Elección de jueces por voto “es una mala idea”: Felipe de la Mata Pizaña

9 de Septiembre de 2024

Elección de jueces por voto “es una mala idea”: Felipe de la Mata Pizaña

magistrado TEPJF

El impartidor de justicia compara los eventuales comicios en el Poder Judicial con concursos de popularidad; sostiene que los juzgadores deben ser los mejores abogados del país

El magistrado del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), Felipe de la Mata Pizaña, compara los eventuales comicios de juzgadores con concursos de popularidad, por eso opina que elegir a los integrantes del Poder Judicial por el voto popular “es una mala idea”.

“Podría haber jueces que fueran buenos cantantes o que bailaran bien (los más populares), pero lo que necesitamos es que sean grandes abogados”, dice en entrevista con ejecentral.

La iniciativa del presidente Andrés Manuel López Obrador incluye la elección popular de los integrantes del TEPJF, pero Felipe de la Mata no se ve como candidato, porque admite que en la escuela no fue popular, pero sí de los más estudiosos.

El impartidor de justicia formó parte de la Comisión Especial que elaboró un proyecto de resolución que plantea que no procede la anulación de la elección presidencial; ahora se prepara ante las anunciadas impugnaciones por la posible sobrerrepresentación de Morena y sus aliados en el Congreso de la Unión, pero advierte que “ni se asusta ni se arruga” ante las protestas que haga la oposición para presionar a los magistrados electorales.

Felipe de la Mata se estrenó este año como escritor. Su novela Las Heridas nos remonta a las elecciones de 1988, y hace referencia a la etapa del “partido único, el país de un solo hombre, el fraude patriótico en cada elección, la dictadura perfecta ejercida por más de 70 años continuos”, se lee en un dossier oficial.

El magistrado decidió escribir la obra durante la pandemia de Covid-19, tras darse cuenta de que “los chavos de ahora” no vivieron las elecciones de Estado, el México de la autocracia. Hoy, advierte, “la democracia puede perderse”.

Este libro hace referencia a 1988 y las afectaciones a la democracia. ¿En la actualidad ve atentados contra la democracia?

No, a ver, esto es una gran paradoja. La democracia existe más allá de los demócratas. Ojalá y en este país solamente hubiera demócratas, pero la verdad es que los que se supone que son demócratas muchas veces atentan constantemente contra la democracia, se quieren apoderar de ella o quieren destruirla. Pero eso no nos debe sorprender. Es lo mismo que sucede en todo el mundo. Si analizamos las democracias gringa e inglesa, vamos, las que tienen mayor tradición en el mundo, pues nos daremos cuenta que no hay nada más antidemocrático que los propios demócratas. Y con demócratas me refiero a los que participan en el juego electoral. Los ciudadanos y las autoridades debemos exigirle a los que participan en el juego electoral que actúen democráticamente y marcarles con el dedo los errores. Y, por supuesto, exigir que actúen democráticamente, porque sí, la democracia, claro que puede perderse. Tenemos un país democrático, yo creo que nadie lo puede dudar a estas alturas. Pero tenemos un país democrático, primero, ¿a qué costo?, fue el costo de muchas generaciones que vivieron en un país no democrático. Y segundo, no pensar que la democracia llegó para quedarse, tenemos que trabajarla todos los días (…) Hace 36 años no había democracia. Ahora la hay, si quieren llamarla joven, incipiente, imperfecta, en transición, lo que quieran, pero es un sistema democrático. Lo hemos hecho bien, pero mucha sangre se ha derramado para llegar a este momento.

¿Qué opina de esta iniciativa presidencial de elegir a los magistrados electorales por el voto popular?

Elegir a jueces y magistrados por método democrático es mala idea. ¿Sabe por qué? Porque las elecciones son, vamos a decirlo de alguna manera, concursos de popularidad. Y el trabajo de los jueces es un trabajo técnico, al menos hipotéticamente hablando, los jueces tienen que ser los mejores abogados del país. Y eso se consigue a través de un método de carrera judicial, no a través de un método que está hecho para seleccionar a las personas más populares. En ese sentido, podría haber jueces que fueran buenos cantantes o que bailaran bien, pero lo que necesitamos es que sean grandes abogados. Dicho lo anterior, también hay que decir que parece que la gente que piensa como yo estamos en minoría, porque también democráticamente pues tenemos que aceptar que parece ser que la mayoría piensa lo contrario y que es el método de selección de jueces por vía democrática el que la mayor parte de los mexicanos y mexicanas quieren o preferirían, y pareciera que le han dado la instrucción a sus representantes populares para llevar a cabo los cambios correspondientes en la legislación y en la Constitución. Ahora, me parece que si esto fuera verdad, pues lo que tendríamos que preguntarnos es cómo conseguir que el método de selección democrática sea racional, es decir, que a través del método democrático pueda seleccionarse a grandes abogados. Y eso se puede hacer poniendo requisitos, por ejemplo, que todos los que vayan a ser candidatos pasen un examen.

