Uno de los narcotraficantes más buscados por la Agencia Antidrogas Estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés), también es uno de los personajes más investigados por la prensa, especialmente de Sinaloa, y de ello da cuenta el semanario Ríodoce, cuyas páginas han dado seguimiento a la trayectoria de Rafael Caro Quintero, por el que el gobierno estadounidense ofrecía una recompensa de 20 millones de dólares para llevarlo a su captura.
Incluso uno de los reportes más importantes refieren las acciones militares que incluyeron enfrentamientos entre el primer círculo de seguridad del narcotraficante contra elementos de la Marina.
Caro Quintero fue arrestado en 1985, en Costa Rica, a los 32 años, y cumplió 28 años de prisión antes de ser liberado.
La guerra que acecha
Redacción Ríodoce
Ismael Zambada García, Rafael Caro Quintero y el propio gobierno federal participaron en las negociaciones para liberar a los tres hijos de Joaquín, el Chapo Guzmán. Pero las negociaciones se dificultaron y entonces el Cártel de Sinaloa amenazó con secuestrar en la cárcel a Nemesio Oseguera González, hijo del Mencho, para ofrecerlo como moneda de cambio. Fuentes de Sinaloa aseguran a Ríodoce que fue secuestrado, pero desde la PGR se desmiente. Lo que muchos aseguran es que el agravio provocará una guerra sin cuartel entre el Cártel de Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Sinaloa.
En las negociaciones para que los hijos de Joaquín Guzmán Loera, líder del Cártel de Sinaloa, fueran liberados, participaron no solo Ismael Zambada García, sino también Rafael Caro Quintero y el gobierno federal, señalaron a Ríodoce fuentes extraoficiales. Las negociaciones entre el grupo de Nemesio Oseguera Cervantes, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y los líderes del Cártel de Sinaloa, no fueron tersas, sino accidentadas y con jaloneos que estuvieron al borde de la fatalidad: un factor que se puso sobre la mesa de negociación fue el hijo de Oseguera, elMenchito, preso en un penal federal de Oaxaca, y la posibilidad de asesinarlo, si no soltaban a los tres Guzmán.
El Menchito, según fuentes de Ríodoce, fue secuestrado adentro del penal y puesto bajo presión permanente hasta que los levantados en La Leche fueron puestos en libertad. Sin embargo, esta versión fue desmentida por fuentes de la PGR que pidieron el anonimato.
“Tenemos registrado que el Menchito recibió visitas esos días; si lo hubieran tenido secuestrado no hubieran podido visitarlo”, aseguró la fuente.
También el gobierno federal intervino al más alto nivel. Las fuentes señalan que funcionarios del área de seguridad y militar intercedieron también, una vez que se atoraron las negociaciones y salieron a relucir las opciones violentas, para que los ánimos se calmaran y evitar una nueva guerra entre organizaciones criminales de gran poderío.
“No quería el Mencho dar su brazo a torcer, por eso lo presionaron con su hijo preso”, dijo una persona cercana a estos acontecimientos.
Rubén Oseguera González, mejor conocido como el Menchito, permanece preso en el penal federal número 13, ubicado en Miahuatlán, en el estado de Oaxaca, acusado de delincuencia organizada, y posesión ilegal de armas de fuego y cartuchos.
Caro Quintero mantiene cierta influencia en Guadalajara, la que fue su segunda casa —ahí se estableció luego de huir de la Operación Cóndor, que azotó la sierra sinaloense en 1977— y donde mantiene poderío en el negocio de las drogas, lo que ayudó en la interlocución, igual que la intervención de Zambada García. Pero cuando la situación se complicó, fue el gobierno federal el que metió mano.
“En la negociación más fuerte se metió el gobierno federal, se involucró al hijo del Mencho como factor de negociación, y el mismo Rafael Caro Quintero, y esto evitó que se hiciera un desmadre de violencia”.
