Durante el fin de semana pasado se produjeron muchas reacciones positivas en torno a la decisión de la próxima presidenta del país, Claudia Sheinbaum, de ratificar a Zoé Robledo en el cargo de director general del Instituto Mexicano del Seguro Social.
Dicen los que saben que el Instituto es un área muy delicada que rebasa con mucho la prestación de servicios de salud, pues también maneja millones de cuentas de pensiones. Por eso, la administración del organismo debe permanecer ajena a coyunturas políticas y a vaivenes sexenales.
Bajo la gestión de Zoé Robledo se han saneado las finanzas del IMSS y se ha incrementado notablemente la cobertura en todo el país, a través de IMSS-Bienestar. Y como dicen las abuelas, cuando algo está funcionando, mejor ni moverle.