Namibia expresó su preocupación el lunes por el elevado número de rinocerontes cazados furtivamente, 28 desde principios de año, 19 de ellos en su mayor reserva, el parque nacional de Etosha, que atrae cada año a numerosos turistas.
Diez de estos 19 rinocerontes fueron descubiertos durante operaciones destinadas a extraer los cuernos de esos animales de gruesa piel, precisamente para disuadir a los cazadores furtivos, que los matan para vender sus cuernos.
La caza furtiva en Africa se ve alimentada por la demanda en Asia, donde los cuernos de rinoceronte se utilizan en la medicina tradicional por sus supuestos efectos terapéuticos. En el mercado negro, su precio por peso rivaliza con el del oro o la cocaína.
Etosha es “nuestro parque emblemático y cuenta con una alta concentración de rinocerontes para su conservación y de otras especies” en peligro, subrayó un comunicado del ministerio de Medio Ambiente.
Ante la “urgencia” de “la situación actual”, se está realizando en el parque una evaluación de “la magnitud exacta del problema” para “reforzar nuestras intervenciones y afinar nuestras estrategias”, prometió el gobiero.
En 2022 se mataron 87 rinocerontes en Namibia, frente a los 45 del año anterior. Las cifras para 2023 no estaban disponibles.
En la vecina Sudáfrica, donde viven la mayoría de los rinocerontes del mundo, casi 500 murieron el año pasado a manos de cazadores furtivos, un 11% más que en 2022, a pesar de los esfuerzos del gobierno por protegerlos.
A finales de 2022, el continente africano albergaba casi 23 mil 300 de estos grandes herbívoros, incluidos unos 15.000 en Sudáfrica. MAAZ
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