El Estadio Internacional Jalifa fue el escenario del primer partido de la fase final de esta Copa del Mundo. Esta edición del Mundial nos ha traído partidos espectaculares, y como era de esperarse, los octavos de final no fueron la excepción.
Dos equipos vibrantes se enfrentaron en un duelo a muerte. Por un lado, Estados Unidos buscaría regresar a los cuartos de final después de 20 años, mientras que los Países Bajos buscarían continuar con su invicto y buena racha que han mantenido hasta ahora.
El partido empezó con unos yankees muy propositivos, pues tan sólo en los primeros minutos del juego, Christian Pulisic, estrella del Chelsea, tuvo una oportunidad clara frente al portero. Sin embargo, titubeó y mandó un disparo muy flojo al costado del arquero.
El equipo estadounidense seguía siendo muy ofensivo, pero los laterales y mediocampistas rivales parecían entenderse muy bien. En los ataques, un armado con rápidos y poderosos contragolpes partían por completo a los estadounidenses. Dos simples triangulaciones fueron suficientes para que Dumfries otorgará a Depay un penal en movimiento que mandó a guardar al ángulo inferior.
Aunque los estadounidenses nunca bajaron la cabeza, otro dardo envenenado de Dumfries provocaría el segundo gol de Países Bajos al término del primer tiempo. Al segundo tiempo buscó una reacción: Reyna, talentoso jugador del Borussia Dortmund, entró a la cancha por Jesús Ferreira. No obstante, la esperanza no volvió hasta el minuto 75, cuando en un centro, Wright, remató de manera muy extraña con lo que consiguió la anotación.
Lamentablemente, el sueño americano no duró mucho, pues la Naranja Mecánica siempre se mostró ofensiva y con hambre de más goles.
Es por eso que a los pocos minutos, el mismo Dumfries firmó el 3-1 y con él, la victoria de Países Bajos.