El misterio de los gusanos “radiactivos” de Chernobyl

22 de Noviembre de 2024

El misterio de los gusanos “radiactivos” de Chernobyl

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gusanos radioactivos

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Sophia Tintori

Foto: Sophia Tintori

La existencia de estos microorganismos podría ayudar en la lucha contra el cáncer en humanos

El que es considerado como el peor desastre nuclear de toda la historia podría representar una esperanza para el tratamiento del cáncer. Se trata del descubrimiento de organismos microscópicos capaces de soportar la radiación sin consecuencias.

Recientemente descubiertos por un grupo de biólogos en la Universidad de Nueva York, estos gusanos pertenecientes al género Oschieus tipulae son capaces de adaptarse a condiciones que resultan inhóspitas para otras especies, tales como la radiación en esta zona, que puede superar los 20 mil röntgens por hora.

Tal hallazgo no solo ha generado sorpresa, sino incluso esperanza. Y es que la existencia de estos gusanos podría suponer una esperanza para la lucha contra el cáncer, debido a que su estudio encontró que algunos ejemplares pueden luchar contra el daño radiactivo desde su ADN.

Esta habilidad, extrapolada a los seres humanos, podría explicar porque algunas personas son más propensas a desarrollar cáncer al exponerse a radiación alta u otros factores cancerígenos.

“Ahora que sabemos qué cepas de Oschieus tipulae son más sensibles o más tolerantes al daño del ADN podemos utilizar estas cepas para estudiar por qué diferentes individuos tienen más probabilidades que otros de sufrir los efectos de los carcinógenos”, explicó Sophia Tintori, líder del equipo.

Los especímenes fueron recolectados de frutas y tierra de la Zona de Exclusión de Chernobyl, en donde no se permite la presidencia humana.

Sin embargo, aún hay mucho que descubrir de esta especie, y primero debe esclarecerse el misterio de cómo logran soportar niveles de radiación que serían mortales para cualquier otra forma de vida.

En la ciudad de Chernóbil viven otras especies de animales, incluidos mamíferos, pero es la primera vez que se detecta vida tan cerca de la zona donde ocurrió el desastre nuclear hace 38 años.

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