Carreteras, territorio criminal
Cada 24 horas, 36 camiones de carga son robados en México, ubicándolo en el top 3 mundial de este delito. El fenómeno tiene un impacto de 6 mil millones de dólares anuales en las finanzas de empresas y gobiernos. Ocho estados del país y cuatro carreteras resienten con mayor fuerza la zozobra
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Reportaje ganador del Premio AMIS de Periodismo
Fátima encabeza la tercera generación de empresarios del transporte y cada mes, en promedio, le han robado un camión de carga. Más de un millón de pesos totalmente perdidos en los últimos seis meses. Ha pensado en cerrar su negocio para proteger su patrimonio, porque la crisis de seguridad ya le obligó a acortar sus rutas de distribución, eliminar el trasiego por carreteras del norte y el sur del país, se encarecieron algunos seguros, y su familia y choferes ya han sufrido ataques.
“Antes teníamos un robo más o menos cada cinco años. Cuando la situación era grave nos robaban uno al año y no como ahora, con seis camiones en seis meses”, relató la empresaria, que como su caso, las historias se repiten en un sector que aglutina a 1.14 millones de personas que laboran en el autotransporte.
›El problema en México es tan grave que cada hora 1.5 camiones son robados en las carreteras de México. Esto significa que los criminales provocan, en sólo 24 horas, pérdidas a los empresarios por casi 17 millones de pesos. Estas cifras son históricas y también lo es el nivel de violencia que ahora ejercen los asaltantes, principalmente en el robo a pasajeros y automovilistas, especialmente en cuatro carreteras y ocho estados del país.
La Oficina de Seguros de Canadá sostiene que “el robo de carga nos cuesta a todos”. En efecto, según datos del Inegi, el autotransporte de carga tiene un efecto multiplicador en casi el 40% de la economía mexicana. Es decir, tiene un impacto directo en 101 de las 262 ramas económicas.
Esto significa que además del costo normal para que esté la mercancía en la tiendita de la esquina o en supermercados, se “añaden 20% al precio del producto en nuestro país”, según un reporte sobre transporte, elaborado por la Academia de Ingeniería y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
A tal punto ha crecido el problema, que hay regiones del territorio en los que se pone el riesgo el desarrollo económico, porque se encarece el costo para la movilidad de productos. Los empresarios ya acortaron sus rutas y cambiaron horarios, y los seguros ya no protegen a los usuarios en algunos tramos carreteros, como es el caso de Puebla, porque anualmente suman entre 5 mil 500 millones y seis mil 100 millones de dólares los daños por lo robado.
México es uno de los países en el mundo con mayores volúmenes de carga robada. El Banco Mundial y la empresa de administración de riesgo logístico SensiGuard (antes Freightwatch International) permiten comparar lo que ocurre en nuestro país y Estados Unidos, que es una economía 17 veces más grande. En 2018, por cada camión robado en la Unión Americana, en México fueron 20 unidades.
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Así, en tan sólo 15 minutos, entre el atardecer y la madrugada —como los momentos ideales—, las bandas consuman un asalto, de acuerdo a la información recabada por las asociaciones y autoridades.
Los métodos que utilizan consisten en
colocar obstáculos en los carriles o poner a menores pidiendo auxilio para provocar que los vehículos se detengan; también clonan patrullas federales, utilizan armas de grueso calibre, encañonan y golpean a conductores y los secuestran; incluso emprenden persecuciones contra quienes no se detienen o son capaces de enfrentarse con la policía para lograr huir.
La explicación a esta crisis de seguridad, detallan autoridades y empresarios, es que la estrategia fracasó en la administración de Enrique Peña Nieto y el nuevo sistema penal acusatorio que hace más difícil los procesos legales.
Pero un factor muy importante que se adhirió, fue el combate al robo de combustible, que provocó el efecto “cucaracha”, y esas bandas criminales ahora operan en células y se están apropiando de los delitos en carreteras. El mapa refleja cómo los estados de mayor incidencia de robo de combustible son al mismo tiempo los lugares donde más robos a carreteras se reportan.
“Una estrategia mal planeada, un descuido, una mala planificación, un mal diagnóstico o enfocar las fuerzas hacia otras áreas o hacia otra problemática que lógicamente no fue la adecuada, es lo que provocó que creciera la incidencia delictiva en cuanto al asalto del transporte en carretera”, reconoció el titular de la División de Seguridad Regional de la Policía Federal (PF), Ángel González Ramírez.
Para el presidente de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (Canacar), Enrique González Muñoz, lo que sucede “es algo que está totalmente rebasado”.
