Al menos 125 personas murieron la noche del sábado en un estadio de
Indonesia
después de que fanáticos enardecidos invadieran la cancha y la policía respondiera con gases lacrimógenos, lo que provocó una estampida, informaron el domingo las autoridades revisando a la baja un balance anterior.
Sam Gilang corrió hacia salida del estadio de fútbol de Malang, como otros tantos miles, llenos de pánico, cuando la policía
indonesia
lanzó gas lacrimógeno contra hinchas iracundos, provocando una estampida en la que murieron más de un centenar de personas.
“La gente se empujaba los unos a los otros (...) Muchos fueron pisoteados cuando iban hacia la salida”, dijo a AFP este superviviente de 22 años que perdió a tres amigos en la tragedia. “Fue espantoso, estremecedor”, explica.
Los espectadores, entre ellos mujeres y niños, se abalanzaron para salir del estadio Kanjuruhan, en la ciudad de Malang, en el este de la isla de Java.
La gente quedó atrapada, algunos murieron sepultados por la multitud o asfixiados, en una de las peores catástrofes ocurridas hasta ahora en un estadio.
Al menos tres supervivientes describieron los hechos tras el final del partido entre el equipo de la ciudad vecina de Persebaya Surabaya frente a los locales, derrotados por 3 goles a 2.
Miles de seguidores irrumpieron en el terreno, algunos llenos de ira, otros para saludar a los jugadores de su equipo.
La muchedumbre empezó desplazarse cuando la policía, con porras y escudos, intentó que los hinchas volvieran a las gradas. Luego lanzó gas lacrimógeno hacia las tribunas, frente a las salidas del estadio 12 y 13.
La policía dijo que se produjeron “disturbios”, pero varios testigos dijeron lo contrario.
“No pasaba nada, no había motín. No sé cuál fue el motivo, de repente nos dispararon gas lacrimógeno. Eso me chocó, ¿no pensaron que había niños y mujeres?”, declaró a AFP Doni, un espectador de 43 años.
“Humo por todas partes”
El gas lacrimógeno se extendió por todo el estadio y la gente entró en pánico. Cientos de personas se precipitaron hacia las salidas.
“Había humo por todas partes (...) y me entró el pánico. La salida ya estaba abarrotada de gente, no sabía qué hacer ni dónde ir”, dijo Fian, un aficionado de 17 años, que tampoco quiso dar su apellido.
Todavía respirando con dificultad y con los ojos enrojecidos, recuerda los gritos que oía: “Vayan hacia las salidas de emergencia de la izquierda”, pero esa a estrecha puerta de escape fue como un atolladero mortal para muchos.
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Algunos de los hinchas que consiguieron salir fueron vistos cargando cuerpos sin vida.
La ira prendió en los alrededores del estadio. Seguidores lanzaron proyectiles, piedras y botellas de plástico contra la policía, que intentaba evacuar a los agentes del estadio.
Coches de la policía y camiones fueron volteados y quemados.
“La policía fue tan arrogante. Podrían haber dirigido a los hinchas”, dice Sam Gilang. “Con las porras bastaba, no se necesitaba usar gas lacrimógeno”.
La ciudad de Malang estaba en duelo el domingo, con muchas familias que vieron a sus parientes ir hacia el estadio y no volver más.