Fitness, ¿moda riesgosa o estilo de vida saludable?
La industria del acondicionamiento físico en México creció por factores como el confinamiento por Covid-19 y la influencia de las redes sociales, pero ¿qué riesgos implica seguir esta moda sin la información y herramientas necesarias?
Las redes sociales han popularizado el estar en forma y llevar una vida saludable. En la web se acumulan fotos y videos de personalidades de internet haciendo rutinas o preparando licuados de proteína, con los que consiguen cientos de miles y millones de likes.
Este fenómeno se potenció por la pandemia de Covid-19 y el auge de los influencers, lo que ha impulsado el crecimiento de la industria del acondicionamiento físico en México. Actualmente, el país cuenta con alrededor de 12 mil 376 gimnasios y más de cuatro millones de suscriptores, según un informe de Health & Fitness Association.
Pero, ¿incursionar en el mundo del fitness es una moda o se trata de adoptar un estilo de vida que fomente el bienestar físico? Según los expertos, implica mucho más que verse bien, aunque cada persona llega con una motivación distinta.
Viridiana Moreno, nutrióloga clínica y deportiva, explica que el fitness busca mejorar el estado físico no sólo para lucir atractivo, sino para fortalecer el sistema cardiovascular, aumentar la fuerza, la resistencia y la potencia. En teoría, quienes se adentran en este mundo aspiran a transformar su estilo de vida. Sin embargo, la especialista aclara que muchos se sienten atraídos por un concepto más superficial, relacionado únicamente con la apariencia.
“Muchas personas rebasan la línea de lo sano porque no tienen el concepto aterrizado al 100% e incluso lo llevan más hacia una parte superficial. Creen que lo fitness es esa persona que tiene un excelente físico, que hace muchísimo ejercicio y que toma agua todo el día”, explica.
Más allá de la moda, aquellas personas que practican fitness son menos propensas a padecer trastornos como estrés, fatiga e insomnio, y pueden prevenir enfermedades del corazón, cerebrovasculares, diabetes y ateroesclerosis, siempre que conozcan sus límites y no arriesguen su salud.
Es fundamental combinar nutrición, ejercicio, apoyo psicológico y hacerse un chequeo médico general. “El primer punto es acudir con un profesional de la salud. Si tienes más de un año sin una revisión y buscas incorporarte a una actividad, ya sea por estilo de vida u objetivos físicos, debes hacerte un estudio médico, pero la mayoría de las personas nunca lo hacen”, lamenta.
Empezar un entrenamiento intenso sin contar con el respaldo adecuado en nutrición, medicina y apoyo psicológico puede poner en riesgo la salud física y mental, lo que podría llevar a lesiones, deficiencias nutricionales, trastornos alimenticios, dismorfia corporal y frustración.
Un infarto para empezar...
Omar Prieto lleva 14 años en el mundo del fitness, como practicante y entrenador. Actualmente, va al gimnasio los siete días de la semana, tres veces al día: mañana, tarde y noche. Entre aparatos y músculos pasa más de seis horas diarias, pero su vida no siempre fue así.
Un diagnóstico fatalista, un infarto y un coma inducido fueron clave en sus primeros pasos hacia su nuevo yo.
“Hago ejercicio como parte de mi estilo de vida y lo que me llevó a adaptarlo de esta manera fue haber sufrido un ataque al corazón. En el hospital me indujeron a un coma durante dos días y, cuando desperté, el doctor me dijo sin filtros que, si no cambiaba mi estilo de vida, era probable que en seis meses muriera”, cuenta.
Omar salió del hospital en shock. La noticia de su posible deceso por una vida sedentaria era algo que nunca imaginó, y se hizo una promesa: el día que volviera a pisar un hospital, sería una persona diferente.
Tomó la decisión de transformar su cuerpo y sus hábitos. Aunque no sabía nada sobre hacer ejercicio, agarró lo primero que tuvo a la mano: sus patines, y comenzó a practicar sin descanso. Después, adoptó una dieta vegetariana que le ayudó a bajar de peso y, finalmente, se encaminó al fitness.
Han pasado más de 14 años desde que Omar se hizo esa promesa, pero su motivación no ha cambiado.
Satisfacción diaria
Orlando Liz tiene 32 años, es ingeniero mecánico y practica crossfit. Antes de llegar a esta disciplina, corría y participaba en competencias de carreras con obstáculos, pero al notar que no tenía buen rendimiento, decidió primero incursionar en el fitness y luego en el crossfit, que se basa en ejercicios funcionales y variados de alta intensidad.
Ahora, sus objetivos también se han modificado. Su nuevo estilo de vida permanece porque le da una satisfacción personal.
“Ahorita sigo en esto para sentirme mejor conmigo mismo y para mejorar mi salud. Me encanta y ya lo tomo también como desestresante; aquí es donde vengo y tiro todo lo que traigo cargando, y me voy con pura vibra positiva a seguir con mi vida”, expresa.
La primera vez que Orlando pisó un gimnasio tenía 27 años, pero su incursión fue paulatina. Al principio entrenaba uno o dos días a la semana, pero desde 2022 entrena seis días y dedica al ejercicio tres horas diarias.
Su rutina arranca a partir de las 5:00 de la mañana, porque así empieza motivado su jornada laboral. Un solo día que falte al crossfit “le pesa”, porque la actividad física ya es para él una prioridad.
Fue difícil subir el nivel de su actividad física, pero aclara que su cuerpo finalmente entendió el ritmo. Ahora, cuando se lastima, revisa qué hizo mal y corrige, porque el ejercicio es un placer más que un castigo.
“Cuando empecé a hacer ejercicio más intenso estaba como zombie, pero después llega un punto en que tu cuerpo se acostumbra, aunque no al grado lesivo”, añade.
El gimnasio es un plus
Alfonso González, de 37 años, pertenece al 4% de las personas que practican fitness para mejorar su rendimiento en otras disciplinas. En su caso, se trata del maratón y del ciclismo.
En una jornada normal, incluso a mitad de semana, Alfonso toma su bicicleta y rueda hasta seis horas. Su horario laboral le permite practicar esta disciplina durante las mañanas, y las horas de gimnasio son en realidad un plus.
Entrena regularmente en un deportivo de la alcaldía Benito Juárez, en la Ciudad de México, y solo acude dos veces por semana para ejercitar, sobre todo, el tren superior y las piernas.
Orlando Liz se siente renovado cada vez que sale del gimnasio. Entrena todos los días a las 5 de la mañana.