Los hermanos Iván Archivaldo —heredero de los negocios de su padre—, Alfredo y César, fueron detenidos y secuestrados por un comando, cuando festejaban el cumpleaños del primero, en el restaurante La Leche, en Puerto Vallarta, Jalisco.
Oficialmente se aceptó, por la fiscalía estatal de Jalisco, que Jesús Alfredo Guzmán Salazar se encontraba entre los seis hombres secuestrados en el restaurante La Leche, de Puerto Vallarta, la noche del domingo 14 pasado. Sin embargo, se sabría luego —por Ríodoce— que también Iván Archivaldo estaba en el grupo y más tarde, según informó Carlos Loret de Mola en su programa Al despertar, de Televisa, citando fuentes extraoficiales del gobierno federal, que otro hijo del Chapo, César Guzmán Salazar, también había sido plagiado.
En contra de lo que se ha planteado, los “menores”, como se les llama a los hijos de Guzmán Loera, sí tenían escolta, pero ésta fue fácilmente sometida por los sicarios.
Afuera, cerca de 16 pistoleros resguardaban a los Guzmán, pero el grupo atacante era integrado por cerca de 50 hombres armados. Otro de los hermanos, Ovidio, no estaba en el festejo, pero sí en Puerto Vallarta, aunque optó por quedarse en el hotel Marriot, en el que todos ellos se habían alojado.
La reunión tenía como objetivo festejar el cumpleaños de Iván Archivaldo, que fue el 15 de agosto, y habían acudido familiares y amigos. En total, unas 16 personas estaban en el festín. La noche del viernes 19 fueron liberados. Primero fueron puestos en libertad Iván Archivaldo y su suegro, pero éstos decidieron permanecer en Jalisco hasta que el resto fuera también soltado.
Reunión de trabajo
La noche del jueves, hubo una reunión de trabajo en Culiacán. El más alto nivel de los grupos que conforman la organización criminal de Ismael Zambada García, el Mayo, como parte del Cártel de Sinaloa, fueron convocados a un rancho ubicado muy cerca de la capital de Sinaloa.
Los Mayos llegaron de varias regiones de Sinaloa y de otros estados. En grupos pequeños, con los escoltas y colaboradores cercanos. Aquello de repente fue un hervidero de hombres de armas.
Afuera varias camionetas rodeaban el rancho. Todas ellas tenían tripiés en capacetes y cajas: ametralladoras automáticas empotradas, decenas de cargadores, y miles de cartuchos.
El motivo de la reunión fue analizar lo que estaba pasando en Puerto Vallarta, con el secuestro de César, Alfredo e Iván Archivaldo Guzmán Loera, por parte de los jefes del Cártel Jalisco Nueva Generación. Las negociaciones, posibles consecuencias, y la posibilidad de tener que levantar de nuevo los fusiles y jalar el gatillo, para protagonizar una guerra silente y al mismo tiempo ruidosa, que no ha terminado, pero que podría alcanzar una nueva escala de sangre y muerte, aquí y allá.
Las potentes armas, las balas disponibles, los proyectiles de diverso calibre, hacían mayoría. De repente, uno de los asistentes, que solo había acudido acompañando a unos familiares y a saludar a un viejo amigo, se vio envuelto de ese ambiente duro, de la beligerancia de los días recientes, de fusiles automáticos, pecheras y ese olor a fierro sudado.
Le dio miedo. Dio varios pasos atrás y observó todo: las camionetas, las ametralladoras empotradas, esa marabunta de desconocidos hablando el lenguaje de la guerra. Y dijo: “Mejor me voy, compadre. Me siento como en Irak”.
Tambores de guerra
Versiones al interior del Cártel de Sinaloa advierten que el secuestro de los hijos del Chapo, la tensión, negociaciones, amenazas y desenlace, es el preámbulo de una nueva guerra: la de esta organización criminal contra el Cártel Jalisco Nueva Generación. Al parecer, los de Sinaloa, con Iván Archivaldo Guzmán Salazar a la cabeza, preparan un fuerte ataque, pero esperan a cambiarse ellos y sus familias de domicilio, para disminuir los niveles de vulnerabilidad.
