Presencia de cocaína y benzodiacepinas, arrojaron los primeros exámenes toxicológicos que le practicaron al obispo emérito de Chilpancingo, Salvador Rangel Mendoza, luego de dos días desaparecidos.
El religioso fue reportado como desaparecido desde el sábado 27 de abril, pero la noticia cobró relevancia hasta el lunes 29, mismo día que fue encontrado en una sala de urgencias del hospital general de Cuernavaca, Morelos, a donde fue llevado por una ambulancia de la Cruz Roja.
Salvador Rangel Mendoza ingresó al nosocomio a las 10:00 horas del domingo luego de ser encontrado “en establecimiento público, con deterioro neurológico a expensas de estupor, sin pertenencias y con un blister de dos pastillas de sildenafil”, de acuerdo a la bitácora del hospital a la que El Universal tuvo acceso.
Trascendidos policiales señalan que los paramédicos de la Cruz Roja acudieron a un llamado de ayuda del Hotel Real Ocotepec, donde auxiliaron al obispo y lo llevaron al hospital.
Luego de dar con su paradero, revisión médica y tratamiento, el abogado del obispo, Pedro Martínez Bello, dio a conocer que se le recomendó tres días de reposo para desintoxicar el cuerpo que las sustancias que les suministraron sus presuntos captores.
Sin embargo, el secretario de gobierno en funciones de gobernador, Samuel Sotelo Salgado, puso en duda el secuestro exprés del obispo por sus últimas actividades antes de desaparecer y porque no hay incidios en cámaras del presunto secuestro. MAAZ