Usted y el magistrado Felipe Fuentes transparentaron el proyecto de la Comisión Especial en el que plantean que no procede la nulidad de las elecciones presidenciales, ¿qué sigue?, ¿cuál es la ruta?

La elección presidencial va a llevar todavía tres etapas jurídicas. La primera etapa es para definir la sumatoria final, es decir, sumar todas las casillas y llegar a la conclusión de quién ganó sobre seguro. Eso se hace resolviendo los juicios de inconformidad que se refieren a cada uno de los distritos. Lo siguiente es la validez de la elección. Tenemos que determinar, ya sabiendo quién ganó, si la elección es válida. Y ese es justo el llamado juicio madre. Lo que estamos proponiendo a nuestros compañeros es, por un lado, desechar el juicio de la ciudadanía interpuesto por Xóchitl Gálvez y, por el otro, declarar válida la elección a presidenta de la República. Superado eso pasamos a la etapa final, que es la etapa de declaración de presidenta electa. Y esa es la última etapa en la cual el Tribunal analiza específicamente la elegibilidad de la candidata. Se da un aviso a la Cámara de Diputados para que emita el llamado bando solemne de declaratoria. Todo lo que le acabo de contar, salvo el bando solemne, debe quedar a más tardar el día 6 de septiembre.

Usted ha dicho que las pruebas que presentaron los partidos políticos no son suficientes para anular la elección. ¿No hay ni una sola prueba de la mano del crimen organizado o de que el presidente López Obrador haya inclinado la balanza hacia su candidata?

Vamos a ver el tema del crimen organizado. Las pruebas que se presentaron son noticias, son links a noticias. Digamos, esto nos genera indicios de que efectivamente hubo algunos crímenes. No aportaron, por ejemplo, actas de defunción, sólo noticias. Por ejemplo, no teníamos denuncias ante el Ministerio Público o pruebas recabadas en indagatorias ante el Ministerio Público (…) Son treinta y tantos casos que están relacionados con elecciones municipales, ¿esto qué tiene que ver con la elección presidencial? No hay una sola prueba que haga un vínculo entre lo que acabo de describir y la elección presidencial. ¿Son suficientes (esos indicios) para anular una elección cuya diferencia entre primero y segundo lugar son casi 32 puntos? (…) Respecto de la intervención del presidente de la República son fundamentalmente una serie de mañaneras. ¿Qué pruebas se ofrecen? Otra vez, doscientos y tantos vínculos electrónicos a YouTube. Ahora, específicamente las impugnadas son 34 conferencias mañaneras que se dieron en un periodo de un poco más de 18 meses. Del análisis hay 12 que se refieren efectivamente al proceso electoral, pero de manera neutral; tres que tienen que ver con la elección legislativa, no con la del presidente de la República; cinco sí están relacionadas con la candidata ganadora, sin pedir apoyo de voto, y 10 son expresiones relacionadas con la candidata perdedora, pero sin pedir que no se vote por ella.

¿Ya está preparado para las movilizaciones contra una posible sobrerrepresentación en el Congreso?

Le voy a contar mi historia (en el TEPJF): la primera gran movilización me tocó en 1998, si recuerdo bien, con la elección de Guerrero cuando Félix Salgado Macedonio hizo una caminata que venía desde Chilpancingo hasta la Ciudad de México, donde estuvimos rodeados completamente por ese contingente. Después vi las manifestaciones del año 2006 teniendo aquí afuera del Tribunal al actual presidente de la República, por cierto con un plantón permanente con música estridente todo el tiempo y venía gente a bailar todo el tiempo. Entonces, mire, yo estoy acostumbrado a esto, es parte de mi trabajo, créame que ni me asusto, ni me arrugo, ni me molesta, al contrario, es parte de lo que he crecido y con lo cual he aprendido a ser magistrado, de verdad que estoy listo.