Los ataques se realizarán tanto en regiones de Jalisco controladas por el CJNG, como en Sinaloa. En el caso de esta entidad, las fuerzas del Mencho podrían hacer alianzas con células de los Beltrán Leyva que operan en Los Mochis, El Fuerte, Choix, Sinaloa y Guasave, en el norte de la entidad;Navolato, en el centro, y en el sur, Mazatlán, Concordia, Escuinapa y Rosario. Los también llamados mazatlecos ya han iniciado una serie de ataques en contra del Cártel de Sinaloa que operan en el sur del estado, donde ha habido incinerados y descuartizados, como pasó en Concordia.
En solo una jornada, la del domingo 21, siete hombres fueron asesinados en el puerto; a uno de ellos le pusieron un mensaje en contra de Ismael Zambada, del Chapo Guzmán y de Dámaso López Núñez. Cuatro más fueron ejecutados, terciados y abandonados en las inmediaciones del fraccionamiento Privanzas.
Esto, a pesar de que en las últimas semanas se reforzaron operativos de seguridad, directamente coordinados por el director de la Policía Ministerial, Jesús Antonio Aguilar Íñiguez, quien fue enviado por el gobernador, Mario López Valdés, a darle una “espulgadita” al puerto. Mientras se escribían estas líneas, dos hombres fueron asesinados en un céntrico crucero de Culiacán. Iban en un auto blindado. Uno de ellos, Giovanni Parra Zambada, era sobrino de Ismael Zambada García, el Mayo.
*Artículo publicado el 28 de agosto 28 de 2016 en el portal Ríodoce.
Atrapar a Rafael Caro, la obsesión del gobierno de Estados Unidos
Miguel Ángel Vega/Ríodoce
Cientos de elementos de la Armada de México mantienen sitiadas las comunidades de Otatillos, Las Juntas, Babunica, Bamopa y La Noria, durante un operativo que estarían dirigiendo agentes de la DEA para capturar al narcotraficante Rafael Caro Quintero.
Según testimonios de residentes de esas comunidades, las acciones militares incluyeron enfrentamientos entre el primer círculo de seguridad del narcotraficante contra elementos de la Marina, incluso el derribamiento de un helicóptero tipo Black Hawk, luego que los elementos castrenses llegaran como huracán el pasado 11 de abril, y tras ubicar el punto exacto donde se encontraba el capo, su equipo de seguridad enfrentó a los uniformados para dar tiempo a que don Rafa escapara.
Según fuentes del estado no se han reportado muertos ni heridos, y hasta el cierre de esta edición, los marinos mantenían sitiadas varias de las comunidades de esa región en Badiraguato, pues aparentemente el narcotraficante aún estaba oculto en la zona y sólo esperaba que las acciones militares cesaran, las cuales incluían buscarlo a través de drones y helicópteros tripulados por la fuerza aérea mexicana.
“Está muy cabrón allá en esa parte (de la sierra), porque los marinos siguen buscando a don Rafa, y se han dado ya varios agarres con su gente”, dijo un residente de la comunidad de Otatillos.
La Policía Municipal de Badiraguato sin embargo, no confirmó ni negó que se hayan suscitado enfrentamientos en esa zona serrana, puesto que durante los días posteriores a la llegada de los marinos, la corporación ya no se acercó a la zona en conflicto, ni tampoco recibió reportes sobre personas muertas o heridas durante ese periodo de tiempo.
“Sabemos que hay un operativo de la Marina en esa zona, pero nosotros no nos metemos cuando la Armada llega, sino que esperamos que hagan sus cosas y sólo entonces vamos a patrullar para confirmar que todo esté bien entre la población”, dijo Omar García, subcomandante de la Policía Municipal de Badiraguato.
