La salud pública en México se encuentra en el peor momento de la última década. No sólo el presupuesto gubernamental ha tenido su nivel más bajo desde 2012, sino que las consultas médicas y la inversión para atender enfermedades catastróficas —como son los diversos tipos de cáncer— atraviesan por las horas más oscuras.
De las principales instituciones de salud del país, sólo el IMSS ha ejercido más presupuesto que en años previos. En cambio, los 48 mil 400 millones de pesos que ha ejercido la Secretaría de Salud entre enero y mayo de 2022 equivalen al 77% de los 62 mil 800 millones ejercidos en el mismo periodo de 2018 y al 67% de los 71 mil 400 millones de 2015.
De igual forma, los 26 mil 100 millones ejercidos en el periodo enero-mayo de este año por el Instituto Nacional de Salud para el Bienestar (Insabi) representan el 60% de los 43 mil 500 millones gastado en el mismo lapso de 2018 y 53% de los 48 mil 600 millones que gastaba el Seguro Popular en 2015.
“Este resultado es preocupante, porque el Insabi maneja el presupuesto de la atención a la salud de las personas que no cuentan con acceso a la seguridad social formal, esto es, pertenecientes a los segmentos más vulnerables. A estas alturas ya podemos concluir que el cierre del Seguro Popular ha implicado una pérdida”, refiere el reporte Desatención del cáncer: una bomba de tiempo, elaborado por la organización México Evalúa.
La investigación advierte que prácticamente todos los tipos de cáncer han recibido menos recursos para su atención por parte del Fondo de Salud para el Bienestar (Fonsabi).
El gasto para atender el cáncer cervicouterino en 2020 fue de 65.8 millones de pesos, 39% menos que en 2018 y el monto más bajo de la última década. Los recursos para atender el cáncer de mama alcanzaron los mil 116 millones, 40% menos que en 2018, el monto más reducido de los últimos 10 años.
De igual forma, los recursos para dar atención el cáncer de la infancia y adolescencia fueron de 150 millones de pesos, la mitad de lo destinado en 2018, y el segundo gasto más reducido de la última década.
Las principales instituciones encargadas de atender e investigar sobre el cáncer en México también ha resentido los estragos de la austeridad. En los primeros cinco meses del año, el Instituto Nacional de Cancerología (Incan) ejerció 489 millones de pesos, la cantidad más baja desde 2010 y muy lejana a los 954 millones que se gastaron en el arranque de 2012.
De acuerdo con México Evalúa, los “ahorros” obtenidos de los recortes en salud han sido canalizados principalmente al financiamiento de obras como el Tren Maya, de programas sociales como las pensiones a adultos mayores y al rescate de empresas quebradas, como Petróleos Mexicanos (Pemex).
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