Luego de que mayo pasado cerró como el mes con más homicidios en lo que va de 2022, la percepción de inseguridad en el país refleja desde septiembre de 2021 una tendencia en aumento. Y para el segundo trimestre del año dicha percepción llegó a un índice del 67.4%, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del Inegi.
Esta mayor apreciación de inseguridad aqueja mayormente a las mujeres, pues durante junio pasado, un total de 72.9% de las mujeres mayores de 18 años encuestadas refirió sentirse insegura en la ciudad donde viven, por encima de un 60.9% en el caso de los hombres.
Al mismo tiempo, la percepción de efectividad de las autoridades encargadas de garantizar la seguridad pública volvió a decaer, tras una tendencia que ha venido a la baja desde septiembre de 2021.
Aunque en años anteriores la percepción sobre un “muy” o “algo efectivo” desempeño de las instituciones de seguridad afectaba principalmente la apreciación de corporaciones locales, como las policías estatales y municipales, tras un repunte generalizado de marzo de este año, esa apreciación de buen desempeño ha venido a la baja tanto para las policías como para las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional.
La actualización de la ENSU indica que la percepción de efectividad de las autoridades ha decaído al grado de que en junio la Guardia Nacional se ubicó como la institución con la mayor diminución, al pasar de un índice del 73.6, en marzo de este año, y para junio bajó a un 70.0%; seguida del declive que reflejó la percepción de desempeño del Ejército con una baja de más de dos puntos porcentuales, al pasar de una percepción de efectividad del 83.4 a 81.3 por ciento en el mismo lapso.
Respecto a la percepción de inseguridad para los próximos 12 meses, el 34.6% de las personas encuestadas por el Inegi consideró que la situación seguirá igual de mal, mientras que el 28.5% señaló que la situación empeorará.
Un indicador que evidencia una mayor sensación de inseguridad en la población resulta el que durante el segundo trimestre del año el 54.8% reconoció haber modificado sus hábitos, en cuanto a llevar consigo pertenencias de valor, como joyas, dinero o tarjetas de crédito, ante el temor de ser víctima de algún delito.
Esta percepción también se reflejó en una mayor atestiguación de conductas “delictivas o antisociales”, tales como consumo de alcohol y vandalismo (como grafitis y daños), hasta delitos como robos, asaltos, venta de drogas, huachicol, disparos, así como presencia de bandas violentas y pandillas.
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