Con todo. Atrapar a Caro parece haberse convertido en una obsesión para el gobierno de los Estados Unidos, no importando qué partido gobierne, si es el republicano o el demócrata.
El último operativo en contra de Caro Quintero lleva la firma de Estados Unidos, y el mensaje es que irán con todo para esta vez atrapar al narcotraficante originario de la comunidad La Noria, en Badiraguato.
Desde su liberación en 2013, el capo ha pasado su libertad a salto de mata, ocultándose tanto del gobierno mexicano como del estadounidense que ofrece 20 millones de dólares por información que conduzca a su captura, pero debido al fracaso de esa recompensa, Estados Unidos ha intensificado los medios para doblegar y atrapar al narcotraficante.
Apenas el jueves de la semana pasada, una corte federal del Distrito Este de Nueva York, en Brooklyn, ordenó que se decomisaran cinco propiedades que Caro Quintero habría comprado en el estado de Jalisco, México. El argumento del gobierno estadounidense fue que todas esas propiedades fueron adquiridas con dinero obtenido del narcotráfico, y por ello el juez Eric N. Vitaliano aprobó que, a través de los distintos canales diplomáticos, el gobierno de Estados Unidos asegurara los inmuebles para posteriormente ofertarlos.
“La orden de hoy es un paso más en nuestra búsqueda de justicia para las víctimas de la brutal organización de narcotráfico que Caro Quintero lidera, aunque especialmente para hacer justicia al agente especial de la DEA Enrique Camarena, asesinado a manos del sindicato criminal de Caro Quintero”, afirmó Mark J. Lesko, fiscal del Distrito Este de Nueva York, al anunciar la incautación de bienes del narcotraficante.
Cuatro meses antes, el 28 de noviembre de 2020, Caro Quintero ya había sufrido otro revés legal, pues el Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal, en México había desechado su recurso de revisión alrededor del amparo presentado para evitar que lo extraditaran a Estados Unidos.
Desde entonces y de la manera más sigilosa, la DEA estaba trabajando su ubicación y su eventual arresto, y una vez frenada su eventual extradición, el gobierno estadounidense, la agencia antidrogas planeó venirse con todo para su arresto.
“La realidad es que seguimos buscando a este fugitivo, y no importa el tiempo que pase, ni su edad, la DEA sigue determinada para atrapar a Caro Quintero y traerlo ante la justicia de nuestro país para que pague por sus crímenes”, dijo Patricia Hartman, vocera de la DEA, en Washington DC.
* Artículo publicado el 18 de abril de 2021 en la edición 951 de Ríodoce.
La detención del supuesto torturador del agente Camarena, 34 años después
Miguel Ángel Vega/Ríodoce
Después de 34 años, otro de los involucrados en el secuestro del agente de la DEA Enrique Kiki Camarena, fue detenido.
Se trata de Ezequiel Godínez Cervantes, de 77 años, a quien las autoridades de Estados Unidos lo acusan de ser uno de los secuestradores y torturadores del agente. El detenido era miembro del Cártel de Guadalajara encabezado por Miguel Ángel Félix Gallardo, Rafael Caro Quintero y Ernesto Carillo Fonseca.
Los tres capos también fueron detenidos por el secuestro y asesinato del agente Camarena. El secuestro y asesinato ocurrió en 1985 y Godínez Cervantes fue detenido apenas la semana pasada.
Según medios estadounidenses, Godínez Cervantes también fue acusado del asesinato de dos estadounidenses que sin supuestamente saberlo, fueron a un restaurante donde narcotraficantes daban una fiesta en Guadalajara en 1985. Las víctimas eran Albert Radelat y John Walker, de Minnesota, apuñalados con picahielos y golpeados hasta la muerte.
