-Inhale y exhale-
En el mal llamado Banco del Bienestar, que como he documentado desde hace dos años, va de mal en peor, además de hostigar a los trabajadores para forzarlos a renunciar, amenazarlos y dejarlos sin prestaciones, ahora también reparten de manera sectaria los retroactivos que por ley corresponden al personal administrativo y de servicios generales.
Fuentes anónimas en la dependencia me han informado que en la última nómina, varios subdirectores recibieron un jugoso acumulado de al menos 50 mil pesos correspondiente al periodo de enero a septiembre. Mientras tanto, a la llamada ‘tropa’, es decir, a los niveles operativos, no les tocó ni un solo peso. ¡No es broma! Es una realidad.
-Café con piquete-
Parece que esta dependencia ha encontrado la fórmula mágica para inflar los ingresos sin desatar la ira presidencial, ¡así como lo están leyendo! El “retroactivo”, que no es más que un ajuste salarial al compás de la inflación y con el aval de la Secretaría de Hacienda, se ha convertido en el secreto de la alta burocracia del Banco del Bienestar para llenarse los bolsillos a modo de “bonos”, mientras que varios puestos de la “tropa” llevan años sin recibir ni papa.
“Esta quincena a un subdirector que gana 80 mil pesos al mes le depositaron cerca de 90 mil pesos. Es decir, si a la quincena recibe 40 mil, el retroactivo fue de cerca de 50 mil”, aclaran.
Y no se trata de una confusión, aseguran. Si estos funcionarios ganaran los 90 mil pesos que este mes se les depositó, entonces su sueldo sería de 180 mil pesos, más de lo que el presidente ha establecido como tope. “Nadie puede ganar más que él, y menos en una dependencia como la nuestra”, señalan.
De acuerdo con los denunciantes, dado que los directivos no reciben aumentos, por aquello de la cacareada austeridad de la 4T y el tope de ley, lo que hacen no es subirse el sueldo, sino cobrar los “acumulados” aprobados por Hacienda y los sindicatos; no obstante, mientras unos reciben retroactivos por miles, otros puros pesos y otros nomás nada.
Los ánimos no alcanzan ni para reclamar, ya que la experiencia les ha enseñado que la respuesta a los cuestionamientos son represalias y amenazas de despido sin liquidación.
“El año pasado, a varios puestos les aumentaron 100 pesos, imagínate, ¿qué haces con 100 pesos?, te lo juro que en 3 días de pasajes ya te lo acabaste, ¿no?”, cuestionan.
Con decirles que, en al menos tres jefes de área, especialista técnico superior y subgerentes, el año pasado los aumentos no llegaron ni al uno por ciento. “Las diferencias son abismales”.
Los trabajadores del Banco mejor llamado del Malestar no sólo viven una “pesadilla” personal, sino que además, al interior del banco la corrupción “está desbordada”, con sucursales sobrevaloradas que han inflado hasta el doble sus costos, los cuales, permanecen en la opacidad.
Confiesan que aunque desde hace años las irregularidades eran tácitas, al menos contaban con sus prestaciones, y aunque saben que esto es un derecho que garantiza la Constitución, también conocen las consecuencias de denunciar o quejarse: “agarra tus cositas y adiós”.
Esta institución, que es la principal encargada de dispersar los recursos de los apoyos sociales de la 4T, es clara muestra de que la “austeridad republicana” parece ser sólo una ilusión, mientras el dinero fluye hacia proyectos faraónicos y el bolsillo de algunos afortunados.
Habría que ver qué tiene que decir el director general de la institución, Víctor Lamoyi Bocanegra, sobre las denuncias que a todas luces parecen contradecir las políticas gubernamentales del presidente López Obrador.