Rebelde, alborotador. Eso significa en lengua xhosa Rolihlahla, el nombre de nacimiento del hombre que mundialmente es conocido como Nelson Mandela (1918-2013), personaje que pasó 27 años en prisión para posteriormente convertirse en el primer presidente negro de Sudáfrica y así poner fin a la oficialista segregación racial.
Madiba, como se le llamó (y todavía se le llama) coloquialmente en Sudáfrica y el mundo desarrollo un activismo pacífico que le costó ser detenido en varias ocasiones. La primera de ellas fue en 1956, cuando impulsó manifestaciones contra el endurecimiento del apartheid. A los cinco años salió libre por falta de pruebas.
El apartheid provocó ocho mil detenciones, una de ellas la de Nelson Mandela.
Sin embargo, al año siguiente volvió a ser detenido para recibir cinco años de prisión y posteriormente cadena perpetua. Sabotaje al régimen del apartheid, instaurado en 1948 por el presidente Daniel Francois Malan del Partido Nacional, fue el delito que lo dejó en la cárcel.
Su estancia en la cárcel no representó el fin de su lucha. Por el contrario, estando recluido se recibió como licenciado en Derecho y, una vez fuera, creó el primer bufete de abogados negros en el país.
En 1990 el presidente Frederik de Klerk empezó la abolición de la segregación racial. En febrero de libera a Nelson Mandela, lo cual fue clave para lograr lo que se buscaba. Para 1993, un año antes de que todo se consumara, ambos compartieron el Premio Nobel de la Paz, el cual se les dio por:
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“La labor cumplida para lograr con métodos pacíficos la eliminación del régimen del apartheid y el establecimiento de las leyes destinadas a crear una nueva democracia en Sudáfrica”.
El día que pasó a la historia fue el 27 de abril de 1994. Ese día, Madiba gana las primeras elecciones democráticas en Sudáfrica para convertirse en el virtual presidente. Asumió el cargo el 10 de mayo, otro día que también pasó a la historia no solo de áfrica sino del mundo. GA
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