En la Ciudad de México Clara Brugada deberá estar muy atenta a la forma de operar de Alejandra Frausto y Eréndira Cruz Villegas. Trabajando en equipo, este par demostró en la Secretaría de Cultura Federal, que su concepto de la austeridad no respeta ni los límites de la eficiencia, ni los de la dignidad y menos los derechos de los trabajadores.
No se conformaron con liquidar el IMCINE, además, en las diferentes oficinas de la dependencia cancelaron contratos de fotocopiadoras, computadoras, no breaks, las licencias de programas de cómputo y hasta el correo institucional.
Los problemas que crearon en el servicio han sido de tal magnitud, que muchos empleados con salarios de $8,000 mensuales, optaron por contratar licencias de paquetes de programas, pagados por ellos mismos con sus sueldos, para estar en condiciones de hacer su trabajo de forma aceptable. Se le llama austericidio, pero se le podría nombrar de diferentes maneras. Ya veremos si esas dos le pueden vender sus ideas para generar economías, a la próxima Jefa de Gobierno.