Como parte de la ofensiva que ha estado realizando los últimos meses, Israel bombardeó los alrededores del aeropuerto de Alepo, en Siria, durante la madrugada. El ataque fue considerado el más letal desde 2021, ya que dejó al menos 42 muertos.
Mas tarde se identificó a seis de las víctimas como miembros de Hezbolá –grupo musulmán que se opone a Israel–, mientras que el resto se trató de soldados sirios.
Según lo informado por la ONG Observatorio Sirio de Derechos Humanos, las fuerzas israelíes atacaron un almacén de misiles cerca del aeropuerto, junto a otras instalaciones de Hezbolá.
Aunado a este bombardeo, Israel atacó la zona de Bazuriye, en el sur de Líbano. En la ofensiva murió Ali Abed Ajsan Naim, vicecomandante de la unidad de cohetes y misiles de Hezbolá.
Pero el Observatorio detalló que también se reportó la muerte de un coronel en el ejército sirio responsable de la coordinación con Hezbolá, aunque en el estado sirio.
Y aunque usualmente Israel niega los ataques que realiza, en esta ocasión, Yoav Gallant, ministro de Defensa del país, dio a conocer que “ampliará la campaña e incrementará el ritmo de los ataques (contra Hezbolá)”, e incluso habló de “perseguirla [...] allí donde opere: en Beirut, Damasco o sitios más lejanos”.
Por su parte, Ori Gordin, comandante del Mando Norte de Israel, dijo que “No hace falta entrar en detalles sobre nuestras operaciones ofensivas. Se conocen bien y, creedme, se ven bien en los cielos de Líbano, tanto lejos como cerca. Seguimos atacando a Hezbolá, decididos a hacerlo retroceder y destruir su infraestructura”.
Desde el inicio de la masacre de palestinos en la franja de Gaza el pasado 7 de octubre, Israel ha expandido sus ataques a otras áreas vecinas, con el argumento de erradicar tanto a los miembros del grupo Hamás como a los integrantes de Hezbolá.