México es uno de los países de Latinoamérica que menos invierte en salud, pero paradójicamente, nuestro sector salud es uno de los que más contribuye a la economía del país, por lo que bajo este criterio y en comparación con otras naciones, se le puede considerar uno de los más eficientes del mundo, en cuanto a rentabilidad.
Dennis Ostwald, experto en economía de la salud del WifOR Institute, comenta que, con esta eficiencia, incrementar 0.5% la inversión en salud en México provocaría un aumento de 1.3% en la riqueza del país, ya que las inversiones en salud, el permitir tener una población más saludable y productiva, reditúan incluso más que las que se hacen, por ejemplo, en automóviles.
›En entrevista con ejecentral, Ostwald comenta que para lograr ese eventual aumento de inversión se requiere de la participación del sector privado y la academia, algo que en México se podría implementar siempre que se pueda establecer confianza a través, sobre todo, de la transparencia.
Baja inversión y alto retorno
Según datos presentados por Ostwald en el 21 Seminario Latinoamericano de Periodismo y Salud, organizado por la farmacéutica MSD, el gasto en salud en México es equivalente al 5.7% del Producto Interno Bruto (PIB). De esta cifra, 2.9% corresponde a la inversión del gobierno, mientras que 2.8% es el llamado gasto de bolsillo de la población.
“Que la parte pública de las inversiones sea del 50% es ridículamente bajo”, comenta Ostwald a ejecentral. Además, dice, el 2.9% aportado por el Estado contrasta con el hecho de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los gobiernos contribuyan con el equivalente al 5% del PIB del país y que el gasto de bolsillo no rebase hasta el 25 por ciento.
Aun así, los análisis del WifOR Institute muestran que el sector salud mexicano en su conjunto aporta de manera directa o indirecta alrededor del 8.2% de la economía del país. Una parte importante de esta contribución son las exportaciones de instrumental médico (tan sólo las destinadas a Estados Unidos en 2023 ascendieron a 11 mil 800 millones de dólares).
Además, “casi uno de cada 10 empleados en México trabaja debido al hecho de que están invirtiendo en salud”, comenta Ostwald, y aclara que la cifra exacta es 9.1%, lo que es posible saber, porque el WifOR Institute también hace investigaciones sobre el mercado laboral.
“El retorno de la inversión es alto, y también lo será si invierten más”, dice Ostwald, pero aclara que la inversión no puede ser improvisada.
Innovación, la clave
El lema del WifOR Institute es “Si lo mides, le puedes dar forma”, por lo que Ostwald recomienda que los países usen datos que les permitan “crear una estrategia de ciencias de la vida”, que serviría como base para un sistema de salud más eficiente, y que permitiría establecer objetivos prioritarios, algunos de los cuales “deberían ser la innovación y las asociaciones público-privadas”, además de aumentar las inversiones en universidades.
Tener una estrategia de innovación es fundamental, aclara, pues permitiría establecer objetivos claros y la competencia con otros países, y no sólo latinoamericanos, aclara el experto, pues, dice, México tiene una buena base de industrialización para competir mundialmente.
La innovación también es necesaria para combatir las principales enfermedades que aquejan a la población mexicana, como la diabetes mellitus o las cardiovasculares. Ostwald añade que usualmente sólo se piensa en la innovación de productos, que sería un tema de las compañías farmacéuticas, pero que además se requiere innovar en sistemas y procesos.
“Sí, necesitamos medicamentos innovadores, pero también necesitamos tener procesos innovadores para prevenir enfermedades, para hacer nuestros diagnósticos, necesitamos crear sistemas innovadores. Necesitamos unir todo y entonces tendremos una gran estrategia”, enfatiza.
Un tema de confianza
Ante la pregunta de cómo se pueden impulsar la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación en temas de medicina, Ostwald asegura que “todo se trata de confianza, confianza, confianza”.
“Desafortunadamente hay actores en el sector privado a quienes no les importa generar confianza y eso es un problema”, reconoce. De hecho, la industria farmacéutica tiene muy mala fama que, en muchas ocasiones, señala, es totalmente merecida.
El experto considera que además de generar confianza, las empresas deberían tratar de posicionarse como proveedores de soluciones, no de problemas. Y como ejemplo de lo que no deberían hacer, señala que suele pasar que cuando una farmacéutica quiere lanzar un producto, “se meten en el proceso de reembolso, no obtienen el precio que quieren tener y dicen: ‘Oh, lo siento, entonces no puedo lanzar un producto aquí’. Y los pobres pacientes…”
Ostwald dice estar “convencido de que la mayoría de las empresas están aportando un gran valor a la sociedad… y no se trata sólo de productos”, señala; también es la huella económica, los empleos que generan, los impuestos que pagan, la contribución al PIB. Sin embargo, considera que para cambiar la percepción de la industria, “hay que crear transparencia, datos y pruebas de que realmente están contribuyendo”.
Por su parte, los políticos, que generalmente consideran que la industria farmacéutica “son los malos”, necesitan saber que la industria de la salud es muy innovadora; crea muchos empleos, y algunos de ellos altamente calificados, y crea muchas exportaciones, esa es la razón por la que tiene una contribución tan grande al PIB la salud en México”, puntualiza.
Mejorar la atención
De acuerdo con el capítulo 24 de lla más reciente Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT 2023), en los tres subsistemas de salud que provee el Estado “persisten deficiencias” en los procesos de atención. El ejercicio revela que mucha gente busca atención en servicios privados “por cercanía y rapidez en la atención”, y concluye que “la baja calidad de atención en el sistema de salud de México requiere estrategias innovadoras dirigidas a brindar atención integral en el curso de la vida”.
Ostwald considera que para impulsar la innovación en ese o en cualquier otro aspecto del sistema de salud, es fundamental hacer investigación, desarrollo tecnológico y fomentar la colaboración público-privada, “esa es la clave para encontrar soluciones”.