Falta preparación para las olas de calor que vendrán
Las olas de calor como la que se vivió entre mayo y junio en México y Centroamérica serán cada vez más frecuentes, prolongadas e intensas
México y Centroamérica no tienen la preparación necesaria para enfrentar las olas de calor, similares a la que vivimos entre mayo y junio, que, por efecto del cambio climático, serán cada vez más frecuentes, prolongadas e intensas.
Esta es una de las principales conclusiones a las que llegó un equipo de investigación (de México, Panamá, Países Bajos, Reino Unido, Estados Unidos y Suecia) de la organización World Weather Attribution, que hace estudios rigurosos pero rápidos sobre la influencia del cambio climático en los fenómenos climáticos y que los da a conocer a la brevedad sin esperar a que sean revisados por pares (aunque los métodos que utilizan sí están revisados por pares).
Otra de las conclusiones del estudio es que las cinco temperaturas máximas registradas este año entre mayo y junio, tienen actualmente una probabilidad de ocurrir más o menos cada 15 años; sin embargo, en el año 2000, cuando las temperaturas globales promedio eran medio grado más bajas que ahora, se esperaba que tales temperaturas ocurrieran sólo una vez cada 60 años.
Lo que, en otras palabras, significa que la ola de calor, que en México causó al menos 125 muertes (reportadas hasta el momento, aunque este tipo de defunciones tardan en ser reportadas), fue causada por el cambio climático.
No estamos preparados
“No todos se ven afectados por igual por el calor extremo”, comentó en conferencia de prensa Karina Izquierdo, asesora urbana para la región de América Latina y el Caribe del Centro Climático de la Cruz Roja.
Izquierdo explicó que, por ejemplo, en Estados Unidos hay estados y ciudades donde hay encargados especiales para las olas de calor y que algunas redes eléctricas son redundantes para evitar fallas. En cambio, en México y Centroamérica “no hay asistencia gubernamental para eventos de calentamiento”.
Además, la capacidad de adaptación a nivel de los hogares es mucho menor, por falta de acceso al aire acondicionado y la baja confiabilidad en el suministro de energía, que, para colmo, se vio afectado por las recientes sequías.
La experta señala que se deberían incorporar medidas de política pública para proteger durante este tipo de eventos a los grupos vulnerables, que en México y Centroamérica incluyen trabajadores agrícolas, de la construcción, vendedores ambulantes, mujeres embarazadas, niños pequeños y ancianos. También mencionó a las poblaciones que viven en asentamientos informales, “que constituyen alrededor del 29% de la población urbana en Centroamérica” y a los refugiados y migrantes en tránsito.
Para el futuro
La frecuencia de los eventos como la reciente ola de calor está aumentando, y como consecuencia también se agravarán las condiciones que afectarán la salud humana, los sistemas educativos, y también a los cultivos y los animales, los sistemas de agua y electricidad, comentó Izquierdo.
“Los 1.4°C adicionales de calor causados por el cambio climático habrían supuesto la diferencia entre la vida y la muerte para muchas personas durante mayo y junio”.
“Es necesario establecer sistemas de alerta de calor y planes de acción… fortalecer la resiliencia de la red eléctrica y las estrategias de conservación del agua para garantizar servicios confiables durante un evento de calor... (tener) más espacios verdes” que reduzcan los efectos de las islas de calor en las ciudades, concluyó.
NM