Calentamiento global amenaza producción alimentaria

28 de Noviembre de 2024

Calentamiento global amenaza producción alimentaria

cambio climático

En poco tiempo el cambio climático impactará la dieta de los mexicanos, al interrumpirse la producción de ciertos alimentos que eran de fácil acceso

¿Has notado que algunas frutas que compras en el tianguis o supermercado no tienen el mismo sabor ni textura que hace 10 años? ¿O que las verduras son más pequeñas de lo que recordabas? Es muy probable que la razón detrás de estas diferencias sean los efectos del cambio climático.

México es reconocido como un gran productor de alimentos. La riqueza de su suelo permite la cosecha de una amplia variedad de frutas, verduras y semillas, pero la amenaza de la crisis climática es cada vez más evidente y muchos de estos productos podrían dejar de cultivarse y consumirse. No, no es un peligro futuro, es una realidad presente.

Agustín Rojas Martínez, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señala que si bien el cambio climático impacta muchos aspectos de la vida cotidiana, la producción de alimentos es uno al que debe prestarse atención, en especial en medio del uso de fertilizantes, y la escasez de agua.

“Dentro del cambio climático, el uso de fertilizantes es el factor preponderante. A futuro vamos a tener un mayor problema de plagas y de enfermedades asociadas al uso de plaguicidas. Pero el efecto climático obviamente va a afectar, en principio, la disponibilidad de agua, y todo esto se traduce en una merma alimentaria”, expone.

El especialista refiere que algunas frutas y verduras de alto consumo en México dependen en gran medida del agua, por lo que sin duda las sequías y la escasez significan un riesgo para su producción.

“La ecuación climática respecto a la disponibilidad de agua va a provocar que ciertos alimentos se vayan rezagando. Y el cilantro, las naranjas, el jitomate, el limón o el aguacate dependen de un elevado uso de agua”, puntualiza.

La naranja, el limón, la mandarina y el aguacate son los alimentos que, hasta ahora, más se cultivan en México, de acuerdo con la Secretaría de Agricultura, pero... ¿es posible imaginarlos fuera de tus compras y platillos?

El uso excesivo de plaguicidas y fertilizantes contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero, mientras que la industria ganadera padece las consecuencias del cambio climático al depender considerablemente del agua.

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¿Un futuro sin mandarina, limón o aguacate?

La-Lista conversó con el investigador Agustín Rojas, especialista en seguridad alimentaria, sobre los riesgos que enfrentan algunos alimentos típicos del país y estas fueron sus respuestas

¿Cómo impacta el cambio climático en los hábitos alimenticios?

En el caso de México se van a dejar de consumir alimentos que históricamente se consumían mucho. Por ejemplo las frutas de temporada como la mandarina, o algunas otras que estaban de manera generalizada porque son parte del patrón anual de consumo, como la naranja o la manzana. Al final se va a tener una menor cantidad de producción y, por tanto, una menor cantidad de consumo.

En este escenario, ¿hay alimentos que podrían extinguirse?

Muchos alimentos han ido desapareciendo, pero no en el sentido nato de que ya se extinguieron, más bien que se ha dejado de tener frecuencia en su consumo. Por ejemplo, el caso del amaranto, de los quelites, del higo o del epazote, que eran de mucho consumo en México.

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¿Qué tan vulnerable es México frente al cambio climático?

México sí está considerado como un país que va a tener una clara vulnerabilidad ante los efectos del cambio climático, pero sobre todo por la dimensión relacionada con el uso de agua. Todos los alimentos verdes requieren agua, sobre todo las hortalizas. Gran parte de los cultivos que tenemos –salvo la zona agroindustrial que está en el Pacífico– se verán amenazados por los temporales. Si consideramos que ya no habrá agua por efectos del cambio climático y que habrá sequías extremas, habrá una merma en la producción de alimentos.

En Noruega se construyó la “Bóveda del fin del mundo”, donde se almacenan semillas de todo el mundo en caso de que una catástrofe haga desaparecer los cultivos, ¿podría ser la solución?

El problema de la ‘Bóveda del fin del mundo’ es que la controlan Monsanto y el Banco Mundial. El hecho de que exista un bóveda significa que hay un resguardo y ese resguardo tiene un dueño, que es la agroindustria. Ahora bien, las semillas de la “Bóveda del fin del mundo” son semillas llamadas “Terminator”, suena a un término apocalíptico, pero el punto es que estas semillas están hechas para producir un ciclo. Es decir, es una cosecha que te va a dar nada más una producción al año y se acabó, y te va a funcionar sólo si le pones el adictivo o el fertilizante que te da Monsanto. Serán semillas transgénicas. Además, la bóveda se está construyendo con semillas nativas que les han sido despojadas a campesinos desde hace muchos años.

¿Qué hay de la Inteligencia Artificial? ¿Puede ser una alternativa para la producción de alimentos?

Hubiera parecido imposible hace algunas décadas pensar en sembrar hortalizas en el desierto, y ya se está haciendo gracias a la Inteligencia Artificial. La IA sí se ocupa en el tema del objeto productivo, pero su trabajo más importante ha sido en el factor climatológico con el bombardeo de nubes para que llueva. El problema es que la agricultura es una de las áreas más sensibles a la pérdida, porque tiene características que no dependen del humano, por ejemplo, como si fuera la producción de un auto, que está controlada; en el caso de la agricultura, gran parte de su producción depende de factores no controlados que tienen que ver con la naturaleza y con los ciclos naturales en los ecosistemas.

¿El cambio climático puede desatar una crisis alimentaria?

No es que el “apocalipsis” nos haya alcanzado, el patrimonio alimentario debemos verlo como una estructura que siempre está en constante cambio o en transición. No podemos hablar de que siempre va a haber una estructura estática de los alimentos, porque ésta cambia por muchos factores, tanto climáticos como en las formas de vida. Lo que es cierto es que hoy en día muchos alimentos que tienen un proceso agroindustrial son los que se posicionan dentro del patrón de consumo, por encima de lo que se cultiva.

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