Consideradas un símbolo de majestuosidad y tradición egipcia, las momias de este país no siempre fueron vistas de esta forma en Europa. A partir de su descubrimiento en el siglo XII, muchos boticarios en el continente recetaban “polvo de momia” para tratar distintas dolencias, como dolor de cabeza, hinchazón de extremidades e incluso peste.
La popularidad de este remedio se extendió tanto entre las clases altas como las más bajas, motivo por el que se descubrieron incluso “momias” falsas, que no eran otra cosa, sino cuerpos de campesinos europeos que no habían sido reclamados.
Otro uso que se les dio a las momias egipcias, que entonces se vendían sin ningún control en las calles de Egipto, fue el de atractivo en los eventos sociales. Las “fiestas de desenvolvimiento” se convirtieron en una actividad tradicional en las clases altas. En ellas, se entretenía a los invitados desenvolviendo frente a ellos uno de estos cuerpos preservados, lo que garantizaba siempre un éxito para el anfitrión.
Fue hasta el siglo XX cuando estas actividades comenzaron a ser vistas como algo de mal gusto, y, sumado a la pérdida de patrimonio que representaban, las momias egipcias tomaron el lugar que ostentan en la actualidad: el de piezas históricas de valor incalculable que dan muestra de la rica historia de Egipto.
Sin embargo, tanto su uso en remedios medicinales como para amenizar las fiestas son daños irreparables, y a la fecha se desconoce el valor arqueológico perdido durante todos estos años.
Atractivo. Las momias se popularizaron con la expedición de Napoleón a Egipto en 1798.