A la Mad Max
“Pasando la última caseta para entrar a la Ciudad de México me paró una ‘patrulla de caminos’ para revisar papeles. Eran como las cuatro de la mañana. Cuando se los di, me sacaron las pistolas y me dijeron: ‘no hagas pedo, a ti no te va pasar nada, súbete’. Tirado en el piso de otro vehículo, dimos muchas vueltas y me fueron a tirar a un cerro que, cuando amaneció, vi que era para el rumbo de Texcoco. Me preguntaron: ‘¿Dónde vives?’ Y respondí: ‘En Iztapalapa’. Y me dieron 20 pesos: ‘Con eso llegas’, narra Jesús, el operador de un camión que transportaba 40 toneladas (más de lo permitido) de maíz hacia la Ciudad de México.
›Lo sucedido a Jesús el año pasado, dice la Asociación Nacional de Transporte Privado (ANTP) es una de las formas de operar de los delincuentes. “Un grupo de personas, aparentemente con equipo táctico, bloquea tramos carreteros simulando revisiones a los vehículos de carga, momento que aprovechan para amenazar y amedrentar a los conductores para robarles las unidades”.
La clonación de patrullas federales y uniformes para engañar y robar, “actualmente se da con menor presencia que hace cinco años, pero se sigue presentando”, dice en entrevista el presidente de la Asociación Mexicana de Empresas de Seguridad Privada e Industria Satelital (Amesis), Rubén Almonte.
Contrario a lo que pasa en otros países, el uso de armas en México para robar es ya una constante. Datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) muestran que enero y febrero son los meses con mayor violencia en el robo de camiones. El máximo histórico es, hasta el momento, enero con un índice ligeramente superior a nueve de cada 10 asaltos con agresión. En febrero pasado fue de 89.7 por ciento.
También en enero pasado, nueve entidades superaron el promedio nacional de 90.2%. Baja California, Campeche, Ciudad de México, Hidalgo, Puebla y Tamaulipas estuvieron al 100%, seguidos del estado de México (96.7%), Tlaxcala (94.5%) y Chiapas, con 91.7 por ciento. Estas nueve entidades concentraron 77% del total de robos y considerando sólo a Puebla y el Edomex ahí se realizaron 67 de cada 100 atracos en el país.
En febrero, ocho entidades superaron el promedio nacional de violencia. En Baja California, Ciudad de México, Oaxaca y Sonora todos los robos fueron con violencia. En tanto, Puebla, Tlaxcala, México y Chiapas estuvieron entre 90 y 99 por ciento.
“La característica adicional es que cada vez hay más agresividad hacia nuestros conductores”, dijo Jesús, un chofer con más de una década de experiencia.
La Canacar, afirmó su presidente Enrique González Jiménez, tiene casos documentados en Puebla, donde policías federales perdieron la vida por enfrentar a los delincuentes.
En esto coincide también la ANTP, que tiene como socios a Bachoco, Bimbo, Oxxo, Cemex, La Costeña, Cruz Azul, Wal-Mart, Sabritas, Jumex, Heineken México, Coppel, entre otras compañías. El gremio ha documentado que cuando se intercepta un camión los grupos criminales, utilizan inhibidores de GPS, amenazan con armas de fuego a los operadores y los privan de la libertad mientras desplazan el camión o descargan la
mercancía.
“En 2018, el incremento de la violencia con la que se cometen el robo al autotransporte de carga incrementó de forma considerable, al grado que en muchas de las ocasiones ya no sólo lesionan o privan de la libertad a los conductores, sino que llegan a privarlos de la vida”, sostuvo en su reporte la ANTP.
De acuerdo con uno de los principales despachos privados mexicanos, especializados en el tema, Consultores Internacionales, S. C., el robo en el país es propio de países emergentes. El modus operandi se divide en dos tipos, principalmente: en los países desarrollados este delito ocurre sobre todo en estacionamientos o zonas inseguras, sin violencia.
En Brasil y México, se realiza durante el traslado carretero de la mercancía por medio de bloqueos o al interceptar los tractocamiones.
El dato. El Instituto para la Economía y la Paz informó que el “impacto económico de la violencia en México ascendió a 4.72 billones de pesos, que representa 21% del PIB del país”.
“Ahora las organizaciones criminales toman nuestros camiones (los incendian y) los usan como barricadas” contra las autoridades, afirmó Enrique González.
