, ¿por qué no lo subimos tantito para que refleje mejor lo que está pasando?’ Y la sugerencia era que le subiéramos tantito al ingreso hoy para que cuando se compare con el ingreso de hace dos años saliéramos mejor posicionados y esa es una manipulación política.
¿Existe el riesgo de que se puedan manipular las cifras de la pobreza si desaparece el Coneval?
Actualmente hay transparencia, cualquier persona puede calcular la pobreza en su casa o su computadora, porque todas las herramientas son públicas. No digo que automáticamente eso desaparezca, lo que digo es que hay peligro de que no sean tan claras las fórmulas para medir la pobreza. Entonces, siempre habrá tentación de que algún político le sugiera a quien mide las cosas, que cambie el parámetro, es muy fácil que eso suceda. El Coneval estaba blindado contra eso, en buena parte porque los académicos representaban la mayoría del órgano de gobierno del Consejo y, por lo tanto, no se prestaban al juego político y me parece que hoy sigue blindado.
Veinte años después de su creación, se plantea desaparecer a este Consejo Nacional. ¿Respondió o no a la expectativa?
La gente le tiene confianza porque hace un buen trabajo. Los mexicanos pedimos al Coneval que nos dijera netas con claridad y con rigor académico y es exactamente lo que el Consejo hace.
Convencido de que la medición sirve para mejorar lo que no está bien, Hernández Licona admitió que le intriga lo que piensan los políticos que en 2004 eran parte de la oposición y defendieron la creación del Consejo Nacional y hoy son militantes de Morena, el partido que quiere desaparecerlo por iniciativa del presidente López Obrador.
Dijo que cuando se creó el organismo autónomo platicó sobre el tema con Mario Delgado, actual presidente de Morena; Clara Brugada, próxima Jefa de Gobierno de la Ciudad de México; Ariadna Montiel, secretaria del Bienestar; Lázaro Cárdenas Batel, próximo Jefe de la Oficina de la Presidencia; Tatiana Clouthier, exsecretaria de Economía; Ricardo Monreal, coordinador de Morena en el Senado, el actual senador César Cravioto y el ahora exgobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, entonces militante del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Los políticos que apoyaron al Coneval
En los últimos meses de 2004, poco después de la aprobación de la Ley General de Desarrollo Social, diputados que entonces militaban en el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y que hoy son liderazgos prominentes de Morena defendieron la creación y funcionamiento del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social. Esos mismos actores han evitado pronunciarse sobre la propuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador de desaparecer al organismo encargado de medir la pobreza en México, de evaluar la eficacia de los programas sociales y de dar información a los legisladores para la mejor orientación del presupuesto y combatir la marginación. Si el Poder Ejecutivo no previó recursos para el Coneval, nosotros como legisladores y legisladoras debemos enmendar ese error y garantizar que cuente con los recursos presupuestales suficientes para el inicio y desarrollo de sus actividades”, decía el 11 de noviembre de 2004 Clara Brugada, entonces legisladora del PRD. Es muy importante destacar que el Coneval tiene existencia jurídica desde el momento en que fue aprobada la Ley General de Desarrollo Social. Por otro lado, la misma ley, en su artículo tercero transitorio, establece que en un plazo de 180 días naturales debería quedar constituido e instalado el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social”, enfatizaba en ese entonces el diputado Pablo Gómez Álvarez, actual titular de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Fue la LIX Legislatura, que trabajó entre 2003 y 2006, la responsable de aprobar la Ley General de Desarrollo Social, con la cual dio origen el Coneval y se inició la medición independiente de la pobreza. Personajes como Tatiana Clouthier, Martha Lucía Mícher, Manuel Velasco, Horacio Duarte, Alfonso Ramírez Cuéllar, Dolores Padierna y Lázaro Cárdenas Batel formaron parte de ese cuerpo legislativo y dieron su voto favorable a la norma.