Presuntamente, los estadounidenses fueron asesinados debido a que los narcotraficantes creyeron que eran agentes antidrogas. Godínez también fue señalado en los secuestros y asesinatos de cuatro testigos de Jehová en las calles de Guadalajara, mientras vendían libros religiosos de puerta en puerta, pero nunca fue acusado. La Secretaría de Seguridad Pública de Baja California dio a conocer que fue capturado por agentes de la Policía Investigadora del Estado, en la colonia Luis Donaldo Colosio en Mexicali.
Según la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Baja California, la detención se efectuó derivada del intercambio de información entre el Buró Federal de Investigación (FBI) con la corporación estatal, que indicaba que Ezequiel cruzó la frontera con México para refugiarse en la capital del estado, por lo que se solicitaba su cooperación para lograr su captura. Por tal motivo se desplegó un operativo en coordinación con el Instituto Nacional de Migración (INM), en donde en base a la información proporcionada por las autoridades norteamericanas, se determinó que dicho sujeto se encontraba sobre la avenida José Luis Gallegos y calle Capitán Pedro Amezcua Rodríguez, en la colonia Luis Donaldo Colosio en la capital del estado.
El acusado fue detenido en cumplimiento a una orden de aprehensión por delito de secuestro y por violación condicional de la libertad. Se puso a disposición de las autoridades migratorias para su deportación y fue entregado a las autoridades de Estados Unidos para ser juzgado según sus leyes.
Por el asesinato del agente de la DEA y el piloto Alfredo Zavala Alvear, están sentenciados los líderes del Cártel de Guadalajara. Ernesto Carrillo Fonseca, Don Neto, cumple prisión domiciliaria; y Miguel Ángel Félix Gallardo se encuentra preso en un centro de máxima seguridad.
Rafael Caro Quintero fue puesto en libertad el 9 de agosto de 2013 luego de obtener un amparo, pero cuenta con orden de reaprehensión y el gobierno de Estados Unidos ofrece una recompensa de 5 millones de dólares por información que lleve a su captura. Los tres fueron sentenciados a 40 años de prisión y al pago de 20 millones 810 mil pesos.
Don Neto obtuvo la prisión domiciliaria en junio de 2016 y cumple su condena en una casa en el Estado de México. El narcotraficante obtuvo la prisión domiciliaria debido a que presenta senilidad y severo menoscabo de sus facultades físicas y mentales por lo que fue declarado por peritos como minusválido mental con nula probabilidad de recuperación. Félix Gallardo termina de cumplir su condena en el penal de Puente Grande, Jalisco.
El año pasado sus abogados solicitaron la prisión domiciliaria pero le fue negada por el Juez. El capo padece pérdida de la audición, traumatismo en el ojo derecho, luxación de cristalino y glaucoma.
Caro Quintero se mantiene prófugo a pesar de los operativos implementado por autoridades mexicanas y estadounidenses para localizarlo. Dos años después de haber sido liberado, en 2015, la Primera Sala de Suprema Corte de Justicia de la Nación revocó la sentencia por la que fue liberado. Los magistrados lo declararon responsable de los delitos de Privación ilegal de la libertad en la modalidad de secuestro, y de homicidio calificado y ordenaron la inmediata reaprehensión.
Caro Quintero fue absuelto de los delitos de homicidio calificado, privación ilegal de la libertad de los trabajadores de los ranchos “El Búfalo”, “Los Juncos” y “Montesco”. Desde el año pasado, el FBI lo incluyó en la lista de los 10 prófugos más buscados y ofrece una recompensa de 20 millones de dólares. En abril de 2018, el Fiscal para el Distrito Este de Nueva York anunció el desbloqueo de una acusación adicional contra Caro Quintero. El Gobierno estadounidense asegura que su papel como líder de un grupo criminal continúa.
La acusación señala el liderazgo en el tráfico de metanfetamina, heroína, cocaína y mariguana en Estados Unidos y sus actividades delictivas entre 1980 y 2017.
*Artículo publicado el 5 de mayo de 2019 en la edición 849 de Ríodoce.
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