A casi una semana de que lanzara su mayor ataque sobre el territorio ocupado de Cisjordania –donde no opera Hamás–, Israel ya considera la zona como “zona de combate”. Así lo publicó el medio israelí Israel Hayom, que detalló que “las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) operan bajo la definición del área como un segundo escenario, inmediatamente después de Gaza”.
Aunque por el momento la consideración es preliminar, da luz verde a las fuerzas armadas de ocupación a atacar determinados objetivos –a menudo residencias y refugios–, y representa la posibilidad de extender más las zonas de combate. “La operación en Yenín es sólo el comienzo”, dijeron las fuerzas de seguridad.
Al respecto, esta semana, Orit Strock, ministra israelí de Asentamientos, pidió al gobierno que vaya más allá y declare el estado de guerra en Cisjordania.
Por su parte, las FDI señalan que en las últimas semanas se han incrementado las agresiones a los soldados israelíes por parte de la población.
Y aunque no se ha especificado cuánto durarán estos ataques, se espera que el panorama se calme en octubre, mes en que se realizan varias festividades judías importantes.
Sin embargo, tanto los nativos palestinos como los grupos de resistencia señalan que los recientes ataques tienen como objetivo fragmentar aún más a la población palestina, y favorecer los asentamientos ilegales de colonos israelíes.
Desde el aumento de los ataques en Cisjordania la semana pasada, al menos 30 civiles palestinos han sido asesinados, aunque algunas fuentes señalan que la cifra es mayor. Mientras que, desde octubre del año pasado, la cifra es de más de 600 muertos.
Asimismo, más de tres mil palestinos de la zona ocupada de Cisjordania han sido desplazados debido a las demoliciones de sus casas ordenadas por el ejército israelí. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas han registrado mil 250 ataques de colonos israelíes contra los nativos, y se estima que más de 10 mil residentes de la zona han sido arrestados desde octubre del 2023.