Cuenta una leyenda tolteca que Quetzalcóatl robó el cacao a los dioses para entregárselo a los humanos. En cierto sentido, ese regalo fue más significativo que el del titán Prometeo de la mitología griega, aunque este último haya entregado el fuego.
Según la leyenda, Xochiquétzal o Xochiquetzalli, diosa de la belleza, las flores, el amor y las artes, esposa de Quetzalcóatl, se sacrificó para no revelar dónde estaba enterrado el tesoro de la ciudad de Tula.
Ahí donde la sangre derramada de la diosa fertilizó la tierra, nació el árbol del cacao, cuyo fruto es fuerte, como había sido Xochiquétzal; amargo, como su sufrimiento, y oscuro como la sangre derramada. Quetzalcóatl, siempre generoso con la humanidad, le dio tan precioso regalo.
En otra versión, Xochiquétzal fue asesinada por los dioses en venganza, pues su marido había dado el cacao a los humanos. De las amargas lágrimas de Quetzalcóatl habría nacido un mejorado árbol de cacao.
Así, la química había confirmado que el cacao estaba a la altura de estos mitos, pues además de ser nutritivo, sus principales alcaloides (teobromina, teofilina y cafeína), tienen comprobadas propiedades medicinales y estimulantes del sistema nervioso.
Sin embargo, en los últimos cinco años, aunque se comprobó que el regalo del dios había llegado a todos y no sólo a las élites, también fue eliminada cualquier opción de dar crédito a Xochiquétzal y Quetzalcóatl.
Alimento de dioses y del pueblo
Cuenta, ya no una leyenda sino el reporte de una investigación en Proceedings of the National Academy of Sciences de septiembre de 2022, que en la civilización maya el cacao podría ser sagrado y usarse en rituales religiosos, pero también estaba al alcance de los ciudadanos comunes y corrientes.
La idea de que el cacao es para los poderosos provenía de que sólo se le había encontrado en representaciones de contextos ceremoniales de élite. Incluso el nombre científico del árbol de cacao, Theobroma cacao, significa alimento de los dioses.
Un equipo de investigación de la Universidad de California en Santa Bárbara usó una técnica llamada espectrometría de masas para detectar teofilina, un biomarcador único del cacao en la región maya, en muestras de cerámica de entre 600 y 900 d.C. de diversos contextos residenciales y cívicos.
“Interpretamos la identificación del cacao en vasijas pertenecientes a personas de todos los ámbitos de la vida como una confirmación de que el prestigio del cacao era consumido por todos en la sociedad maya”, señala el equipo en el reporte.
Más antiguo de lo que se creía
En octubre de 2018, un estudio publicado en la revista Nature Ecology & Evolution encontró que Theobroma cacao se empezó a cultivar unos mil 500 años antes de lo que indicaba hasta entonces la evidencia arqueológica, que eran tres mil 900 años.
La nueva evidencia indicaba que “la gente que vivía en los tramos superiores de la cuenca del Amazonas… en el sureste de Ecuador, cosechaba y consumía un cacao que parece ser un pariente cercano del tipo de cacao utilizado más tarde en México”, señala Michael Blake, coautor del reporte en un comunicado de prensa.
Intrigados porque la variedad de plantas similares y relacionadas con la del cacao es mucho más grande en el norte de la cuenca del Amazonas que en Mesoamérica, donde sólo hay dos especias, el equipo de investigación analizó cerámicas de Santa Ana-La Florida, en Ecuador, el sitio más antiguo conocido de la cultura Mayo-Chinchipe, que estuvo ocupado hace cinco mil 450 años.
Buscaron la presencia de granos de almidón específicos del árbol del cacao; residuos de teobromina, que se encuentra en Theobroma cacao, pero no en sus más de dos decenas de parientes silvestres en la región, y fragmentos de ADN antiguo.
Para acabar de bajarnos los humos a los descendientes de culturas mesoamericanas, los rastros del cacao se encontraron en utensilios de cerámica que son anteriores a la cerámica más antigua encontrada en América Central y México.
La teobromina y la ruta del cacao
La teobromina del cacao es un alcaloide similar a la cafeína y bien puede estar aquí una de las razones de su éxito, ya que además de ser estimulante tiene efectos benéficos sobre el sistema cardiovascular y los riñones; actualmente se usa para prevenir la formación de cálculos renales.
Un reporte de investigación, publicado a principios de este marzo en Scientific Reports, cuenta que, desde su origen en la cultura Mayo-Chinchipe, el cacao y su cultivo se extendieron por lo que ahora son Ecuador, Perú y Colombia, hasta llegar a Centroamérica y eventualmente a México.
Tras analizar 352 artículos cerámicos de 19 culturas precolombinas, Claire Lanaud y sus colegas desenmarañaron la trama de dispersión del caco y de sus variedades ahora llamadas Criollo, Amelonado y Nacional, e incluso encontraron un lugar en Colombia donde la domesticación se hizo de manera independiente.
La investigación incluso desbancó las suposiciones de que el cacao Criollo fue una variedad cultivada únicamente en Centroamérica durante los períodos olmeca y maya, pues se encontró que todos los grupos genéticos estuvieron presentes en las culturas centroamericanas previas.
Epílogo de chocolate contra la depresión
Cuenta otra leyenda que Quetzalcóatl, dios y ser humano, en el pináculo de la gloria y prosperidad de Tula, fue engañado por unos magos para embriagarse, por lo que ese día no hizo penitencia, faltó al baño ritual y no rezó. “Me he embriagado, he delinquido; nada podrá ya quitar la mancha que he echado en mí”, aseguran que dijo el rey al despertar al día siguiente. Desde esa mañana, arrepentido y avergonzado, abandonó sus deberes.
Tula quedó a expensas de magos perniciosos y de los dioses mexicas que trajeron hambre, muerte y destrucción. Quetzalcóatl abandonó la ciudad al cabo de unos años. A su salida, se dice, quemó sus casas y palacios, enterró obras de arte y mudó los árboles de cacao a las acacias espinosas…
Es usual comparar las figuras de Prometeo y Quetzalcóatl por sus regalos a los seres humanos, pero a diferencia del titán, quien fue castigado por los dioses, el dios-humano mexicano se castigó a sí mismo con extrema dureza por una noche de borrachera y sexo, aunque este fuera con su legítima esposa, Quetzalpétatl.
Podemos especular que otro hubiera sido el destino del rey de Tula si en lugar de embriagarse se hubiera tomado un chocolate o alguna otra de las bebidas y comidas que se hacían con cacao, aunque…
Un metanálisis publicado en 2022, en la revista Critical Reviews in Food Science and Nutrition, encontró que “el consumo de productos ricos en cacao puede mejorar el afecto y el estado de ánimo a corto plazo”. Sin embargo, todos los ensayos que se han hecho son de corta duración y poco confiables, pues tienen un bajo número de participantes.