El nivel de atracos refleja otra forma de descomposición social. En Puebla, por ejemplo, además de las bandas de delincuentes comunes y el crimen organizado, las comunidades se han integrado a esa actividad ilícita, informó la ANTP.
“Vemos la participación desde niños hasta los adultos mayores. Todos salen en defensa de quien comete este tipo de delito”, reveló la asociación.
Enrique González, presidente de la Canacar, dice que en Puebla “hay una descomposición de la sociedad que se nota en la participación de niños en ilícitos”, pues desde puentes peatonales los menores arrojan piedras a los camiones para averiar el parabrisas y obligarlos a detener la marcha y así poder atracarlos.
Cuatro carreteras y ocho estados de riesgo
La infraestructura carretera es la médula del desarrollo económico de una región. El centro del país, uno de los mayores crecimiento, es el que concentra el mayor índice de asaltos, de acuerdo a los registros de las autoridades y asociaciones empresariales.
SensiGuard sostiene que son cuatro las autopistas en las que se roban cinco de cada 10 camiones: la de peaje México-Veracruz (MEX-150D) que conecta a la Ciudad de México con las playas del puerto de Veracruz, a través de sus 400 kilómetros es el tramo más peligroso, ya que concentra 18% de los robos; la segunda es la de México-Saltillo (MEX-57D) con el 11%; la México-Nogales (Maxipista o MEX-15D) que suma 10%, y el Circuito Exterior Mexiquense, con 9.0 por ciento.
“Las zonas de alto riesgo para el transporte de carga se concentran en la región centro y occidente de la República mexicana; principalmente en los estados de México, Puebla, Michoacán y Tlaxcala”, de acuerdo al reporte de SensiGuard. Tan sólo el centro, especifica, concentró 66% de los robos en el tercer trimestre del año pasado.
Alejandro Zamora, especialista senior de Consultores Internacionales, es aún más específico: los tramos carreteros de Puebla, Veracruz y Tlaxcala tienen el mayor número de reportes de robo, siendo los puntos críticos los municipios de San Martín Texmelucan y Esperanza ( también conocido como Mixtlán) de Puebla y Orizaba, Veracruz.
Esos puntos coinciden con los que gobierno federal ha denominado “La franja del huachicol”, debido a que se ubican las principales tomas clandestinas al ser la ruta de los principales ductos y poliductos de Pemex.
›Para la AMIS, la mayor inseguridad también se ubica en el tramo carretero de Veracruz a Puebla. Pero además en la calzada Vallejo y en la autopista de cuota Arco Norte, que a través de sus 223 kilómetros conecta a Atlacomulco (Edomex) y San Martín Texmelucan (Puebla), trayecto que atraviesa Puebla, Tlaxcala, Hidalgo y México, cruzando las autopistas México-Querétaro, México-Pachuca, México-Tulancingo y México-Puebla; así como la carretera Texcoco-Apizaco, entre otras.
El titular de la División de Seguridad Regional también coincide con esas rutas, y pone énfasis en la carretera México-Veracruz, en el paso por las ciudades de Puebla-Orizaba hasta llegar a Veracruz; así como en la autopista México-Querétaro; la Querétaro a Celaya y Salamanca e Irapuato. Además de la Autopista Siglo XXI en su trayecto de Michoacán y Guerrero; y la México-Acapulco en el tramo Cuernavaca-Chilpancingo, “en donde se detectó cierto despunte de esta incidencia delictiva”, comentó el titular de la División de Seguridad Regional de la Policía Federal (PF), Ángel González Ramírez.
Datos del SESNSP muestran que en 2018 se robaron 12 mil 217 camiones (casi 800 camiones más que en 2017). Incluso, en los tres primeros meses del gobierno de Andrés Manuel López Obrador la tendencia sigue al alza y para el trimestre diciembre-enero-febrero, el volumen de robos y nivel de violencia se ubica en máximos históricos.
Aunque se conocen casos de homicidios y secuestros ocurridos en las diferentes carreteras del territorio nacional, las estadísticas oficiales no permiten conocer los tramos exactos en que se registraron los ilícitos.
Para Ángel González Ramírez, los datos de enero del SESNSP les “permite decir que ya hicimos algo, no es muy significativo, pero creemos que con esta nueva dinámica y estas acciones en conjunto de manera progresiva iremos controlando y abatiendo esa incidencia”.
15 minutos para robar
Ante el combate al robo de combustibles, iniciado por el gobierno federal a finales del año pasado, se generó el llamado efecto “cucaracha” y los huachicoleros se convirtieron en asaltantes de carreteras, coincidieron las asociaciones.
