Calor extremo, una fuente de problemas en Medio Oriente y África
El retraso de las lluvias y los efectos del fenómeno del niño que ha mantenido una fuerte oleada de calor ha provocado estragos en el sector ganadero de Campeche, en la localidad de Alfredo V. Bonfil ha causado la mortandad de más de 200 vacas.
/Michael Balam Chan
La región experimenta una severa degradación ambiental que ha ocasionado que el 82% de su terreno sea desierto
Una vez fue un lugar tan próspero, que favoreció la expansión de la humanidad al resto del mundo. Pero hoy, la región de Medio Oriente y norte de África (MENA, por sus siglas en inglés) enfrenta uno de sus mayores problemas: la desertificación y olas de calor extremas, que tienen la capacidad de modificar radicalmente el desarrollo de vida, tanto vegetal como animal.
Según la revista npj Climate and Atmospheric Science, para la segunda mitad de este siglo, algunas áreas de esta región alcanzarán los 56 °grados centígrados, temperatura que podría incluso durar por varias semanas.
Asimismo, para finales de siglo, cerca de la mitad de la población de MENA podría estar expuesta a olas de calor súper y ultra extremas que se repetirán anualmente. La cifra representa aproximadamente 600 millones de personas, la mayoría de las cuales se concentrará en ciudades.
Ni siquiera los camellos —animales altamente resistentes al clima caluroso— podrán sobrevivir en un entorno así.
Actualmente, la región de Medio Oriente y en norte de África experimenta una severa degradación ambiental que ha ocasionado que el 82% de su terreno sea desierto, y la situación parece acentuarse.
El principal motivo es el aumento de la temperatura global causado por la actividad humana, que desde la revolución industrial ha emitido miles de toneladas de emisiones contaminantes, y si bien ahora se están haciendo esfuerzos para revertirla, no han sido suficientes. Actualmente, la región MENA es la zona con menor cantidad y disponibilidad de agua, y alberga a 13 de los 20 países con mayor escasez de agua. Argelia, Líbano, Irak, Palestina y Jordania son los países más castigados, y la lista sigue creciendo.
A los problemas medioambientales se suman los sociales. El agotamiento de los recursos acentúa las hostilidades, tal como se puede ver en Siria, Yemen, Irak, y recientemente Gaza, en un conflicto bélico que amenaza con extenderse a toda la región de Medio Oriente.
Los problemas no golpean igual. Diversos reportes señalan que las mujeres son más vulnerables a sufrir violencia y enfrentar condiciones extremas de clima, debido a los roles de género y a la desigualdad en las labores y derechos.
Al respecto, el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo señaló que mientras los gobiernos de países más privilegiados no realizan suficientes esfuerzos para abordar el cambio climático, las administraciones de otros países invierten recursos que favorecen ambientes directamente en perjuicio del planeta, tales como la extracción y el uso de combustibles fósiles, la sobrepesca y la deforestación, alimentando asi un ciclo de hostilidad ambiental y social.
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