La sesión del pasado jueves de la Sala Superior del TEPJF representó el último suspiro del PRD. La decisión del órgano jurisdiccional de no anular ninguna casilla en la elección presidencial terminó con la última esperanza que tenían Los Chuchos de conservar la franquicia.
Ahora sólo restará esperar a que el INE haga la declaratoria oficial de la pérdida del registro, lo que equivaldrá a expedir la carta de defunción. La desaparición del PRD del espectro político, nos dicen, no es algo para celebrar, sino para lamentar, pues se trata de un partido que jugó un papel clave en la transición a la democracia; un legado que no supieron cuidar quienes lo tuvieron en sus manos en los últimos años. Así las cosas.