“Vimos un aumento este año a partir de que el gobierno implementó el combate a los hidrocarburos”, confirmó la ANTP.
›Los datos del SESNSP muestran que en el primer trimestre del sexenio de López Obrador se robaron tres mil 241 camiones, esto es 15.6% más respecto al mismo periodo del año pasado. Ese número es el más alto desde que hay información estadística oficial, para un periodo similar. Además representa un incremento de 82% respecto al mismo lapso de 2016.
Para los miembros de la Canacar, “actualmente aumentó más (el robo) en la carga general, porque disminuyó el robo de hidrocarburos”. De esa carga general, casi dos terceras partes se concentran en cuatro rubros: alimentos y bebidas no alcohólicas (33%), materiales industriales y para la construcción (10%), bebidas alcohólicas (8%) y autopartes (7%), según los datos más actuales en la industria, que son del tercer trimestre de 2018 y realizados por la empresa Sensiguard.
A la lista se suman productos para el hogar y jardín; cuidado personal, electrónicos, ropa y calzado; productos farmacéuticos, ganado, tabaco e incluso dinero en los transportes de valores.
Es tal la especialización de las bandas de atracadores, que un robo se puede realizar en menos de que una pizza sea entregada a domicilio.
“En general el robo se produce entre los primeros cinco y 15 minutos una vez detenido el operador”, dice Almonte, de la Amesis, asociación que agrupa a empresas proveedoras de servicios de localización de satelital para la administración de riesgo en la cadena logística.
Ante los niveles de asaltos, el director general de la AMIS reconoció que algunos de sus agremiados han dejado de dar cobertura en algunos casos.
“En ciertas mercancías y en ciertas ciudades, algunas compañías de seguros ya no están tomando el riesgo de robo de mercancía. En la mayoría de los casos sí (están vendiendo pólizas), pero en algunas zonas no (...). Recordemos que el principio básico de un seguro es tomar un riesgo futuro e incierto y en Puebla el robo de un tractocamión ya no es algo incierto, sino una seguridad”, enfatizó Arias Jiménez.
Las aseguradoras registran también elevados niveles violencia en Tamaulipas y Guerrero. “Hay lugares en Tamaulipas donde han encajuelado a los ajustadores de seguros. En esas partes desafortunadamente los niveles de inseguridad son muy altos”, puntualizó el presidente de AMIS.
Por minuto, 700 mil pesos en pérdidas
Organismos multinacionales privados y públicos, coinciden en que se carece de números precisos para medir el robo de mercancía.
En México, la mayoría comenta que son 47.2 billones de pesos, pero es un cálculo de 2017 y considerando la información de las empresas británicas especialistas en la administración de riesgo en la cadena logística: TT Club (también aseguradora) y BSI Group que muestran que en el primer semestre de 2018 en Estados Unidos, Canadá y México, el robo promedio por camión equivale a 56 mil 666 dólares.
“El costo global de la inseguridad en el autotransporte de carga se estimó para 2017 en 43 mil 665 millones de pesos”, monto que incluye los costos de seguros de unidad, equipamiento preventivo, seguros de mercancía, mercancía robada, la unidad no recuperada, ingresos sin percibir de dicha unidad y el costo de la reparación.
El dato. Nuevo León, la tercera mayor economía del país, muestra los menores índices de violencia y unidades robadas en el país.
Para actualizar esa cifra, ejecentral consideró la inflación del periodo y el número de camiones robados y el resultado fue de 106 mil 896 millones de pesos (unos 5 mil 500 millones de dólares). Teniendo en cuenta además que algunas consultoras internacionales señalan que el robo de mercancía en 2017 equivalía a 0.5% del PIB nacional, con los datos actuales de ese indicador, el daño se ubica en alrededor de 6 mil 100 millones de dólares.
Con ese dinero se podría financiar medio centenar de hospitales del IMSS o el ISSSTE, el 35% del presupuesto federal 2019 para la Secretaría de Educación Pública (SEP) o siete meses de lo que recaudó el gobierno federal por IEPS a las gasolinas en 2018 o 42 veces el gasto para las pensiones para el Bienestar de las Personas con Discapacidad Permanente.
La expansión de los asaltos en carreteras también afecta a las arcas de la nación, porque la mercancía se vende en el mercado informal y no genera impuestos ni contribución a la seguridad social, esto último, lo termina sufragando el Estado a través de los impuestos de los contribuyentes. Datos del Instituto de Estadística revelan que en 2017, el 57% del personal ocupado laboraba en la informalidad y con ello la economía informal representa el 22.7% del PIB Nacional.
