Actualmente, cerca del 90% de la superficie de México tiene algún grado de sequía. Y a pesar de que la temporada de huracanes podría aliviar la situación en este año, es prácticamente seguro que en el futuro volveremos a padecer situaciones similares o peores.
Como se publicó en su momento en ejecentral, se prevé que de aquí a 2050, el cambio climático contribuirá a producir sequías sin precedentes en varios países, entre los cuales está México.
Esto ha desatado en distintas latitudes una carrera para buscar formas de adaptación para que los diversos cultivos de plantas comestibles, entre ellas el maíz, resistan mejor las condiciones de sequía.
De importancia radical
Se ha visto que la extensión de la raíz es una de las características más importantes en la resistencia a las sequías del maíz. Una investigación publicada en mayo en la revista Nature Genetics encontró cuáles eran los genes relacionados con la formación y el crecimiento de las raíces.
Para ello, el equipo integrado por 20 grupos de investigación (de universidades de Alemania, Estados Unidos, Italia, China, Bélgica y España) analizó el crecimiento de las raíces de nueve mil variedades de maíz de todo el mundo y 170 variedades de teosinte (la planta de la que los antiguos pobladores de México derivaron el maíz).
El maíz tiene dos tipos de raíces: las llamadas raíces seminales, que crecen poco después de la germinación y que, en condiciones óptimas, dan a las plántulas una ventaja inicial, pues les permiten absorber grandes cantidades de nutrientes del suelo rápidamente. Después se forman las raíces laterales, que son muy importantes para la absorción de agua, porque aumentan considerablemente la superficie de la raíz.
El equipo de investigación, encabezado por Frank Hochholdinger del Instituto de Ciencia de Cultivos y Conservación de Recursos de la Universidad de Bonn, identificó más de 160 genes relacionados con el crecimiento de las raíces seminales. En particular, el denominado ZmHb77, que hace crecer más raíces seminales y menos raíces laterales.
Hochholdinger y su equipo desactivaron ese gen y obtuvieron plantas que pudieron tolerar mejor los periodos de sequía. Con el cambio climático, las variedades que no tengan activo este gen “serán cada vez más importantes, si queremos evitar cada vez más pérdidas de cosechas en el futuro”, señaló Hochholdinger.
Epílogo de otros trabajos recientes
Meses antes, el mismo equipo, pero encabezado por Peng Yu, jefe del grupo de investigación junior “Biología funcional de las raíces” en el Instituto de Ciencia de Cultivos y Conservación de Recursos de la Universidad de Bonn, demostró que las bacterias del género Massilia, que son atraídas por la propia planta, promueven la formación de raíces laterales, por lo que mejoran la absorción de nutrientes y agua.
Tan solo en mayo de este año se publicó un estudio que encontró un gen que hace que la planta tenga tallos más pequeños, por lo que requiere menos agua, mientras que otra investigación encontró cómo aumentar la eficiencia de la fotosíntesis, lo que puede ser útil para plantas de maíz en climas fríos y con poco sol.
En México, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural presentó el proyecto estratégico Desarrollo de territorios rurales con productores que custodian maíces nativos en México, el cual busca fomentar la innovación y el desarrollo de capacidades para el “establecimiento de bancos de germoplasma, intercambio de semillas, incremento de la producción, productividad y valor agregado” de estas variedades, consideradas “símbolo de identidad y cultura”. Adicionalmente, el Conahcyt apoya proyectos de mejoramiento del maíz por medios no transgénicos.
NM