México es uno de los países con mayor número de desaparecidos en el mundo, con más de 114 mil casos según las cifras oficiales, una preocupante situación que ha sido alertada por organismos de la ONU.
La búsqueda y localización de personas desaparecidas es un desafío complejo en cualquier circunstancia, pero se vuelve aún más difícil cuando se trata de individuos pertenecientes a la comunidad LGBT+. En estos casos, los obstáculos se multiplican debido al estigma social y a la falta de perspectiva de género.
Por ejemplo, cuando una persona trans desaparece, las fichas de búsqueda suelen omitir detalles cruciales como su identidad de género y los cambios estéticos o modificaciones corporales que haya experimentado, factores que son fundamentales para obtener resultados precisos en la búsqueda.
Además, las fiscalías no suelen indagar sobre si la víctima estaba recibiendo tratamiento hormonal o cuál era su contexto social y familiar, incluyendo aspectos como su involucramiento en trabajo sexual, activismo o pertenencia a una “familia elegida”.
Estas particularidades son cruciales “para identificar patrones, pero, sobre todo, para encontrar a las víctimas”, destaca Linda Ruiz, coautora del Informe Sobre la Desaparición de Personas Trans en México, publicado en diciembre de 2023 por la organización civil Idheas.
❝Todo cuenta. Su identidad, su corporalidad, el cabello, con peluca, con extensiones, con o sin maquillaje, uñas. Todo, para no caer en el error de que si se encuentra un cuerpo o a una persona con vida se le malgenere como un ‘hombre vestido de mujer’ o viceversa❞, agrega la investigadora.
El Registro Nacional de Personas Desaparecidas, No Localizadas y Localizadas (RNPDNO) reporta que 53 personas de la comunidad LGBT+ están desaparecidas desde 2012 hasta la fecha. Sin embargo, las agrupa sólo en mujeres (20) y hombres (33), cuando la diversidad sexual y de género es más amplia. Esta es otra obstrucción a la búsqueda.
Por otro lado, las cifras del informe de Idheas, obtenidas vía transparencia, indican que de noviembre de 2017 a febrero de 2023 había 33 casos de desaparición en la comunidad LGBT+, de los cuales 14 corresponden a mujeres trans, 14 a hombres con la misma identidad y cinco están sin identificar. Estas estadísticas aportan una idea del panorama real.
“El principal obstáculo es la invisibilización desde los registros; oficialmente no se sabe cuántas personas trans están desaparecidas. Y en el contexto actual, cuando se encuentra una fosa, desde las estadísticas no se contempla la diversidad de género”, explica Isabel Beltrán, antropóloga social y coautora del mismo informe.
Ana Lucía Duarte es testigo de la revictimización que existe para encontrar a las personas LGBT+. Desde septiembre de 2020, busca a su hija, Kenia Duarte, y a la amiga de ésta, Karla García Duarte. Ambas mujeres trans desaparecidas en Zapopan, Jalisco.
“Se supone que en los estados hay fiscalías especializadas en temas de la comunidad LGBT+, pero parece que no funcionan o hasta que lo hacen a propósito. En las descripciones decimos que Kenia y Karla son mujeres trans, y aún así las encasillan como hombres por sus actas de nacimiento”, lamenta la mujer.
Cuando Ana Lucía comenzó a buscar a su hija, pensó que era la única, pero pronto supo que a más personas trans también se les revictimiza, “y a muchas ni siquiera las buscan”.