“México está dentro del top 3 con Sudáfrica y Brasil como los países con mayores niveles de robo de mercancía en el transporte de carga en carreteras en el mundo”, reconoció el presidente de la Canacar, Enrique González Muñoz.
Entre vías y autos
En 2018, la Agencia Reguladora del Transporte Ferroviario (ARTF) movilizó el 10.4% de los casi 915 mil millones de dólares del comercio exterior del país. Esta misma agencia señaló que en el cuarto trimestre de 2018 se registraron tres mil 142 actos vandálicos y robos en los ferrocarriles.
La ARTF, órgano desconcentrado de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), señaló que el robo en el cuarto trimestre aumentó 26.5% al sumar 906 hechos. Es decir que en promedio ocurren 10 robos de mercancía en trenes al día.
En cuanto al robo de vehículos, la AMIS informa que con 30% del parque automotriz asegurado en el país, este delito asciende a uno unos 25 mil millones de pesos al año.
La rentabilidad de los ladrones, dice el director general de la AMIS, es por los altos índices de impunidad.
Otro robo frecuente son los neumáticos. “En algunos paraderos en Guerrero, te despiertan en la madrugada y te dicen: ‘Voy a salir, te puedes mover un poquito, para delante o atrás, y como estás casi sonámbulo, no te das cuenta que al moverlo, lo que hiciste fue calzar (subir a una rampa) el camión. Cuándo despiertas te das cuenta que te robaron ocho llantas frontales del eje o 16 si es tráiler con doble remolque”, contó Jesús, el chofer que compartió con ejecentral sus experiencias en 10 años de andar en carreteras.
“En la Cámara de Diputados dije que en México cometer delitos es un negocio muy rentable. En México, el riesgo de que un delincuente sea condenado es de baja probabilidad. Entonces, delinquir es muy rentable”, opinó.
En suma, robar un camión con mercancía puede ser hasta 40 veces más rentable que robar un banco, de acuerdo al botín que han logrado los asaltabancos en la Ciudad de México en los delitos más recientes reportados por la prensa.
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Informantes, dentro de las empresas
Tomás de la Rosa
Las asociaciones coinciden en que algunos de los robos muestran que los delincuentes no están solos y tienen informantes dentro de las empresas que producen las mercancías, los que las trasladan o entre los propios choferes de los camiones. Lo que no se ha determinado es si son cómplices o son obligados a dar información.
“Es muy extraño que nos roben más el producto (bebida alcohólica, que no es cerveza) cuando es en botella de vidrio, que cuando va en envase de lata. Alguien filtra esa información”, señaló Fátima, que habló con ejecentral bajo la condición de mantener su anonimato.
Para el director general de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), Recaredo Arias Jiménez, “sí hay contubernio con la gente interna y las bandas (delictivas). Está infiltrada o los compraron o los amenazan y por ese mandamiento dan el pitazo porque sí es muy particular que en algunos casos los embarques más valiosos son los que se roban”.
Los delincuentes saben lo que se están robando. No roban nada por casualidad, detalla Rubén Almonte, quien también es director general de Sky Angel, empresa que opera en Estados Unidos, México y parte de América Latina. Entre sus clientes están: Elektra, Novartis, Hugo Boss, Sony Samsung, Bayer, Unilever, Nike, Alsea, entre otras tantas.
Para la distribución y venta de lo robado, añadió el presidente de la Amesis, el hampa tiene ya canales de desplazamiento “bien aceitados” y, por ello, el producto debe ser de fácil comercialización.
Enrique González, de la Canacar, enfatizó que “quizá si hay un problema de corrupción”, pero ellos como transportistas “no sabemos dónde. Nosotros no somos quién para investigar”.
Para los empresarios, el nuevo sistema penal acusatorio ha sido un factor que ha incrementado los robos en carretera, porque el delincuente, sostiene la Canacar, rápidamente regresa a la calle y “para liberar un camión (robado) puede demorar hasta 90 días. Esto es cuando se recupera el camión”.
El Poder Legislativo, añadió Recaredo Arias Jiménez, debería retomar una iniciativa que impulsó el PAN y apoyó el PRI para cambiar el procedimiento penal para que “se considere delitos graves para prisión preventiva, pero que ya no sea oficiosa. Es decir que el Ministerio Público no sé a quién tenga la potestad decidir si presenta o no el delito ante el juez, sino que tenga la obligación de presentarlo. Así ya no queda en la decisión del Ministerio Público porque sabemos que hay niveles de corrupción”.