Hay quien cree que el secuestro de 66 personas en Culiacán, el pasado 22 de marzo ―“cosas que pasan”, dijo el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha— fue posible gracias a la negligencia, por decir lo menos, de las autoridades.
El primer día de este año fueron destruidas 114 cámaras de vigilancia en un sector de la capital. En marzo fueron repuestas, pero no en donde estaban las originales, sino en otros puntos.
Y los autores del multisecuestro del pasado 22 se movieron precisamente por donde están aún los esqueletos de las cámaras dañadas, por lo que no hay imágenes de este suceso. Los delincuentes se pueden mover libremente por ciertos sectores de Culiacán, gracias al apoyo, involuntario o no, de quienes deberían evitarlo.