Desde su desarrollo, la carne “cultivada “ en laboratorio fue vista como una solución a los problemas de hambruna mundial y de contaminación, sin embargo, las preferencias de las personas y la impresión que genera podrían evitar estos objetivos.
Una revisión de tres estudios que involucraron a mil 587 personas arrojó que buena parte de los potenciales consumidores encuentran este producto como “desagradable” debido a lo antinatural de su creación.
Los resultados, publicados en Science Direct, demuestran que si bien el 35% de los carnívoros rechazarían comer carne de laboratorio, esta cifra aumenta al 55% de los vegetarianos. “Como un alimento novedoso que los humanos nunca antes habían encontrado, la carne cultivada puede provocar dudas por parecer tan antinatural y desconocida, y potencialmente tan repugnante”, escribieron los autores.
Paradójicamente, al plantear la posibilidad de darle un aspecto más natural a este producto, la percepción positiva aumentó entre los carnívoros, pero disminuyó entre los vegetarianos, debido precisamente a su apariencia.
De esta forma, los investigadores Daniel L.Rosenfeld y Janet Tomiyama llegaron a la conclusión de que para lograr una buena aceptación de esta carne “artificial”, se debe combatir la idea de no es natural, así como darle un aspecto más cercano a lo que se ve en los supermercados.
La idea de la carne artificial comenzó a desarrollarse en la década de 1990, y se produce a partir de células musculares de animales reales, a las que se aplican proteínas para incentivar su crecimiento sin necesidad de animales reales. Y si bien ya se encuentra en algunas partes del mundo, su impacto no ha sido el esperado, pese a que ayudaría a evitar contaminación por gases de efecto invernadero, tala de espacios silvestres y consumo de agua, factores usados en la cría de animales para el mismo objetivo.