En Petróleos Mexicanos (Pemex) las cosas no están bien, y ahora el primero en advertirlo es su Consejo de Administración. En un hecho insólito, pero que indica los vientos que soplan al final del sexenio, el miércoles pasado los consejeros independientes primero, y los institucionales después, se opusieron al director general, Octavio Romero Oropeza.
Le votaron en contra una propuesta de condonación millonaria de adeudos por venta de gas natural, en beneficio de entidades públicas como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), hospitales del sector salud que ahora quedarán bajo el manto del IMSS-Bienestar y la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
El hoyo financiero de Pemex es cada día más grande, y en esas condiciones, parecía una sospechosa irresponsabilidad condonar adeudos. La pregunta obligada es sobre el tamaño del desgaste de Octavio Romero en la paraestatal, para que su propio Consejo de Administración se rebele y hasta el representante de la CFE, que sería beneficiado con la condonación, votara por rechazar algo que comprometería todavía más las frágiles finanzas de la empresa.