Durante una cumbre organizada por el Instituto Milken a Abu Dhabi, el expresidente George W. Bush estimó que “hay pruebas bastante claras de que los rusos interfirieron” en las elecciones de 2016 en Estados Unidos, del caso conocido ante la opinión pública como Rusiagate.
Aunque no nombró de manera explicita a Donald Trump, Bush dio muestras de críticas contra las decisiones del presidente en asuntos de inmigración y de acercamiento con Rusia.
“Hay pruebas bastante claras de que los rusos interfirieron”, soltó el expresidente y trató de matizarlo al añadir “que si tuvieron efecto en el resultado es otra cuestión”.
Bush también dijo que es problemático que una nación extranjera esté implicada en las elecciones de Estados Unidos y que la democracia sólo es buena si la gente confía en los resultados.
Aunque Trump ha negado varias veces cualquier “colusión” con Rusia, así como de sus colaboradores cercanos, en estos momentos el Fiscal especial Robert Mueller, está encargado de la investigación sobre los nexos entre el equipo de campaña del magnate y rusos.
Bush, quien calificó al presidente Vladimir Putin de resentido, advirtió que su injerencia en otros países es porque le molesta la caída de la Unión Soviética. Por lo tanto, muchos de sus movimientos (son) para recuperar la hegemonía soviética”.
En el asunto de las relaciones exteriores, Bush insistió en la necesidad para EU mantener alianzas con otros países, mencionando entre otras la OTAN, en periodo de alto peligro par el TLCAN. FR