Las firmas Moody’s Ratings y Fitch Ratings degradaron la calificación crediticia de Pemex en días pasados, lo que provocará un aumento en los intereses de deuda que quiera emitir el Gobierno para apalancarla por el grado de riesgo en el que se encuentra. Sin embargo, el presidente Andrés Manuel López Obrador despreció a las empresas calificadoras, ya que consideró que son una burla y se manejan sobre intereses.
“Una burla todo esto de las calificadoras. Sin embargo, todavía quedan esos remanentes, ¿no?, toda esa información que utilizaban para manipular en las épocas del neoliberalismo, neoporfirismo, y sigue habiendo los columnistas y expertos engañando”, recriminó.
El viernes pasado, la calificadora Moody’s Ratings modificó la perspectiva de la nota de deuda de Petróleos Mexicanos (Pemex), de una estable a negativa, aunque mantuvo en B1 la calificación, sí incide sobre la captación de recursos que serán más caros para la paraestatal que se había beneficiado de tasas más bajas en recientes emisiones de deuda, no por una mejor calificación, sino por la caída de los réditos a nivel global.
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Una semana atrás, Fitch Ratings, otra de las empresas que determinan el grado de riesgo en la adquisición de deuda de grandes firmas, así como de gobiernos, modificó de BB- a B+ con perspectiva negativa, y se espera que Pemex limite aún más los financiamientos de bancos, de inversionistas y de proveedores, lo que traerá problemas financieros a una de las fuentes de ingresos del Gobierno, pero también la que contribuye con los pasivos más onerosos de la Administración Pública.
Las calificadoras consideran que Pemex está limitada para enfrentar los vencimientos de deuda de este año por cuatro mil 600 millones de dólares, y por 10 mil 900 millones para 2024, y que el gobierno del presidente López Obrador no podrá apoyarla, por lo que se tendrán que refinanciar esos pasivos, lo que expondrá a la empresa mexicana a mayores gastos por intereses que estresarán los flujos de efectivo.
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