El Congreso de Estados Unidos aprobó la madrugada del sábado una ley de presupuesto para financiar las agencias y reparticiones federales hasta septiembre y evitar así una parálisis parcial de las actividades del gobierno.
El Senado rebasó el plazo fijado en la medianoche del viernes, pero tras alcanzar un acuerdo demócratas y republicanos se votó la partida por 1.2 billones de dólares, después de que la Cámara de Representantes (baja) aprobara la iniciativa.
“No fue fácil, pero esta noche nuestra perseverancia ha valido la pena (...) Es bueno para el pueblo estadounidense que hayamos llegado a un acuerdo bipartidista para terminar el trabajo”, declaró el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer.
Horas después, el presidente estadounidense, el demócrata Joe Biden, puso su firma a la ley aprobada por el Congreso.
“La ley bipartidista de presupuesto que acabo de firmar mantiene el gobierno funcionando, es una inversión en el pueblo estadounidense y fortalece nuestra economía y la seguridad nacional”, dijo el mandatario en un comunicado.
Un año de caos
Estas maniobras de última hora retratan el caos reinante en el Congreso estadounidense.
A lo largo de estos 12 meses, la institución destituyó a uno de los líderes de las cámaras, fracasó a la hora de acordar un nuevo paquete de ayuda militar para Ucrania frente a la invasión rusa y evitó por muy poco la quiebra de la principal economía mundial.
En pleno año electoral, este presupuesto fue objeto de un largo enfrentamiento entre el partido de Joe Biden y los republicanos.
Los negociadores de la Casa Blanca y del Congreso finalmente se habían puesto de acuerdo sobre un texto, revelado el miércoles por la noche.
Pero esta propuesta fue inmediatamente criticado por congresistas simpatizantes del expresidente republicano Donald Trump (2017-2021), quien se enfrentará a Biden en las elecciones de noviembre, en una reedición de la definición de los comicios de 2020.
El viernes por la mañana, la votación sobre el presupuesto del Estado federal en la Cámara de Representantes también tuvo su dosis de emoción.
La congresista republicana Marjorie Taylor Greene presentó una “moción” para destituir al presidente de la Cámara, su copartidario Mike Johnson, a quien acusa de “traición al pueblo estadounidense”.
El anuncio cayó como una bomba política en Washington, a pesar de que Greene no fijó un calendario para el voto de destitución, que luego calificó más bien de “advertencia”.
La adopción de los presupuestos ha generado una enorme tensión en Estados Unidos en los últimos tiempos.
La lista de posibles consecuencias de una parálisis presupuestaria es larga: militares y agentes de seguridad de transporte sin sueldo, parques naturales cerrados y ayudas alimentarias congeladas, entre algunas.
Nada para la UNRWA
Esta ley extenderá el presupuesto estadounidense hasta el final del año fiscal, el 30 de septiembre.
El texto, de 1.012 páginas, contiene medidas con fuertes repercusiones en el extranjero.
El texto prohíbe cualquier financiación directa de Estados Unidos a la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, la UNRWA, envuelta en una polémica desde que Israel acusó en enero a 12 de sus 13.000 empleados de estar implicados en el ataque del movimiento islamista palestino Hamás el 7 de octubre en territorio israelí.
La medida ha sido muy criticada por el ala izquierda del Partido Demócrata.
También se destinan cientos de millones de dólares a Taiwán, pero no desbloquea ninguna partida de asistencia para Ucrania.
El proyecto contiene además varias medidas relacionadas con la migración, un tema explosivo en plena campaña presidencial y en el que presionan los republicanos.
Prevé, entre otras cosas, la contratación de decenas de miles de agentes fronterizos.
Por último, contiene una letanía de medidas, no necesariamente vinculadas al presupuesto, como la prohibición a las embajadas estadounidenses de enarbolar la bandera arcoíris de la comunidad LGTB+ durante el “Mes del Orgullo”.
Un texto adoptado el 9 de marzo ya permitió asegurar otra parte del presupuesto de 2024.