Aún no se sabe si la reforma al Poder Judicial se aprobará en septiembre, pero lo que todo mundo da como un hecho es que la iniciativa no pasará tal como la envió el presidente Andrés Manuel López Obrador.
En el cuartel de Morena, nos dicen, ya se tomó la decisión de aceptar cambiarle no sólo puntos y comas al proyecto original, sino aspectos sustanciales, como la instauración de una elección escalonada de juzgadores, de tal manera que la renovación total se concrete en tres años.
Y a los más suspicaces no se les escapa el dato de que, de esta manera, la última etapa de este largo proceso se empataría con los comicios federales del 2027, lo que le permitiría a la Cuarta Transformación estar otros tres años en campaña permanente. ¿Será?