Hace 100 días, el 10 de diciembre del año pasado, Javier Milei tomó posesión de la presidencia de Argentina con promesas de combatir la inflación de su país, junto a otras promesas. Hoy, 14 semanas después, el experimento libertario que encabeza aún está lejos de ofrecer resultados, aunque el líder sigue teniendo una gran base de seguidores.
Uno de los más grandes reveses que ha enfrentado Milei es el rechazo en el Congreso y el Senado de desregularizar la economía. Se trata de una de sus más grandes ambiciones, que incluye la derogación o modificación de más de 300 normas laborales y sociales, entre otras.
Y es que el partido que representa Milei es minoría en ambas cámaras, lo que ha frenado sus iniciativas.
De ser aprobado, aun podría ser echado para atrás debido a que podría ser declarado inconstitucional.
Otra de las acciones del presidente libertario es la suspensión de varias obras públicas. Entre los servicios que se interrumpieron se encuentra la renovación de los contratos estatales. También se eliminaron varios ministerios encargados de problemáticas sociales y de medio ambiente, y se liberaron los precios y los contratos de alquileres.
Como resultado, el peso argentino se devaluó más del 50%, los precios aumentaron hasta 276% anual a febrero, y los medicamentos aumentaron 40%, más que la inflación general, ocasionando así una severa caída en su venta.
De esta manera, muchas personas abandonaron sus tratamientos médicos, y las consecuencias de esta acción aún están por verse.
La interrupción del envío de alimentos a los comedores comunitarios fue otra de las consecuencias, dejando a miles de personas en inseguridad alimentaria.
La educación, artes y ciencias también se vieron afectadas por los recortes.
A su vez, esto provocó descontento y graves afectaciones a la economía y salud de miles de ciudadanos.
Pero las acciones del mandatario también han tenido un impacto positivo. Se logró recomponer las reservas del Banco Central y se registró un superávit financiero en enero y febrero.
En el exterior, el gobierno de Milei ha reforzado sus relaciones con Estados Unidos e Israel, aunque no se les ha dado prioridad a otros países, ni siquiera los que componen la región latinoamericana.
Hasta el momento, el presidente libertario cuenta con una aprobación cercana al 50%, y respecto a sus detractores, los denomina parte de “la casta”.